La fuerza sindical influye en las condiciones de los trabajadores
Los sindicatos españoles crecen en afiliados por tercer año consecutivo. En los ejercicios de 2016, 2017 y 2018 los sindicatos recuperaron la senda perdida en los años más agresivos de la crisis, cuando la afiliación bajó de una forma muy notable debido en parte a la gran pérdida de puestos de trabajo, y a la pérdida de crédito tras la salvaje reforma laboral del PP, basada en la anterior del PSOE.
La mejora del empleo en contratación, que no en calidad, ha traído consigo el incremento de mas de 80.000 nuevos afiliados, pero los números están muy lejos de las cantidades que se manejaban en el periodo anterior a la crisis.
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Los cuatro sindicatos mayoritarios en España son UGT, CCOO, CSIF y USO. Superada la pérdida masiva de afiliación de los años 2009-2010, los sindicatos deben ponerse en faena para recuperar el crédito perdido durante estos aciagos años. Hoy en día sigue siendo un tema controvertido el de la afiliación sindical, la pérdida de confianza en estos estamentos debido a los múltiples casos de corrupción y algunos escándalos, han llevado al respetable a no confiar en los mismos.
Ahora bien, es evidente que los sectores en los que la afiliación sindical es superior al 70%, las condiciones laborales son ostensiblemente mejores. La organización sindical a nivel local en los centros de trabajo llevado a estamentos superiores, suele ser un buen cóctel para una mejora de condiciones.
La organización de los empleados a la hora de reivindicar sus derechos y luchar por conseguir nuevos, no siempre va ligada a los sindicatos mayoritarios, pero siempre va unida a una alta afiliación sindical. Los funcionarios en sus diversos sectores tienen un nivel de afiliación que supera el 98% y por ejemplo, en el sector de la estiba alcanza el 100%.
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Cuando se convoca una huelga en mi sector, el estibador, siempre suele ser por el consenso entre la fuerza mayoritaria a nivel nacional -Coordinadora CTM- y las minoritarias, siempre conscientes que se busca lo mejor para el sector. Las huelgas siempre la secundan en su totalidad los empleados.
Curiosamente estos sectores con una alta afiliación: profesorado, bomberos, taxistas, estibadores… Son tildados de privilegiados. La lucha sindical y las huelgas conllevan unas pérdidas retributivas que son más notables en conflictos de larga duración, pero que casi siempre llevan a muchos años de estabilidad y mejores condiciones.
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A nivel nacional debemos trabajar mucho más para exigir, por ejemplo y de una vez ya, la derogación de las reformas laborales del PP y del PSOE, pero es igual de cierto que sin la participación a nivel local esa tarea es ardua y tiene muy pocas posibilidades de éxito.
Esperar sentado a que los sindicatos hagan el trabajo, es nunca mejor dicho, trabajo perdido. Es fundamental que estemos sindicados, que estemos organizados en nuestros sectores y solo a partir de ahí seremos capaces de cambiar las cosas de verdad. Cuando hablamos de fuerza sindical hablamos de unión, de organización, de lucha y cuando llegue ese día, todos seremos de verdad unos “privilegiados”.