La ausencia de Pablo Iglesias ha revelado el punto flaco de Podemos, el hiperliderazgo
El máximo dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, ha vuelto a la vida política concediendo una entrevista a Telecinco. En ella ha hablado sobre la actualidad política y especialmente sobre cómo han llevado él y su pareja Irene Montero la maternidad. Sus mellizos nacieron cuando el embarazo contaba solo seis meses.
Pablo iglesias fue preguntado por la salud de sus mellizos, a lo que respondió que “por suerte, nuestros hijos están mucho mejor. Quiero dar las gracias a los profesionales de la sanidad pública, especialmente a los del Gregorio Marañón“. El Secretario general de Podemos insistió en alabar la sanidad pública y a todos los profesionales que la conforman: “no sabemos lo que tenemos con la sanidad pública. Más importante para un país que cualquier bandera o himno, es tener un sistema de sanidad universal, y eso es lo mejor que tiene España, una sanidad pública preparada para atender cualquier eventualidad”.
Durante la entrevista se habló de los mensajes de apoyo que tanto él como Irene Montero han recibido no solo del ámbito privado, sino también de adversarios políticos como Pablo Casado, Albert Rivera e incluso del Rey. El líder de Podemos quiso dejar claro que “aunque nosotros somos republicanos, queremos agradecer esa llamada y todas esas llamadas de las fuerzas políticas de todo el espectro político del conjunto del Estado”.
En materia estrictamente política, y en referencia a los proyectos de futuro de Podemos, Iglesias habló de impuestos y de las exigencias al gobierno de Sánchez dejando claro que “pensamos que hay que bajar los impuestos a autónomos y a la gente más humilde haciendo que el IVA se reduzca para productos de primera necesidad”, sin obviar que “el problema que tenemos en España es que existen privilegios fiscales con los que hay que acabar”.
También anunció el principio de acuerdo con el gobierno para subir el IRPF a quienes cobren más de 10.000€ al mes o 140.000€ al año. Además se ofreció al PSOE para “cogobernar” desde el Congreso pero avisó de que eso implicaría llegar a acuerdos entre ambos.
Con respecto a Catalunya, Pablo Iglesias se ha mostrado muy crítico con Albert Rivera y Ciudadanos por su “irresponsabilidad” con el asunto de los lazos amarillos, reiterando que “defendemos el derecho de autodeterminación. Catalunya debe seguir en España pero deben ser los catalanes los que decidan”.
También se manifestó con respecto al rumbo de Podemos en ausencia de Iglesias y Montero: “Hay gente que dice que el problema de Podemos es Pablo Iglesias. Podemos está muy bien pero el problema es Pablo y que cuando no estamos, el problema también es Pablo e Irene“, y aclaró que “ni lo uno ni lo otro. Creo que es algo natural que cuando alguien tiene un hijo se pida una baja, eso hay que normalizarlo”.
A la pregunta de si la idea de Podemos se ha desdibujado o desinflado con la ausencia de Iglesias y Montero, el líder de la formación morada cree que “en Podemos tenemos que acostumbrarnos a que nadie es imprescindible, que tenemos a mujeres y hombres que pueden asumir las responsabilidades y lo han demostrado teniendo negociaciones de gobierno” y señaló que “en nuestra ausencia, se ha conseguido que los pensionistas cobren con arreglo a la subida del IPC”.
Al margen de todo esto queda claro que durante la ausencia de Iglesias y Montero, Podemos se ha diluido. Ejemplo claro lo encontramos en materia de inmigración, en donde todas las formaciones políticas se han pronunciado mientras que la formación morada ha guardado silencio. El modelo institucional de Podemos lo hace depender en demasía del personalismo de la figura de Pablo Iglesias. Siempre que haya ausencia de su líder, se producirá un enorme vacío y una falta de liderazgo ya que la gente que lo sustituye, con las mejores intenciones, no llenan. Porque el liderazgo creado por Iglesias no se llena de la noche a la mañana, y la formación morada no ha invertido recursos en asentar nuevos liderazgos fuertes que no hagan depender a Podemos de una sola persona.
Le orfandad temporal que ha vivido Podemos con las ausencias de su secretario general, se ha producido en un momento en que el partido está en caída y con un adversario político -el PP y Ciudadanos– en alza.
Quizá la mayor de las suertes que ha tenido Podemos es la coincidencia de dicha ausencia con los meses de julio y agosto. Pero se anticipa un problema mayor: septiembre, en el que se va a necesitar el liderazgo ya que todos los actores políticos tratarán de resituarse y el gobierno deberá pasar de las promesas a los hechos.