Radiografía musical: Alice Cooper
Alice Cooper lleva más de cincuenta años paseando su música, actitud, imagen y shows por escenarios de medio mundo. Durante ese tiempo ha ido quemando etapas con diferentes sonoridades y ha ido influyendo a un buen número de formaciones musicales con el paso de los años.
Alice Cooper es el nombre de una banda que fue liderada por Vincent Damon Furnier. Tras disolverse, el artista heredó el nombre artístico y así se le ha conocido desde entonces.
Entre el grupo y después en solitario, ha publicado veintiseis álbumes de estudio, más unos cuantos directos y material extra. Algo más de cincuenta años llenos de música y shows teatrales, los cuales han influido en multitud de bandas a lo largo de la historia.
Inicios en la música
Vincent Furnier comenzó en el mundo de la música a principios de los 60, cuando apenas era un adolescente, por medio de una banda llamada Earwigs. En 1965 el nombre cambia a Spiders, y la formación estaba compuesta además por Glen Buxton (guitarras), John Tatum (guitarras), Dennis Dunaway (bajo) y John Speer (batería). Poco después, a John Tatum lo reemplaza Michael Bruce y poco a poco van publicando algún material en formato single.
De forma efímera pasan a denominarse The Nazz y Neal Smith se encarga de sustituir a Speer en las baquetas. Al comprobar que había otra banda con el mismo nombre, se denominaron definitivamente Alice Cooper.
Primeros discos y desilusiones
En 1968, la banda nacida en Phoenix (Estados Unidos) decide viajar al estado de California y allí conocen a su manager Shep Gordon, y al señor Frank Zappa, quien los ficha para su sello Straight.
El primer álbum se llamó Pretties for You (1968). El cóctel sonoro contenía rock ácido y psicodélico, y consiguió aparecer muy tímidamente en la lista Billboard, aunque fracasó estrepitosamente.
Ni tan siquiera sus extravagantes conciertos fueron capaces de animar las ventas, y eso que lo intentó todo, incluso dar como verídica alguna que otra leyenda urbana.
Una de las más sonadas fue cuando Furnier, que ya se autodenominaba como Alice Cooper, al igual que la banda, lanzó al público una gallina, la cual fue absolutamente despedazada. En algunos medios se adornó la historia. Se llegó a contar que el líder le había cortado la cabeza a la gallina y se había bebido su sangre, algo que no sucedió. Sin embargo, Zappa lo llamó para preguntarle si era cierto. Obviamente, él lo negó, pero Frank le animó a alimentar el rumor.
Daba igual, el segundo disco fue un fracaso aún mayor, ya que Easy Action (1970) ni apareció por las listas.
La suerte de Alice Cooper comienza a brillar
Cuando el grupo comenzaba a estrellarse y a perder la poca reputación que había adquirido, deciden mudarse a Detroit (Michigan; Estados Unidos), una ciudad con una escena mucho más dura y atrevida, y en la que ya figuraban bandas como The Stooges o MC5, muy asociadas al proto-punk.
Tras comenzar a dar varios conciertos por la zona, conocen a Bob Ezrin y éste se ofrece a producir su próximo trabajo. Love It To Death (1971) supone un soplo de aire fresco bajo el marco de un hard rock sucio y brillantina glam.
El single “I’m Eighteen” se convierte en su primer éxito y anima las ventas del disco. Fueron aún mayores cuando la banda fue contratada por Warner Bros, ya que le dieron aún más publicidad al disco.
Un productor que es capaz de extraer lo mejor de la banda y un sello de mayor envergadura fueron factores, propiciaron el éxito de Killer (1971), potenciado por el single “Under my Wheels”. Un nuevo éxito en la mochila. Se certificó como disco de oro y ayudó a que el anterior también lo consiguiese, si bien es cierto que décadas más tarde, el ritmo de ventas propició que terminasen por alcanzar el platino.
Consolidación de la época dorada
Con una trayectoria consolidada y una buena reputación gracias a sus provocadores y teatrales directos, Alice Cooper comenzó a caminar sobre seguro. Los medios de comunicación denominaron “shock rock” a la combinación de música y espectáculo de directo. Este término es muy importante, ya que los convirtieron en pioneros de una combinación sonora y visual que con el tiempo influiría en bandas y artistas de diferentes subgéneros del rock y el metal.
Sin apenas descanso, aparece School’s Out (1972) para situarlos en el número dos y cuatro de los Estados Unidos y Reino Unido, respectivamente. Si bien es cierto que el contenido global es algo más débil, el empuje del single homónimo fue clave para el impacto comercial.
Aún así, lo mejor estaba por llegar. Billion Dollar Babies (1973), sexto álbum de estudio, se convierte en número uno de su país y del Reino Unido, y se convierte en un trabajo fundamental dentro de la carrera del grupo y posteriormente del artista solista. La alegría no se pudo extender mucho más, debido a que Muscle of Love (1974) no llega al nivel de los anteriores discos y el nivel de ventas se resiente, a pesar de obtener puestos altos en listas importantes.
Tras este álbum, el grupo se separa y se publica un grandes éxitos que obtiene una gran repercusión. Por su parte, Vincent Furnier comienza su carrera en solitario, pero lo hará bajo el pseudónimo de su antigua banda, Alice Cooper.
Por eso en la actualidad, para diferenciar una etapa de la otra, se denomina al grupo como la Alice Cooper Band.
Alice Cooper vuela solo
Su puesta de largo en solitario se grabó con los guitarristas Dick Wagner y Steve Hunter, el bajista Prakash John y el batería Pentti Glan. También contó con el apoyo de su productor de confianza, Bob Ezrin, y así, en 1975, apareció Welcome to My Nightmare, una obra más teatral, con carácter de ópera rock, pero enfocado hacia el hard rock y el glam del momento.
Había mucha expectación por ver si Alice sería capaz de mostrar todo su talento sin su banda, y vaya si lo consiguió. Fue un éxito en países como Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. La elección de los singles también había sido acertada, ya que “Department of Youth”, “Only Women Bleed” y la propia “Welcome to My Nightmare” se convirtieron en clásicos de su repertorio.
Después de este hito llegaría al mercado Goes to Hell (1976), con el que todavía mantendría cierto tirón gracias a canciones como “I Never Cry”. Lo cierto es que la propuesta parecía más amable y tenía un espíritu menos salvaje. No sólo eso, a partir de aquí y hasta finales de la década de los 80, Alice Cooper caería en una profunda decadencia musical que le llevó a perder mucha popularidad.
Decadencia musical
Tras el débil Lace and Whiskey (1977), dejó de trabajar con Bob Ezrin y apareció el aceptable From the Inside (1978). Sin embargo, el artista viró su propuesta musical hacia la new wave fusionada con otros estilos en Flush the Fashion (1980), Special Forces (1981), Zipper Catches Skin (1982) y DaDa (1983), pero los resultados no fueron los esperados, ni por calidad ni por trascendencia en el mercado. Curiosamente, Alice no recuerda nada sobre la gestación de estos discos, puesto que estuvo atrapado por el alcohol y otras sustancias, llevándolo a padecer una cirrosis hepática de la que tuvo ser hospitalizado.
Tras un tratamiento de desintoxicación y manteniéndose sobrio -y hasta el día de hoy ha permanecido así-, Alice Cooper decide volver a los parámetros del hard rock en Constrictor (1986) de la mano del sello MCA Records. Para ello recluta una nueva formación, que ya de por sí fue variando en anteriores años, con Kane Roberts a las guitarras y tocándolo prácticamente todo, Donnie Kiselbach y Kip Winger al bajo, Paul Delph a los teclados y David Rosenberg a las baterías junto a otros músicos acreditados como colaboradores.
Las ventas aumentan aunque el disco no convence, si bien los singles “Teenage Frankenstein” y “He’s Back (The Man Behind the Mask)” consiguen cierta repercusión.
En su empeño por volver a la popularidad de antaño, lo intenta esta vez en Raise Your Fist and Yell (1987), con el que se mantiene estable, pero no logra remontar el vuelo del todo. La formación varía con la entrada de Paul Taylor (teclados) y Ken Mary (baterías).
La resurrección esperada
A la desesperada, Alice Cooper decide contar con los servicios de Desmond Child, un productor y compositor que ayudó a escribir numerosos hits a varios grupos, siendo reconocibles incluso para el gran público.
Bajo su dirección se gestó Trash (1989), editado por el sello Epic. El álbum es un encomiable ejercicio de hard rock melódico con clara tendencia a los estribillos irresistibles. En él, la formación cambia de nuevo por completo puesto que esta vez cuenta con John McCurry (guitarras), Hugh McDonald (bajo; después en Bon Jovi), Bobby Chouinard (batería) y Alan St. John (teclados) para respaldarlo como banda acompañante. Además se rodea de una serie de lujosas colaboraciones como las de Steven Tyler (voces; Aerosmith), Jon Bon Jovi (voces; Bon Jovi), Kip Winger (voces; Winger), Joe Perry (guitarras; Aerosmith), Richie Sambora (guitarras; Bon Jovi), Steve Lukather (guitarras; Toto), Kane Roberts (guitarras), Tom Hamilton (bajo; Aerosmith) y Joey Kramer (batería; Aerosmith), entre otros.
El disco fue un rotundo éxito. Ocupó puestos altos de las listas de diversos países y vendió muchísimas copias. Sus singles, sobre todo “Poison”, se convirtieron en clásicos del músico.
Como la fórmula funcionó, quiso repetir éxito en Hey Stoopid (1991), y la verdad es que no le fue nada mal. Volvió a cambiar la formación y contó también con jugosas colaboraciones como las de Slash, Joe Satriani, Steve Vai, Vinnie Moore, Mick Mars, Nikki Sixx, Ozzy Osbourne, etc.
The Last Temptation (1994) fue su último esfuerzo en la década de los 90. No se desmarca del hard rock, aunque esta vez tiene un perfil más oscuro y la producción está actualizada a los tiempos.
Los 2000 esperan al rey del shock rock
La entrada en la década del 2000 supone nuevos cambios para Alice Cooper. Firma por una compañía más pequeña como es Spitfire, con la cual edita Brutal Planet (2000), un álbum de hard/heavy metal en el que introduce elementos del rock industrial.
Las nuevas tendencias musicales hacen que no tenga repercusión, pero es un disco interesante dentro de su catálogo. Le sucede lo mismo con el posterior Dragontown (2001).
A partir de aquí y con un respeto sobradamente ganado, sigue variando a sus músicos acompañantes mientras va espaciando sus nuevas entregas en el tiempo. Eso sí, volvería a explorar el hard rock de corte más clásico con algunas concesiones y guiños a su pasado en The Eyes of Alice Cooper (2003), Dirty Diamonds (2005), el crudo Along Came a Spider (2008), la segunda parte de uno de sus trabajos más míticos con Welcome 2 My Nightmare (2011), y el más reciente Paranormal (2017).
Ninguno de estos últimos discos forma parte de su repertorio más logrado. Eso sí, la experiencia adquirida y su talento le han permitido seguir al pie del cañón manteniéndose a buen nivel. Recordemos que a día de hoy tiene nada más y nada menos que 71 años.
Otros proyectos, legado…
A destacar también el proyecto en el que Alice Cooper se ha involucrado en los últimos tiempos. Se llama Hollywood Vampires y junto a él militan Joe Perry (Aerosmith) y Johnny Depp. También ha colaborado con Avantasia, Guns n’ Roses, etc.
Un artista con una de las carreras más longevas de la música. Ha conseguido trascender a lo largo de todas las décadas en las que ha estado presente, aunque hay que destacar que su época dorada fue la primera mitad de los 70, más una segunda etapa entre finales de los 80 y principios de los 90, donde regresó a la élite con una propuesta más melódica. Bandas como Rammstein o Marilyn Manson, con sus propuestas teatrales en directo, le deben muchísimo a este señor.
Discografía seleccionada (Top 6)
6. School’s Out (Warner Bros; 1972)
La banda Alice Cooper había conseguido enderezar el rumbo con la entrada de la década de los 70. Varios de esos discos son a día de hoy clásicos del rock. Ahora bien, el que los llevó a la fama en aquella época fue School’s Out. Aunque no posee la grandeza de sus antecesores Love It To Death y Killer, les reportó su primer número 1 en Canadá, su mejor puesto hasta ese momento en los Estados Unidos, y un fantástico número 4 en el Reino Unido.
Fue producido por el legendario Bob Ezrin, y contiene uno de sus himnos más representativos: la homónima “School’s Out”. Fue el único single del mismo, y en esa categoría también consiguió el número 1, aunque esta vez en el Reino Unido.
El resto no está a la misma altura, pero contiene pildorazos como “Public Animal #9” o “Gutter Cat Vs. The Jets”.
Canciones destacadas: “School’s Out”, “Loney Tune”, “Gutter Cat Vs. The Jets” y “Public Animal #9”.
5. Trash (Epic; 1989)
Tras demostrar que podía desenvolverse perfectamente en solitario, llegó una crisis a nivel personal y creativo que le restó popularidad en buena parte de la década de los 80. Sin embargo, Alice Cooper la despidió por la puerta grande gracias a Trash, un álbum en el que se alía con el productor y compositor Desmond Child. Así, junto a un amplio elenco de lujosas colaboraciones, realiza una de sus obras más accesibles y brillantes en cuanto a melodías se refiere.
Todo está perfectamente medido para que pueda agradar desde las primeras escuchas al oyente del hard rock más pegadizo y, porque no, también al consumidor de música más mainstream. Está repleto de efectivos riffs de guitarra, solos incendiarios, líneas vocales extraordinarias, estribillos irresistibles y fantásticos coros. El mayor ejemplo es el himno llamado “Poison”.
La resurrección de Alice había llegado y le duraría unos cuantos años más. Consiguió el disco de platino en varios países.
Canciones destacadas: “Poison”, “House of Fire”, “Only My Heart Talkin'” y “Bed of Nails”.
4. Love It To Death (Straight, Warner Bros; 1971)
El salto cualitativo que la posteriormente conocida como la Alice Cooper Band dio en este disco con respecto a los dos anteriores fue abismal. La llegada del productor Bob Ezrin fue determinante, pero también la perfección de los elementos más personales de su música, y una inclinación importante hacia el hard rock y el glam para dejar a un lado la vertiente más ácida y psicodélica.
Love It To Death aporta el primer gran clásico de la banda, “I’m Eighteen”, pero está bien arropado por segundas espadas como la inicial “Caught In A Dream” o “Ballad of A Dwight Fry”.
Hay energía, incursiones en el ocultismo, melodías oscuras, pero también momentos más melódicos. Tras el fichaje por Warner Bros, reeditaron el disco al instante, recibieron mayor apoyo promocional y llegaron al disco de oro. A día de hoy ha alcanzado el platino.
Canciones destacadas: “Caught In A Dream”, “I’m Eighteen”, “Second Coming” y “Ballad of A Dwight Fry”.
3. Welcome To My Nightmare (Atlantic; 1975)
El debut en solitario de Alice Cooper trajo consigo una obra ambiciosa llamada Welcome To My Nightmare. Se trata de una ópera rock que vuelve a incrustarse en el hard rock y el glam, pero se deja querer por otros sonidos como el cabaret de tonalidades más oscuras y el art rock.
Bob Ezrin vuelve a ser su fiel escudero en la producción, la cual pierde parte del sonido más crudo para volverse más refinado. Es un hecho que se puede percibir precisamente en los tres singles que se extrajeron: “Department of Youth”, “Only Women Bleed” y “Welcome to My Nightmare”. Los tres temas forman parte de la lista de éxitos del autor, incluso contando con lo realizado con su banda.
Esta madurez compositiva le dio aire y le reportó unas magníficas ventas.
Canciones destacadas: “Welcome to My Nightmare”, “The Black Widow”, “Only Women Bleed” y “Department of Youth”.
2. Killer (Warner Bros; 1971)
Meses más tarde de la publicación del magnífico Love It to Death, aparece en escena este flamante Killer, la confirmación de la mejoría manifiesta y del paso adelante dado por la banda.
Incluso puede parecer más completo que su antecesor, ya que además de ofrecer clásicos de relumbrón como “Under My Wheels”, “Halo of Flies” o “Desperado”, alberga otras composiciones como “Be My Lover”, “Dead Babies” o “Killer” que, a pesar de no poseer tanta fama, mantienen el álbum a un nivel sobresaliente.
Killer todavía llegó más lejos en las listas de éxitos y fue el encargado de allanar el camino para otros maravillosos trabajos que triunfarían posteriormente. Por si fuera poco, a la calidad de los discos les secundaban unos conciertos absolutamente provocadores y teatrales que décadas más tarde tratarían de emular otros artistas.
Canciones destacadas: “Under My Wheels”, “Halo of Flies”, “Desperado” y “Dead Babies”.
1. Billion Dollar Babies (Warner Bros; 1973)
Probablemente el álbum más logrado de Alice Cooper. Publicado tras varios trabajos consecutivos de magnífica calidad, Billion Dollar Babies va todavía más lejos y, con una producción mucho más lujosa y menos áspera, despliegan toda su creatividad en un puñado de composiciones que quitan el hipo. El disco inicide en un hard rock fusionado con el glam mientras los textos se muestran viscerales y sarcásticos.
En el apartado instrumental estamos ante una banda a pleno rendimiento, y eso que por momentos estaba enfrentada, motivo por el cual poco después terminaría disolviéndose. Hay varios hits que se convirtieron en clásicos, como “Hello Hooray”, “Elected”, “Billion Dollar Babies”, “No More Mr. Nice Guy” o “Generation Landslide”.
Fue el único disco de Alice Cooper, tanto con la banda como en solitario, en llegar al número 1 en Estados Unidos y Reino Unido.
Canciones destacadas: “Hello Hooray”, “Billion Dollar Babies”, “No More Mr. Nice Guy” y “Generation Landslide”.
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