La televisión en España, al igual que en el resto de Europa, nació como parte de una iniciativa pública que otorgaba al Estado un régimen monopolista de lo que el decreto del 22 de noviembre de 1935 denominaba “radiodifusión por imágenes”. Aunque este decreto ya contemplase esta posibilidad, no fue hasta una década más tarde, en 1948 cuando comenzaron las primeras pruebas experimentales de televisión en España. Pruebas que fueron realizadas desde el Palacio de Cristal de Barcelona durante una Feria de Muestras celebrada aquel mismo año.
Esta primera toma de contacto, aunque nimia, inauguró la televisión en España partiendo de un interés cultural, pues lo que fue grabado en aquel momento fue la voz de la soprano María de los Ángeles Morales interpretando “Aria de la locura” de la ópera “Lucía de Lammermore” de Donizetti. Además, la segunda emisión de prueba, realizada en Madrid un 16 de junio de 1949 consistía en la retransmisión de una corrida de toros, lo que en aquel entonces –e incluso por algunas personas de hoy en día- era considerado como un contenido cultural.
A pesar de todos estos antecedentes, la primera emisión regular de TVE no se produjo hasta aquel simbólico 28 de octubre de 1956. Desde un local de la Avenida de La Habana (Madrid), los técnicos de RNE emitieron para 3000 receptores de Madrid contenidos que variaban entre entretenimiento e informaciones institucionales. Cabe destacar que esta primera emisión se realizó con el mismo equipo Philips que había sido utilizado para la demostración del Palacio de Cristal de Barcelona.
La aparición de los primeros contenidos culturales
Durante esta primera retransmisión fue emitida en directo una actuación de coros y danzas de la Sección Femenina y el documental “Blancos mercedarios”. Ambos contenidos culturales, pero arraigados a la ideología falangista que representaba la esencia del régimen de Francisco Franco. Además, en las emisiones regulares de los primeros días que duraban desde las 21:00 hasta las 24:00 no había apenas espacio para la cultura.
Según indica el profesor Rodríguez Pastoriza en su libro “Periodismo cultural”, en el cual baso la información de este artículo, los primeros programas culturales durante la España de postguerra serían adaptaciones de obras de teatro, tal y como sucedía con los contenidos culturales de radio, donde las representaciones teatrales estaban muy presentes. Sin embargo, y como cabría esperar, televisar las representaciones era una mejoría simbólica a la hora de retransmitir teatro, lo cual tuvo que llevar a la radio a adaptarse y buscar nuevas fórmulas para sus contenidos de cultura.
Las primeras obras adaptadas que salieron en televisión estaban dirigidas por Juan Guerrero Zamora y realizadas por Bernardo Ballester y se basaban en obras clásicas como las de los hermanos Álvarez Quintero o incluso algunas más internacionales como Antes del desayuno de Eugenio O´Neil. Más tarde, cuando la periodicidad de emisión se fue regularizando, existió un espacio propio para estas representaciones dentro de un programa llamado “Teatro Apolo”, emitido desde el Teatro Apolo de Madrid.
Durante esta primera década van a ser muy frecuentes las adaptaciones de textos literarios: novelas, biografías de grandes personajes de la historia, del arte y de la cultura y, por supuesto, teatro. Las series noveladas y la difusión de obras literarias emitidas a través de televisión van a producir una revolución cultural semejante a la que produjo la invención de la imprenta en el siglo XV y a cambiar para siempre el panorama cultural español. La televisión elevó a la categoría de entretenimiento las grandes obras literarias, lo que supuso un método de difusión del aprendizaje y la cultura muy importante. El cuidado por adaptar las imágenes e interpretaciones de las obras de un modo llamativo y artístico consiguió elevar a grandes obras de la literatura a la categoría de entretenimiento de masas.
Este éxito de formato es el que permitió que en el año 1960 aparecieran las primeras emisiones de novelas por capítulos. Domingo Almendros dirigía y realizaba sus propias adaptaciones de obras como Mariona Rubull, Los cipreses creen en Dios o La paz empieza nunca. El teatro, por su parte, contaba ya con su propio espacio llamado “Gran teatro” con Guerrero Zamora al frente.
Este apogeo de la cultura producido gracias a la fusión de imágenes, música, interpretación y riqueza audiovisual en general derivó en que ya no solo fuesen necesarios espacios para emitir contenidos culturales, sino que fue necesaria la creación de programas de información cultural para reforzar el poder informativo sobre el universo cultural del momento.
Los primeros informativos culturales comenzaron a emitirse en TVE a partir de 1958, programas que contaban con la colaboración de periodistas de La Estafeta o literaria o la Editora Nacional y que, más allá de su afán por difundir la cultura, tenían como prioridad exaltar los valores políticos de la era franquista. Por lo tanto, contenidos críticos o desarraigados sobre obras o autores polémicos eran mayoritariamente omitidos para dejar paso únicamente a expresiones acordes con los valores del régimen.
La consolidación de los programas culturales: “Tengo un libro en las manos” y “Universidad TVE”
En 1959 apareció uno de los espacios más relevantes de la cultura española de aquella época. Hablamos de “Tengo un libro en las manos”, espacio considerado como la primera experiencia de un programa informativo cultural en TVE. “Tengo un libro en las manos” estaba dirigido e ideado por Luis de Sosa, catedrático de Teoría Política de la Universidad de Madrid que ha pasado a la historia por ser uno de los primeros intelectuales interesados y conocedores del poder de los medios audiovisuales a la hora de propagar la cultura. El programa consistía en la reseña y comentario sobre un libro por parte del profesor y en una posterior escenificación de un fragmento de la obra elegida.
Contemporáneo a “Tengo un libro en las manos” fue el espacio “Fomento de las artes”. Ambos programas eran complementarios y se puede decir que lograron cubrir los contenidos culturales de esta primera etapa de la televisión.
A finales del año 59, el propio profesor Luis de Sosa compatibilizó la dirección y presentación de “Tengo un libro en las manos” con la de un nuevo programa cultural: “Universidad TVE”. En él, catedráticos universitarios, artistas, creadores y profesionales de la cultura se reunían por primera vez delante de una pantalla para tener charlas, coloquios y debates de interés cultural, filosófico, científico y artístico. Colaboradores habituales de este espacio fueron el especialista en literatura española Luis Morales Oliver, el matemático Ángel Vegas, el físico Luis Bru o el ingeniero electrónico Joaquín Sánchez Cordovés, entre otros muchos expertos en diferentes temáticas.
Posteriormente, aparecerían dentro del programa otros nombres simbólicos como Adolfo Muñoz Alonso, comentarista político de los telediarios, José Camón Aznar o profesores como Enrique Fuentes Quintana –que hablaba sobre el desarrollo económico de España-, Carlos Ollero –quien disertaba sobre Principios y formas políticas, Antonio de Luna –que hablaba sobre Derecho Internacional- o el ministro franquista Manuel Fraga Iribarne –que tenía su propio espacio sobre el Estado y las formas de convivencia.
El polifacético Luis de Sosa fue, además, guionista para series de televisión durante estos años. Series como ´”Diego de Acevedo”, basada en la figura ficticia de un hombre que había combatido al lado de los españoles para hacer frente a los franceses durante la Guerra de Independencia. La serie estaba dirigida por Ricardo Blasco y protagonizada por Paco Valladares y Emilio Gutiérrez Caba. Como podemos ver, estos productos televisivos tenían como objetivo exaltar el nacionalismo español y la figura del héroe bélico patriota.
La aparición de nuevos programas culturales: “Prosa e imagen” y “Poesía e imagen”
A finales de los años 60, aparecieron en parrilla programas tales como “Los libros”, de periodicidad semanal, emitido de lunes a viernes a las 20:15 y de aproximadamente 15 minutos de duración. Este espacio, dirigido por el escritor y catedrático de Filosofía José Artigas, era definido por “El anuario de la Radio Televisión Española 1969” como “promotor de la lectura”. “Los libros” sucedía a otro espacio cultural, “Las artes”, programa dirigido por Enrique Azcoaga de la misma duración. Otros programas culturales emitidos durante esos mismos años fueron “Poesía e imagen”, “Prosa e imagen”, “Música e imagen” y “Arte e imagen”.
“Poesía e imagen” tenía también una duración de un cuarto de hora y era emitido los domingos a las 22:00 h. Este programa estaba centrado en la poesía española de la Edad Media, Renacimiento, Siglo de Oro y Romanticismo junto con los mejores poemas de la época contemporánea. Según la filosofía del propio programa, la calidad de la lírica era lo único que importaba a la hora de escoger una creación para poder ser recitada acompañada de imágenes evocadoras.
No obstante, como era de esperar y como sucede con todos los espacios de poesía hasta la época actual, este género no encontró un gran aliado en la televisión a pesar de las amplias posibilidades artísticas de la fusión de los versos con imágenes. Programas posteriores tales como “El alma se serena”, “El poeta en su voz” (1988) o la serie “Abierto en el aire” sobre la vida de Rafael Alberti solo lograron la fidelidad de unos pocos seguidores.
En lo referido a “Prosa e imagen”, programa emitido los miércoles a las 22:00h de 6 minutos de duración, se trataba de un programa de similar línea a “Poesía e imagen”, pero basándose en la narrativa y el ensayo. Al igual que su homólogo en lírica, “Prosa e imagen” combinaba textos de autores actuales con fragmentos de grandes obras de la literatura española de todas las épocas.
La apertura de los años 70: una mayor presencia femenina
A comienzos de los años 70 los programas culturales se caracterizaron por ser efímeros y, en ocasiones, contar con varias etapas y nuevos intentos. Un ejemplo de esto es el programa “Libros hay que tener”, espacio que contó con una fase del año 1966 a 1967 y con una segunda oportunidad en el año 1970, con Elena Martí al frente –siendo la primera mujer en presentar un programa cultural en nuestro país-. Otros programas como “Galería” (1973) también le dieron la oportunidad a una mujer como presentadora, en este caso fue la mítica periodista Paloma Chamorro la que condujo este espacio dirigido por Ramón Gómez Redondo durante una primera etapa y por Fernando Méndez Leite durante la segunda.
Espacios como “Cultura 2”, de José Luis Cuerda o “Cultural informativo”, programa del año 1974 copresentado por su también director Joaquín Castro Beraza y Clara Isabel Francia permanecen a día de hoy en la memoria del espectador cultural de aquellos tiempos.
Uno de los programas más destacados de finales de esta década fue “Los escritores”, programa de periodicidad semanal y 25 minutos de duración emitido los martes a las 15:30 en La 1 presentado por Lola Martínez y dirigido por su también guionista único Mario Antolín. Grandes escritores pisaron el plató de este programa hasta convertirlo en un espacio de culto, algunos nombres de autores invitados a “Los escritores” fueron José Luis Castillo Puche, Gloria Fuertes, Antonio Buero Vallejo, Antonio Gala o Baltasar Porcel.
Sin embargo, antes de que “Los escritores” se emitiese por primera vez ya se había creado el que sin duda es el programa más simbólico y recordado de la historia cultural televisiva española: “Encuentros con letras”, programa que según los expertos no ha sido superado en calidad por ningún otro. El espacio era emitido en La 2 y duró desde el año 1976 hasta 1981. Se trataba de un gran programa cultural que combinaba reportajes, con crítica artística, invitados de honor, debates y noticias culturales.
Sobre él hablaremos en la próxima entrega de “La cultura y los medios”.