El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela se ha pronunciado de manera oficial: las elecciones presidenciales serán el próximo domingo 22 de abril. La fecha no es fruto de la casualidad, la escogieron el gobierno y la oposición en los diálogos por la paz que se están dando en República Dominicana.
Por parte del chavismo, el candidato será el líder del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Nicolás Maduro, quién ya ha recibido el respaldo de otras organizaciones del Gran Polo Patriótico (GPP, alianza electoral de la izquierda venezolana) como PODEMOS, Tupamaros y Unidad Popular Venezolana (UPV).
La oposición no tiene un candidato claro. Debido a la falta de unidad entre las filas de la Mesa de Unidad Democrática (MUD, alianza electoral de la derecha venezolana) no hay acuerdo para postular a un solo contendiente que los represente a todos. Por un lado hay quienes, como Ramos Allup de Acción Democrática (AD), quieren hacer un proceso de primarias. Otros no quieren participar para boicotear las elecciones y una tercera facción quiere imponer al empresario Lorenzo Mendoza.
La oposición viene de perder tres contiendas electorales seguidas en menos de un año, por lo que a cada momento que pasa sin tener un candidato, más se siguen acortando sus perspectivas electorales. Tras perder el pulso planteado a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) con un plebiscito con muy poco apoyo popular, ser identificada con las guarimbas y no poder sostener su estrategia de violencia tras la derrota ante la ANC, y perder por amplia diferencia las municipales y las regionales, está a punto de saltar por los aires.
Las consecutivas derrotas han puesto nerviosos a sus dirigentes, quienes confiaron en los sectores más radicales de la MUD para que sacasen del poder a Nicolás Maduro. Tras fallar ese camino violento, varios partidos de la coalición opositora prefieren volver al juego democrático, lo que choca con quienes sostienen que es mejor continuar con las guarimbas y la desestabilización. Un mal resultado en las presidenciales podría terminar con la unidad en las filas del antichavismo.