La confluencia de En Marea en Galicia vira su rumbo hacia una apuesta por mantener y profundizar la confluencia, tras realizar una durísima crítica sin precedentes a su líder Luís Villares, lanzada desde los partidos políticos y las principales mareas locales.
El Contexto
La confluencia en Galicia se había tornado más difícil desde las elecciones generales pasadas. Las diferentes visiones política de los partidos que componían la misma se fueron ampliando, y al final se pasó de una coalición electoral a un partido político al uso pero dejando fuera a Podemos y a Esquerda Unida, que no veían ese cambio con buenos ojos.
Las autonómicas consistieron en la primera oportunidad para En Marea como partido. Realizadas unas primarias al antiguo estilo de Ahora Madrid, es decir, favoreciendo la pluralidad, llegaron unos resultados electorales que convirtieron a En Marea en la segunda fuerza política de Galicia.
Fue después de esas elecciones cuando empezó a funcionar En Marea como partido político, momento en que surgieron los problemas. Esquerda Unida fue la primera organización en apartarse de ese camino, sin aspavientos ni grandes declaraciones, colaborando pero sin estar dentro del mismo. Podemos, con una lucha interna que lo mantenía dividido, tampoco participaba como tal, y las elecciones a órganos internos dejaron un panorama extraño con solo nacionalistas y algunas mareas locales dentro.
Luís Villares, cara electoral de En Marea, dio un giro en ese momento para ser elegido líder de la organización, traicionando a la alianza que conformó En Marea. Se hizo con el control apoyado por las listas minoritarias y estableció un nuevo objetivo: lograr la unidad del nacionalismo en un solo partido, dejando fuera a Podemos y a EU si fuera preciso.
En ese contexto empezaron las batallas internas. Por un lado las mareas locales eran consideradas “satélites” del gran partido En Marea, pero éstas, cada una con su nombre y su funcionamiento especifico, se negaron a ello, por lo que En Marea empezó a montar mareas alternativas a las ya existentes, como en Ferrol, donde la unidad que gobierna la ciudad llamada Ferrol en Común observó cómo En Marea por orden de Luís Villares creaba una nueva Marea contra la confluencia.
Por otro lado empezaron a pedir cuentas al grupo parlamentario de En Marea del Congreso, exigiendo que rindieran cuentas ante el nuevo partido conformado por Luís Villares, algo que solo aceptaron hacer los diputados del ala nacionalista. No fue el único problema. El hecho de que el grupo en el parlamento gallego fuera mucho más plural que la dirección ocasionó diferentes choques y problemas de funcionamiento. Por último la llegada de las europeas ocasionó un nuevo enfrentamiento, con En Marea dirigida por Luís Villares llegando a plantear competir contra Unidos Podemos.
Al acercarse la asamblea celebrada el pasado fin de semana, Podemos reconfiguró su espacio apostando por primera vez abiertamente por En Marea tras sus primarias internas. Este escollo superado a favor de la confluencia desencadenó a su vez una alianza y un acuerdo entre todos los críticos que señalaba a la asamblea como la más reñida desde la conformación de En Marea.
Los críticos habían decidido que esta asamblea era clave, cada voto era decisivo para darle la vuelta al rumbo del partido, que según el CIS es el único de los espacios de confluencia (Unidos Podemos, los comunes) que no solo no ganaba votos, sino que en el último mes ya había perdido a la mitad de sus votantes a causa de la situación interna.
La Asamblea
La asamblea empezaba a las 9:00 de la mañana pero no se conformó la mesa hasta la una de la tarde, lo que da una idea de la intensidad de la misma. Primero había que ganar cuestiones del regulamiento de la mesa. La gente levantaba la mano en un momento de participación sin precedentes que a buena hora de la mañana ya alcanzaba los 500 delegados, dos votaciones de los críticos encima de la mesa prometían dejar claro el rumbo de la asamblea. Entonces llegaron los resultados: empate. Se contaron 246 votos a favor frente a 246 votos en contra en una de las votaciones, en la otra importante 255 votos frente a 257 votos de los críticos. Los enfrentados a Luís Villares tenían la mayoría, pero más ajustada imposible.
Faltaba escoger la mesa del plenario y la tensión estallaba por momentos mientras seguía llegando gente y se seguía sin permitir el paso a una veintena de personas vetados por los oficialistas.
Desde el ElEstado.Net hablamos con algunas de estas personas que explicaban que se inscribieron durante los últimos días reglamentarios pero que por problemas técnicos de la web no habían podido formalizar su inscripción. Era el caso de Paz, una señora mayor que había intentado inscribirse pero la plataforma había dado error al subir las fotos de su DNI, y de otro señor que nos enseñaba el correo automático que En Marea le había enviado con el error técnico “ERROR 413 ao inscribirme En Marea“, había otro caso de una persona mayor que sencillamente no tenía teléfono -obligatorio para completar la inscripción- y nadie le había ofrecido una alternativa para confirmar que él era él (con un código que se envía al teléfono). La mayoría eran críticos que habían decidido participar en esta nueva etapa que parecía abrirse, y la mesa provisional no permitía su paso ni como oyentes. El pleno se paró.
Cuando se reanudó, las personas seguían vetadas sin poder pasar y tocaba elegir la mesa. Los escogidos por Luís Villares por un lado, las mareas principales, las mareas locales y los partidos políticos por el otro lado. Se levantaban las manos, la tensión era máxima, parecía igualado otra vez. Tres votos. Por tres votos de diferencia los críticos volvían a ganar. Aplausos, gritos de “Hai Marea” y “Si se pode” retumbaron en la sala.
La mesa era de los críticos, algunos oficialistas se marchaban de la asamblea al verla perdida, y esta nueva mesa planteaba votar para permitir o no la entrada a las personas retenidas en la puerta. Mientras que Luís Villares levantaba su papeleta delante de ellos vitando para impedir su paso -sin éxito-, la asamblea les permitía el paso entre aplausos.
A partir de ahí fue un rodillo de los críticos que cada vez eran más, y que solo perdieron aquellas enmiendas que no habían consensuado entre ellos relativas a la petición de primarias abiertas en vez de listas plancha cerrada como planteaba Luís Villares.
Faltaba la parte política con efectos prácticos; el “documento político” de Luís Villares frente a una enmienda a la totalidad muy crítica con el rumbo de En Marea actual, y pidiendo frenar el acoso y derribo a las mareas locales como Ferrol en Común. Con 271 votos a favor y tan solo 181 en contra Luís Villares se caía con todo el equipo justo cuando En Marea está al borde de nuevas elecciones a los órganos internos.
Faltaba el voto en urna para elegir a los miembros del comité electoral que vigilará el proceso de elección a los órganos internos del partido, y ahí finalmente los críticos se hicieron con tres cuartas partes del mismo tras utilizar un sistema de listas abiertas.
Consecuencias prácticas
Entre otras muchas cuestiones, las mareas locales ya no tendrán que preocuparse de competir con otras mareas, en las próximas elecciones europeas será más fácil la confluencia entre todos los actores políticos llamados “del cambio”, y los censos ampliarán el plazo para permitir inscribirse en las primarias a mucha más gente de la que estaba prevista por los oficialistas, que ya lo habían cerrado a pesar del tiempo que falta hasta las elecciones.