El gobierno del presidente Lenín Moreno tuvo que aligerar el peso del equipaje y reajustar la extensa gira que lo tendría 25 días fuera de Ecuador, en momentos de crisis e incertidumbre política.
En un comunicado, se informó que “debido al momento político por el que atraviesa el país y considerando que en los próximos días se prevé la designación del nuevo vicepresidente/a constitucional de la República, el presidente Lenín Moreno ha decidido acortar su visita a China y a Catar”.
El retorno será el 17 de diciembre, antes de la revisión de su periplo pensaba regresar el 2 de enero de 2019. Lo extenso del viaje, del cual no se tenían muchos detalles, pero sí muchas especulaciones, había generado serios cuestionamientos. Una de las críticas es sobre la utilidad de la gira, en la que va acompañado de su esposa, Rocío González, y de unas 30 personas.
“En la lucha contra la corrupción el primer paso de todo gobierno es ser transparente. Debe detallar el gobierno el número de la comitiva, los gastos, saber qué van a hacer. De esas 30 personas, quiénes las conforman y cuáles son las funciones de todas esas personas”, planteó Guillermo Lasso, máximo dirigente del movimiento Creando Oportunidades (CREO).
El político señaló que no recordaba un hecho similar en la historia del Ecuador. Otra de las críticas es que Lenín Moreno se ausente cuando no existe un vicepresidente en funciones, pues la Asamblea Nacional aceptó, la semana pasada, la renuncia de María Alejandra Vicuña, tras el escándalo por las denuncias de cobros a sus exasesores mientras se desempeñó como legisladora (entre 2009 y 2013).
“¡La Patria a la deriva! Es claro que a este tipo no le interesa el país. Nuevamente disculpas, pueblo ecuatoriano y Patria Grande”, cuestionó el expresidente Rafael Correa.
Lo cierto es que mientras el presidente Lenín Moreno esté ausente se sigue acumulando como una olla de presión demandas populares que han generado descontento por recortes para la educación general y universitaria, salud, mantenimiento de carreteras; también por la errática política hacia el campo; y la inconformidad de los sectores de transportistas (de pasajeros, transporte pesado y de servicio escolar).
El gobierno y su entorno más cercano han enfrentado la situación política con paños tibios por lo que no se descarta que el 2019 inicie con una gran conflictividad social. En tanto, al régimen el discurso de lucha contra la corrupción (que en realidad se ha usado como persecución política a Rafael Correa y sus aliados) ya luce desgastado.
Incluso algunos sectores que apoyaron a Lenín Moreno ya le empiezan a pedir cuentas de la famosa “cirugía mayor a la corrupción” que ofreció al inicio de su mandato.