La Copa del Borbón
Desearía que esta competición por mejor nombre fuese conocida como Copa de la República, o al menos como Copa de España, pero en fin… Tendremos que conformarnos con lo que hay. Son lentejas (de momento).
En cualquier caso, felicitémonos todos porque al menos esta aburrida competición ya no ostenta el ominoso nombre del general superlativo.
Y a lo que vamos, tras el malabarismo de las sospechosas bolas frías y calientes… ¡Ya tenemos aquí las semis!
Estos son los emparejamientos:
Real Betis Balompié, glorioso equipo de filigranas y arabescos, que a todo el mundo cae bien (excepto a sus paisanos del Sevilla). Esencias taurinas, de bulerías, con el incombustible Joaquín, que si está inspirado, como Curro Romero, merece la pena pagar la entrada solo para ver como la para. Y el timón Canales, futbolista muy grande, al que solo una maldita lesión privó en su día de ser hoy una referencia europea y mundial. Y además supermotivados porque la final se disputará en su estadio. Se dejarán el alma.
Se enfrentará al Valencia Club de Fútbol, eterno aspirante a ganarlo todo en septiembre, y casi siempre condenado a intentar aprovechar las sobras en febrero. Solo la infinita paciencia de sus seguidores con las nefastas directivas que durante lustros han tenido que soportar, explica que los admirables valencianos sigan apoyando al equipo de su tierra (quiero pensar que ya, metidos en estas lides, hasta los levantinistas).
Tal vez tan encomiable fidelidad tenga su explicación en el optimismo y la ilusión que transmite esa bendita tierra por la luminosidad del sol, la presencia del Mediterráneo, el olor a jazmines y azahar, y sobre todo que ellos tienen la fortuna de disfrutar, digamos de al menos una oportunidad más que el resto de ilusionarse.
A veces pienso que el hallazgo de las fallas deberían explotarlo los psiquiatras. Porque mientras al resto de los mortales las buenas intenciones de Nochevieja nos suelen durar hasta el dos de enero, ellos tienen la oportunidad, y lo tienen clarísimo, de manejar en su provecho la acción purificadora del fuego. Y a empezar de nuevo con renovado optimismo.
Que gane el mejor.
La otra semifinal, la bomba del sorteo:
Real Madrid contra el Var-celona.
No haré esta semana más sangre, no quiero cabrear a nadie y pido disculpas si alguien se siente ofendido por mis opiniones, pero vamos, es que el romance del Var con el Var-celona sigue erre que erre. Y no hay peor ciego que el que no quiere ver, como en otro sentido le pasa a Pep Guardiola, abocado al ridículo por no reconocer que lo blanco es… Blanco.
>>Var-celona<<
Lo que rabia el pobre cada primavera viendo la final de la Champions por la tele y que encima vuelve a ganar el mismo, haciéndonos recordar con sus ridículas declaraciones, casi, casi, a aquellos impresentables que habrían dicho: “ese equipo del que Vd. me habla“.
Hermosa semifinal, que puede ganar cualquiera (sobre todo si hay Var). El Barcelona tiene a Messi, que por si solo puede resolver un partido (y los dos), y tiene también a Busquet; desde la primera vez que lo vi jugar me quedé admirado de la perfección con la que controla todos los melones que le mandan, los transforma en una pelota reglamentaria, que defiende y guarda incluso entre tres contrarios sin despeinarse, como si ello fuese lo más fácil del mundo, a continuación se la entrega siempre al compañero mejor situado, y se ofrece rápidamente para que si lo necesitan, se la vuelvan a dar. Los que han jugado al fútbol seguro que coinciden conmigo.
Y el Madrid, pues mira, parece que no estaba muerto. Lo mismo Solari está llamado a repetir el ciclo Zidane. Esperemos. Con un Benzema que ha sabido desprenderse de la alargada sombra de Ronaldo, y está jugando el mejor fútbol de su vida, la buena noticia de Vinicius, la revelación de Llorente, la solvencia de Carvajal, y la jerarquía del mejor central del mundo, hacen a sus seguidores concebir esperanzas.
Lo que sinceramente no me agrada de este sorteo es que lo poco gusta y lo mucho aburre, y por desgracia se van a jugar dos Madrid- Barcelona en el Bernabéu en tan solo cuatro días. El partido de vuelta es el 27 de febrero y tan solo cuatro días después el partido de Liga. No nos dan tiempo a recuperarnos. Y a ver como se lo hacemos pasar a nuestras parejas, si no son futboleras.
Y a no enfadarse, el fútbol no es tan importante (o sí). Incluso a los intelectuales que nos consta siguen ElEstado.Net, les está permitida esta contradicción, ya que todos tenemos alguna (s). Un campo de fútbol es el mejor lugar para agitar banderitas y hacerte sentir durante una hora y media guardián de los muy respetables valores de tu pueblo (aunque ninguno o casi ninguno de los once sea del pueblo). Y luego se termina el partido y a otra cosa, mariposa.
Sí. Es cierto que el fútbol no resiste el menor análisis intelectual.
Pero… Pasa como con las fallas… ¡Qué buen invento y qué bonito es!
Que gane el mejor.
Firmado: El Madridista Irredento.