Siempre he tenido -y sigo teniendo- a Vicenç Navarro como un referente intelectual. De su faceta como politólogo aprendo cada día, guardando con especial celo dos textos suyos que abrieron mi mente, logrando desterrar tópicos que me mantenían en una mediocre concepción política sobre la izquierda estadounidense. Me refiero a Lo que la película Lincoln no dice sobre Lincoln y a Lo que no se dijo sobre Martin Luther King. Esos dos textos me ayudaron también a terminar de entender la brutal y sibilina manipulación mediática de la oligarquía.
Sin embargo, como jugador que soy, no puedo permanecer callado ante el último texto de mi admirado Vicenç Navarro, el de los videojuegos. Considero que el sociólogo catalán ha querido posicionarse de manera bienintencionada en la polémica surgida por las declaraciones de Blissy, sin tener ni idea del tema que estaba abordando. Se nota que ha consultado a algún amigo con algún sobrino o hijo que juega a videojuegos, y ha seleccionado lo que más le ha convenido para el discurso que quería expresar.
El problema es que no es posible abarcar un mundo tan vasto como el de los videojuegos, con un par de conversaciones y alguna búsqueda de Google hasta encontrar el estudio de la típica universidad extranjera que dice lo que se quiere oír. Al final, hablar de lo que no se sabe, y además sentando cátedra, lleva al ridículo y a una irremediable pérdida de credibilidad. Porque ya sabemos lo que cuesta ganarla y lo poco que hay que hacer para perderla.
Vicenç Navarro titula su texto de esta manera: “La promoción del neoliberalismo fascista a través de los videojuegos“. En los primeros párrafos hace un análisis muy acertado del contexto político actual y una explicación magistral sobre los sucesos que nos han llevado hasta aquí. Sin embargo todo se tuerce cuando expresa que “esta transformación ha sido muy acentuada en los medios audiovisuales y, de manera muy creciente, en la industria de los videojuegos, estos últimos orientados sobre todo hacia la infancia y la juventud, el tema principal de este artículo“.
Podría salir en los ranciofacts de Pedro Vera la parte final de la frase. La ya anacrónica concepción de que los videojuegos son para niños y jóvenes. Vicenç Navarro se debió quedar en los últimos años de los 80, cuando los videojuegos no tenían las narrativas complejas actuales, ni el diseño moderno de los personajes, ni la jugabilidad complicada de algunos títulos, ni los argumentos y escenas adultas con las que se cuenta ahora.
Al igual que en el cine, existen videojuegos para niños pequeños, para preadolescentes, jóvenes y adultos. No es lo mismo jugar al Cloud & Sheeps 2, en el que debes cuidar a unas ovejitas y hacer que llueva para tener los pastos bien cuidados, que hacerlo al The Witcher 3, con una narrativa adulta, un diseño de personajes con matices que no entenderán los menores de edad, y un argumento que cuesta entender por lo complicado que es. Además de ciertas decisiones morales que se deben tomar, apelando a la conciencia de los jugadores. Precisamente por eso, el juego ha sido clasificado para mayores de 18 años.
Vicenç Navarro continúa de esta manera: “un valor central que promueve esta cultura-ideología es, como acabo de indicar, el de la competitividad sin frenos, que se concreta en el objetivo de alcanzar mayor riqueza y mayores beneficios por parte del individuo que juega mediante el uso de todo tipo de intervenciones y comportamientos violentos y machistas, que han alcanzado unos niveles nunca vistos antes en cuanto a la intensidad de su crueldad y vileza“.
No sé a qué juegos habrá jugado Vicenç Navarro, pero también parece que se le escapa que estamos ante una ficción, ¿por qué no critica de esta manera películas en las que se viola, asesina y humilla para conseguir riquezas? Está claro ¿no? Porque no es real y todos sabemos separar la ficción de la realidad, ¿qué pasa con los videojuegos, que coger el mando anula ese límite? Si es porque niños pequeños juegan a títulos no apropiados para ellos, que sus padres vean la carátula del videojuego y hagan caso a la clasificación por edades. Pero no creo que un hombre o una mujer de, por ejemplo 18 años, mate en un videojuego a una mujer, y pierda sensibilidad ni empatía por sus semejantes.
Existen juegos competitivos, es cierto, pero la inmensa mayoría de ellos se juega en equipo para conseguir la victoria. En mi caso particular soy un gran fan de la saga Gears Of War, juego a la cuarta entrega numerada casi a diario. Voy en un equipo junto a cuatro compañeros, y nos enfrentamos a otros cinco. Me encanta matar enemigos con mi gnasher (escopeta), cooperando con mi equipo para vencer. Llevo desde 2009 jugando a este juego y nunca he matado una baja que no es mía, ni me he hecho con un arma del mapa si no he sido yo el que ha despejado la zona.
Me duele como cuando militaba en las Juventudes Comunistas cada asesinato político cometido en Colombia y en Honduras, cada desahucio en mi barrio y en todos los demás. Sigo acudiendo a manifestaciones y tiemblo de indignación con cada injusticia. ¿Soy la excepción a la regla de Vicenç Navarro? No. Tengo muchísimos amigos y amigas en la comunidad gamer, que llevan lustros e incluso décadas jugando, y no han perdido su empatía.
Jugando hace un mes al Fallout 76, coincidí con un grupo de jugadores, tanto españoles como de otros lugares del mundo. Tenían mucho más nivel que yo, y podían haberme matado llevándose el botín. Sin embargo me ayudaron dándome gratis materiales difíciles de conseguir como agua purificada, chapas (dinero del juego), titanio negro, comida, y acompañándome a superar las misiones que yo no podía solo… Una situación que se repite la mayoría de las veces. Se prefiere cooperar y ayudar antes de actuar como lo haría un neoliberal fascista.
Pero Vicenç Navarro insiste: “es una especie de neoliberalismo darwiniano con características fascistas que incluye un canto a la fuerza física, al machismo (las mujeres son sistemáticamente presentadas como instrumentos de satisfacción erótica del hombre, merecedoras de ser violentadas y violadas) y a la violencia en cualquier forma, la cual va desde el asesinato hasta los robos, atropellos con vehículos, degollamientos, torturas y un largo etcétera.”
Es cierto que existe machismo en el mundo de los videojuegos, pero no más que el que lastra a nuestra sociedad, pues es un reflejo de la misma. Cada vez hay más personajes que son mujeres empoderadas que no dependen de un hombre que las salve, ya se salvan ellas.
Cada vez hay más mujeres al frente del desarrollo de videojuegos como Jade Raymond, Bonnie Ross y Alyssa Finley. Algunos personajes a destacar podrían ser Lara Croft, que tras el reboot de Tomb Raider ha dejado atrás el cuerpo-objeto, Evie Frye (Assassins Creed Syndicate -videojuego en el que debes salvar a Karl Marx por cierto, y liberar a niños esclavos-), Nilin (Remember Me), Lightning (Final Fantsy XIII), Kait Diaz (Próximo Gears 5), la Reina Myrrah (líder del ejército locust en la trilogía de Gears Of War)… Sin tener en cuenta la cantidad de videojuegos de ventas millonarias que dan la posibilidad de escoger a un hombre o a una mujer como protagonista, como el Fallout 4, Dragon Age Inquisition, Monster Hunter World, Skyrim…
El que es uno de mis politólogos favoritos, expresa que: “si usted, lector, no se lo cree, vea algunos de los videojuegos más vendidos en el mundo, tales como Grand Theft Auto, o PlayerUnknown’s Battlegrounds, el tercero y el quinto en este ranquin, respectivamente. Del primero se han distribuido 100 millones de copias, y del segundo 50 millones. En Grand Theft Auto, el tercero más vendido en el mundo, el jugador tiene por objetivo sobrevivir a costa de robos, asesinatos sin escrúpulos y estafas financieras, en una ciudad ficticia en la que no hay límites, ni para el enriquecimiento ni para los métodos para conseguirlo. Es la versión pura del neoliberalismo mafioso con características de una ultraderecha claramente fascistoide. Igual de violento es PlayerUnknown’s Battlegrounds, donde la violencia se expresa más a través del armamento militar, incluyendo armas de gran potencia. Aquí el objetivo es conseguir las armas y el equipamiento necesario para matar a todas las personas que han sido dejadas en una isla, hasta que solamente quede una en pie“.
¿Y qué? Diría yo. Como he expresado antes, es ficción, y hay una clasificación por edades. Además, Vicenç Navarro se refiere al multijugador del Gran Theft Auto V, ya que el modo historia del juego es mucho más complicado de lo que ha expresado Navarro, quién ni siquiera sabe a qué titulo de la saga GTA hace referencia, ni ha jugado la historia del juego para juzgar con el criterio que se le presupone. Por otra parte, no he visto desde el año 2000 ninguna critica del sociólogo a la película Battle Royale, en la que veíamos a estudiantes japoneses matarse cruelmente para sobrevivir. Y de manera más explícita de la que se ve en PUBG.
Para no alargarme más, daré unos cuantos datos sobre videojuegos que desmienten la versión de Vicenç Navarro.
- En Watch Dogs 2 y en la expansión Freedom Cry de Assassin’s Creed Black Flag, los protagonistas son afrocesdendiente y africano respectivamente. En el segundo el protagonista se dedica a liberar esclavos en el Caribe, y a apoyar la rebelión de los cimarrones haitianos.
- En la saga Red Faction, se justifica la lucha armada revolucionaria para terminar con el capitalismo más salvaje.
- En Tom Clancy’s Ghost Recon Wildlands, ayudas a los guerrilleros que enarbolan la bandera whipala de Evo Morales y se expresa varias veces que la planta de la coca no es una droga, como defiende el presidente boliviano.
- La ciencia demuestra que jugar a GTA no afecta a la empatía.
- En For Honor se permite al jugador elegir género y etnia.
- En Battlefield V, un juego sobre la Segunda Guerra Mundial, se reivindica el papel de la mujer en la contienda, lo que molestó al machismo, que intentó boicotear al juego sin éxito.
- En uno de los Assassin’s Creed protagonizado por Ezio aparece como algo positivo la Unidad Popular de Salvador Allende.
- Es Evie Frye la que salva a su hermano en Assassin’s Creed Syndicate, y la que además hace un alegato republicano ante la Reina de Inglaterra.
Que los videojuegos sirvan para expandir el fascismo, es una locura que solo podría expresar alguien por puro desconocimiento. Que sirvan para expandir la ideología neoliberal, pues bueno, lo mismo que la industria del cine español por ejemplo. Hay algunos videojuegos que sí, y otros que no. Como decía anteriormente es un mundo tan vasto que es imposible generalizar.
>>Machistas cargan contra Battlefield 5 aunque mujeres lucharon en la II GM<<
La industria de los videojuegos se ha acostumbrado a recibir feedback, y tras llevar muchos años jugando, he conocido a más personas de izquierdas jugando videojuegos que de derechas, y la mejor prueba de que Vicenç Navarro no tiene razón en este tema, es que casi todos lo seguimos siendo. Por muchas ejecuciones que haga en el Gears Of War, o muertes en algunos de los videojuegos nombrados por el politólogo catalán, no ha afectado a nuestras ganas de luchar por un mundo libre de neoliberalismo. Quizás por lo progresista que es una gran parte de la comunidad gamer, cada vez hay más avances como los nombrados en este texto.