Taxi y VTC: una situación precaria del conflicto
Tal y como venimos escuchando en mayor medida los últimos meses, la precaria y problemática situación de los trabajadores de taxi y VTC en España ha ido en aumento por diferentes causas, entre ellas la concesión de licencias que no termina de dejarnos claro el planteamiento existente.
Plantea conocer de qué forma se legislan las licencias de ambas formas de transporte y por qué resulta tan conflictiva, acometiéndose a la competencia desleal.
En un primer lugar existe el llamado “ratio 1/30” que concedería una licencia de VTC por cada 30 de taxis, aunque ese límite dejó de aplicarse en 2009 y se reintrodujo en 2015. Es en ese periodo en el que se realizan los miles de solicitudes para autorizaciones VTC. Aunque parezca contradictorio hoy por hoy existe el cumplimiento legislativo a la hora de conceder nuevas autorizaciones, según sentencia el Tribunal Supremo.
En ese caso, ¿dónde surge la disconformidad? Los taxistas exigen que ese límite se aplique a la hora de circular y no solo en la concesión de autorizaciones, ya que durante el tiempo en el que el ratio no estuvo en vigor se concedieron miles de ellas que ha hecho que circulen, legalmente, más VTC que en la proporción 1/30. Actualmente las administraciones deniegan las solicitudes posteriores a la reintroducción del ratio, es decir, desde 2015, confirmado por el Ministerio de Fomento y corroborado por la Federación Profesional del Taxi. Sin embargo las autorizaciones concedidas por el Supremo son todas resultantes de solicitudes anteriores a que el límite 1/30 entrase de nuevo en vigor.
>>El peligro de la desaparición del taxi<<
Según datos del Ministerio de Fomento, en nuestro país existen 67.089 licencias de taxi y 5.890 de VTC, lo que equivale a un vehículo de alquiler con conductor por cada 11 taxis, aunque existen provincias en las que la proporción es de un VTC por cada 7 taxis, como sucede en Madrid.
El problema se materializa con la reventa de licencias en ambos conjuntos que plantea la obviada precarización del trabajo que sufren la mayor parte de los conductores. El Confidencial publicaba en 2018 un artículo con fecha a 4 de agosto en el que recogía testimonios anónimos sobre la masiva reventa de licencias y lo que suponía para los autónomos que las aprovechaban. “El taxista que me deja su coche tiene dos licencias, pero llegó a tener tres. La tercera la vendió en 2006, no sé por cuánto dinero, pero él la compró en los años 80, así que imagínate lo que se habrá sacado revendiéndola ahora”. De las dos licencias que le quedan al propietario, “una la explota él con un familiar, mientras que la segunda la explotamos otro compañero y yo. Mi compañero tiene más suerte, ya que él está contratado, pero yo estoy de autónomo, así que es como si me alquilase el servicio”.
Sin ir más lejos observamos que el problema no reside solo en cómo las multinacionales utilizan esta conflictividad entre trabajadores, dándoles un marco de trabajo desleal, sino que en sí el planteamiento resulta ambiguo y debería regularse más firmemente para evitar la situación precaria existente.