Segunda conclusión de seccionales de Ecuador: Moreno es cadáver político y Nebot sufre un duro golpe
Aún es pronto para realizar un análisis certero del escenario político que se ha configurado en Ecuador tras las elecciones seccionales, ya que es ahora cuando se están produciendo movimientos que podrían ser incluso más determinantes que el resultado anunciado por el CNE.
Sin embargo hay una conclusión que no necesita ser madurada por el tiempo: el fracaso de la derecha. Aunque el porcentaje de votos total les sea favorable frente a la Lista 5 Compromiso Social de Rafael Correa, ya ha perdido. ¿Por qué? Porque la desigualdad de la que ambos sectores partían, hace ver los resultados de la izquierda como una victoria, y los de la derecha como una derrota, más cuando el campo conservador ha maniobrado fraudulentamente a la hora de contar los votos, retrasando con excusas la entrega de los resultados, algo que no había pasado en los 10 años de Revolución Ciudadana.
>>Primera conclusión de las elecciones seccionales de Ecuador: la Revolución Ciudadana está viva<<
Por explicarlo más claramente, la derecha ha iniciado la carrera a dos pasos de la meta, y la izquierda 20 metros atrás de la línea de la salida. Y casi llegan a la vez. Lo esperable era que la izquierda no hubiera cruzado la línea de salida cuando la derecha rompiera la tela en la llegada.
El campo conservador ha contado con el poder del Estado ecuatoriano, que ha destrozado su propia institucionalidad para devolver los medios de comunicación a los banqueros y grandes empresarios, para llevar a cabo un juicio sin garantías constitucionales -según expertos juristas independientes- con el fin de impedir que Rafael Correa pise suelo ecuatoriano, para encarcelar al vicepresidente Jorge Glas sin pruebas, para acometer reformas que perdieron las elecciones, para efectuar un referéndum y una consulta popular que se ha revelado como inconstitucional y tramposa según la OEA.
Una serie de medidas que han silenciado al campo progresista en cuanto a no dar voz a sus representantes, pero que ha puesto altavoces a manipulaciones en su contra, el mismo modelo de fake news usadas por Donald Trump y Jair Bolsonaro contra la izquierda de sus países. A la vez han dado cobertura a los candidatos del Partido Social Cristiano (PSC) y otras fuerzas de la derecha, evidentemente robando el contexto de corrupción y desmanes cometidos por sus candidatos en anteriores administraciones.
Con todo ese apoyo, la derecha no solo no ha ganado en las plazas más importantes, sino que ha debido imitar a la dictadura de Honduras para manipular el voto. Este fracaso supone la certificación de la muerte política de Lenín Moreno por no ser capaz -ni estar interesado- en garantizar el respeto a la voluntad popular expresada en las urnas, y puede que el fin de la carrera presidencial de Jaime Nebot, que ha visto cómo en su primer enfrentamiento contra Rafael Correa -las elecciones seccionales hay que leerlas en clave nacional- ha perdido, llevando él armadura, escudo y espada, mientras que el expresidente acudía desarmado.
La derecha había configurado un relato en el que la Revolución Ciudadana era rechazada por Ecuador, y Rafael Correa era parte de un pasado al que ecuatorianos no querían volver. La realidad de las urnas ha hecho trizas ese relato, llevándose por delante la credibilidad de los que lo patrocinaban. Entre ellos Lenín Moreno y Jaime Nebot.
Todas las mentiras vertidas en favor de sostener esa realidad, se les echan encima ahora, una situación imposible de justificar que espantará a una buena parte de la base electoral acumulada estos dos años a base de manipulación mediática constante.