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Otra vuelta de tuerca (a la derecha) del PP y PSOE

En un nuevo giro a la derecha de la política española, los partidos históricos vuelven sus ojos a las políticas de la derecha más reaccionaria, como VOX.

Pablo Casado, pese a haberse comprobado que las políticas afines a la formación verde solo han conseguido, hasta la fecha, regalarle un mayor número de votantes de entre sus filas, ha decidido alinearse aún más con las políticas propuestas por VOX de Andalucía. Al tiempo que se blanquea la imagen de Juanma Moreno al presentarse sus acuerdos con la más extrema derecha tras las elecciones de diciembre en Andalucía, Casado retoma los puntos en los que (aún) no se han llegado a acuerdo.

Así, Pablo Casado hace suyos algunos de los puntos más radicales, como la derogación de la Ley de Memoria Histórica (recordamos que el Partido Popular votó en contra de ella en 2007 y en Andalucía se abstuvieron). Esto significa que, si gobierna Pablo Casado, la Ley de Memoria Histórica desaparecerá en todo el Estado. A pocos años de que los restos humanos en las cunetas pasen a considerarse restos arqueológicos, se perderá la memoria, la historia. Un buen punto de partida para que se repita el pasado, olvidarlo.

>>El discurso ultraderechista de Pablo Casado aviva el odio contra los inmigrantes<<

El discurso del PP respecto a la inmigración se ha acabado haciendo una copia prácticamente perfecta del de VOX. Incluso lo lleva un punto más allá, con la propuesta de suspender temporalmente la extraditación de los inmigrantes que den en adopción a sus hijos. Su discurso se ha tornado aún más xenófobo.

No solo Casado se ha vestido también con la bandera rojigualda, haciéndola suya, clamándolo a los cuatro vientos con todas las fuerzas de los medios de comunicación que responden ante su partido. También ha tomado señas de identidad que hasta ahora solo interesaban a VOX, como por ejemplo la tauromaquia, incluso siguiendo el ejemplo de fichar a toreros en sus filas.

También se ha hecho fuerte en la idea de que el Estado tiene poca centralización. Su ideal es quitar competencias a las comunidades autónomas. La última vez que hubo una radical centralización de las competencias fue en la dictadura de Francisco Franco.

Tampoco olvidamos su ideología respecto al feminismo, a los colectivos LGTBI a los que continuamente atacan, imitando también al partido de Santiago Abascal.

Uno de los puntos en los que hace más hincapié es en la educación. Controlar la educación es básico para controlar el Estado y el voto. Quitando las competencias de educación a las comunidades autónomas espera controlar el ideario. Quizás, imagina, si en los colegios hubiera el mismo control que en la Meseta Central, la ideología quedaría firmemente dirigida. Educación y medios de comunicación son una poderosa fuerza para controlar ideologías. Un ejemplo es la asignatura sobre la Constitución y hacer que los niños tengan que hacer actividades por el día de la hispanidad obligatoriamente.

>>Caperucita y el Lovox feroz<<

Por si todo lo anterior falla, el Partido Popular aboga por ilegalizar partidos “comunistas y populistas”, a los CDRs, a la formación juvenil Arrán, a la CUP, a los partidos de tendencia soberanistas. Y, a la mínima, el etiquetado de “batasunos”, “kale borroka”, “antidemócratas”, y cualquier apelativo que le dé pie a aplicar la Ley de Partidos para prohibir a las ideologías que no le son afines. Parece que hay una carrera en marcha a ver quién es capaz de viajar antes 80 años hacia el pasado.

Pedro Sánchez, por otra parte, sigue el ejemplo de Ciudadanos. Endurece el discurso contra Cataluña. Ya ha hecho del artículo 155 uno de sus caballos de batalla, pero el hecho de su discurso anticatalanista preceda a su visita justo antes de acudir en campaña a Cataluña no es casual.

Busca la provocación, que se le reciba a gritos, quizás incluso que le tiren algo o ver alguna botella de fairy. Parece que echar odio contra Cataluña se ha convertido en algo imprescindible en campaña, así como la foto de que no se le quiere en determinados lugares. Este tipo de estrategias, que tanto Partido Popular como Ciudadanos y VOX han buscado activamente, parece que ahora la quiere adoptar el PSOE. A pesar de que el discurso anticatalanista no le ha servido en Andalucía para frenar la migración de votos a Ciudadanos.

>>Comparación mediática: Podemos frente a VOX<<

Al fin y al cabo, Pedro Sánchez no confía en Unidas Podemos para un pacto de gobierno; su trayectoria con Ciudadanos ha sido más fluida hasta ahora. El líder del PSOE no olvida, ni olvidará fácilmente, que Pablo Iglesias no le apoyase en las últimas elecciones que acabaron con Mariano Rajoy al frente del ejecutivo, a causa de que el socialista prefirió pactar un programa neoliberal con Albert Rivera que no pudo ser asumido por la izquierda. Tampoco parece estar muy de acuerdo con las enmiendas que los partidos catalanes y vascos le requieren para darle su apoyo.

Es posible, o no, que ideológicamente y personalmente no tenga una estrecha empatía con Ciudadanos, pero el PSOE es, y ha sido estos últimos 40 años, un partido de imagen. Y Ciudadanos y PP no dejarán de atacar a su imagen política en tanto se alinee con las diferentes izquierdas. Quizás de ahí nazca su desesperación en alinearse con las derechas cada vez más, o tal vez se trate simplemente de seguir la línea política de las últimas décadas.

En cualquier caso, la plurinacionalidad del Estado, que tanto hiciera resonar en las anteriores elecciones estatales, ha desaparecido del discurso de Pedro Sánchez.

Es el típico movimiento estratégico de campaña. Después de las elecciones pueden cambiar de rumbo con el viento, como siempre han hecho. Pero los votantes están cada vez más calientes. Este es, precisamente, uno de los factores que han dado alas a otros partidos y han herido de muerte el bipartidismo.

Nos encontramos ante un escenario que ya pudimos ver en la campaña de las elecciones andaluzas. Un viraje a la derecha, copiando a los partidos más reaccionarios. En Andalucía solo sirvió para que perdieran aún más votos y los recogieran las derechas. ¿Ha cambiado tanto el escenario político en menos de medio año?

Parece que las afiliaciones ya quedan claras, aunque sabemos que estos dos partidos históricos no son de fiar en cuanto a sus declaraciones de alianzas durante la campaña, al igual que le pasa a Ciudadanos. Al final, pactarán con quien les resulte más conveniente para llegar al poder. El programa siempre se puede cambiar, el discurso se puede desmentir de la manera más orwelliana.

Los dos clásicos partidos del bipartidismo, han tenido dos opciones: desmontar los mitos, las mentiras de la nueva derecha reaccionaria representada por VOX y Ciudadanos. No es tan difícil, con los medios en su poder, aunque esto les hubiera obligado a deshacerse ellos mismas del uso de este tipo de estrategias, resultando en una política más transparente.

Parece que ni PP ni PSOE han sido capaces de desembarazarse de esas turbias estrategias. Han preferido profundizar más en ellas, siguiendo el camino trazado por los dos nuevos partidos de la derecha española, pese a que este juego solo parece perjudicarles. Una lástima para todos los españoles que estos dos gigantes históricos de la política estén tan aferrados al poder como para prestarse a esta campaña de la tergiversación.