El espacio de unidad que construyeron Podemos e Izquierda Unida (IU) con otras fuerzas menores como Equo e Izquierda Castellana, dio síntomas de no funcionar a pleno rendimiento desde el primer día. Los motivos fueron muchos, y sus consecuencias también.
Sobre los motivos, se encuentra en primer lugar la ausencia de la democracia interna que se pedía en el 15M y que Podemos había recogido. Sin embargo ni las listas ni en programa conjunto tuvieron participación ni de las bases, ni de los simpatizantes ni de los sectores progresistas de la sociedad. Fueron elegidas a dedo por la dirección de Podemos. La consecuencia de estos hechos produjo una desbandada por su flanco izquierdo hacia la abstención.
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Por otro lado, en el programa conjunto estaban recogidas medidas superficiales, de carácter electoralista, ya que en ese momento Podemos aún negaba la existencia del eje izquierda-derecha, y no quería asustar a los votantes moderados con medidas de izquierda. La consecuencia fue que el público objetivo al que se dirigían estas propuestas se mantuvo votando al PSOE y a Ciudadanos gracias a la manipulación mediática en contra de los de Pablo Iglesias, mientras que los votantes de izquierda no votaron por un programa que dejaba fuera cuestiones capitales como la república, la banca pública, la nacionalización de sectores estratégicos, la expulsión de las bases de la OTAN…
Desde entonces el espacio de Unidos Podemos, ahora Unidas, no ha sabido cómo gestionar la crisis permanente en la que se encuentra España para recuperar a los votantes perdidos y poder dar el sorpasso al PSOE, para erigirse como la alternativa a la derecha. Al no ser ya percibido como una opción con posibilidades reales de ganar, los de Pedro Sánchez han activado el argumento del voto útil con el que han rebajado sustancialmente las expectativas electorales de Unidas Podemos.
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El giro a la izquierda de UP responde a esa situación. La izquierda transformadora española espera recuperar a sus votantes refugiados en las abstención y mantener a los que decidieron apostar por ella en 2016 y 2015 en vez de al PSOE. Sin embargo, la confección de las listas y el programa han adolecido de nuevo de métodos democráticos de elaboración, por lo que la posibilidad de recuperación no es total.
Unidas Podemos ha permitido la entrada de banderas republicanas en sus mítines, ha articulado un discurso en favor de la república y recoge en su programa una iniciativa para abolir la institución real. Apuesta por una banca pública, nacionalizaciones de los sectores estratégicos y del agua, e incluso tocar el pilar fundamental en el que se basa el Régimen del 78: investigar y devolver a sus legítimos dueños las empresas, tierras y propiedades de republicanos robadas por los golpistas.
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Pablo Iglesias, Alberto Garzón e Irene Montero están siendo capaces de comunicar estas medidas antineoliberales de forma sencilla, sin estridencias ni agresividad, todo lo contrario a lo que están haciendo las fuerzas de derecha del Régimen del 78. Ayer, durante el debate electoral, Pablo Iglesias supo transmitir propuestas concretas frente a Pedro Sánchez, quién evidenció una falta total de contenido político de fondo fuera de las promesas electoralistas elaboradas por su equipo de marketing.