Lenín Moreno, alias el cuántico, miente y quiere que aplaudamos sus mentiras y le agradezcamos. Cínico en cada gesto quiere vernos la cara de bobos. Dice ante las cámaras de los medios, muchos de ellos sobornados por él con dinero público en la forma de auspicios, mentira tras mentira y aquí están solo algunas, las más obvias.
Moreno dice que la economía ecuatoriana está mejor que nunca. La realidad objetiva lo contradice. En dos años de la estancia morenista en el Palacio de Gobierno se han destruido 262.000 trabajos adecuados; la población económicamente activa se redujo en más de mil personas, y menos del 60% está afiliada a la seguridad social.
Despidió alrededor de 11.000 trabajadores del área social (médicos, profesores y funcionarios medios) y eliminó el desayuno escolar, mientras mantiene los obscenos salarios de su burocracia dorada que se incrementó bajo una lógica de compadrazgo más que meritocracia.
A pesar de los despidos masivos de rangos medios y bajos, el gasto en salarios ha incrementado, particularmente en los rangos de libre remoción que son finalmente cargos políticos. Esto se reduce a que el gobierno de Lenín Moreno compra estabilidad y obsecuencia mediante cuotas políticas en el sector público. A su vez, se nota una reducción del gasto de inversión significativa que ha impactado a los servicios públicos directamente.
>>La burbuja cuántica de Lenín Moreno<<
La economía apenas sí podría crecer 0,5 % en los próximos tres años, cuando lo necesario para evitar una crisis económica es un 5% anual. La deflación empieza a ser un problema al haberse duplicado; en otras palabras hay exceso de oferta y los ecuatorianos carecen de recursos para comprar. El ahorro es solamente una práctica de algunos pocos de los allegados a Moreno, incluido él con sus tres sueldos: de presidente, de vicepresidente y de jubilado, sí, como lo lee, gana tres salarios por ninguna obra significativa hasta la fecha.
En televisión e internet Lenín Moreno aparece con sonrisa boba y evita mirarnos a los ojos. Eso sí, trata de vernos la cara de pendejos y alentarnos a celebrar un crédito con el Fondo Monetario Internacional (FMI) del que hasta ahora nada se sabe sobre las condiciones, sin mencionar que parecería inconstitucional. La ironía de pedir este crédito y la desfachatez está en que perdonó 5.700.000 millones de dólares de impuestos al sector bancario y de las grandes empresas de sus amigos, un monto superior al de este crédito de 4.500.000 que para colmo está destinado a gasto corriente.
Es decir, el cuántico nos alienta a celebrar un crédito que no sabemos cómo pagaremos todos los ecuatorianos y que se destinará a cubrir un gasto del Estado que incluye entre otras cosas, los contratos de última hora de sus cómplices, como Elizabeth Cabezas, presidenta de la Asamblea.
Los ecuatorianos adquirimos deuda destinada a contratos con indicios de corrupción de casi medio millón de dólares firmados en ocho días antes de la salida de Cabezas y que serían para costear propaganda en la playa con actores profesionales. Tan necesario que Cabezas tenga su propia serie de comunicación playera en un país con índices de pobreza extrema al alza.
Crearemos 250.000 mil empleos por año decía en campaña el cuántico. Hoy, los ecuatorianos están desempleados, endeudados o subempleados. Muy pronto, una reforma laboral que favorecerá la explotación laboral y la salida de divisas se aprobará o eso pretenden.
>>Lenín Moreno, ¿es viable todavía?<<
La libre salida de divisas pone en riesgo la dolarización y a salvo las grandes fortunas. Pedirá que agradezcamos una supuesta lucha contra la corrupción y, por debajo, sus allegados y mano derecha en Carondelet siguen cobrándonos secretamente seguros que nunca pedimos, y pagando gastos suntuarios como viajes familiares al exterior, o mientras los proveedores de medicinas siguen impagos, sus hijas y amigos son proveedores bendecidos desde la Plaza Grande con contratos y pagos puntuales.
Doy 24 horas, 48 horas y así ad infinitun decía a la delincuencia organizada que asesinó a los compatriotas en la frontera norte. Dirá, tal vez, muy pronto, que debemos aplaudirle en lugar de lanzarle huevos en la calle, porque los índices de seguridad han bajado cuando en realidad día a día vemos en el país la inseguridad campea y todas las alertas se hacen presentes.
Mientras la ministra del Interior nada hace para evitar femicidios, secuestros, asaltos, violaciones de niños y todo tipo de fechorías anda dedicada a negociar con los compinches de la Asamblea. Adicionalmente, a raíz de las reformas institucionales sin planificación alguna, la eliminación del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos ha generado una crisis penitenciaria nunca antes vista. El país estaría incurriendo en violaciones a los DDHH por el mero hecho de haber reducido presupuesto y personal del sistema penitenciario. Eso sí, es la más ágil esta ministra y su Gobierno para detener ilegalmente al ciudadano sueco, Ola Bini, cuyo único delito fue venir a parar en un país sin Estado ni ley. Hasta el momento de este texto, los abogados de Bini no conocían, luego de 31 días de detención, de qué se acusa a su cliente. El colapso institucional es evidente.
>>Lenín Moreno y su descomposición moral<<
Son muchas las mentiras. Todos los ecuatorianos con cinco centímetros de frente o sentido común las pueden identificar. Es que al final, hasta para mentiroso es mediocre el cuántico. Queda en todo caso el tiempo para la última mentira, esa con un trasfondo tal vez esperanzador para algunos. Esa mentira en la que tal vez anuncie su enfermedad es el trasfondo de toda esta debacle y el motivo de agradecer haberlo aguantado dos años ya. Esperemos o hagamos algo para que la debacle se detenga.