Se inicia la temporada de incendios en Doñana
Huelva es una de las provincias más ricas en patrimonio natural. El Parque Natural y Parque Nacional de Doñana representan un tesoro que se está perdiendo a pasos agigantados. La extracción de agua de sus humedales, los recortes de recursos, los intereses urbanísticos y particulares, la caza, los vertidos y la mala gestión para proveer a Huelva de los elementos necesarios para una correcta prevención antiincendios y una rápida y efectiva actuación en caso de uno importante suponen, un riesgo creciente de daños irreparables a este paraje único.
¿Es posible controlar un incendio súbito, de proporciones importantes, con el actual número de efectivos? ¿Qué pasaría si no se pudieran desplazar bomberos y agentes forestales desde otras provincias, por coincidir con otros fuegos en sus propias localidades? ¿Pueden estos incendios ver su importancia multiplicada en caso de encontrarse con vertidos tóxicos? ¿Qué medidas está tomando la Junta de Andalucía con respecto al control de incendios y protección del patrimonio ecológico?
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La actual capacidad de extinguir incendios
La provincia de Huelva se verá privada de medios del actual operativo contra incendios con los que cuenta actualmente: dos camiones antiincendios y su equipamiento, con base en El Acebuche y Mazagón, ambos en la zona del Parque Natural y Nacional de Doñana.
El pasado 10 de mayo la Agencia del Medio Ambiente y Agua (AMAYA) de Huelva denunció “el desmantelamiento que está sufriendo el Plan Infoca” y apelan a los órganos administrativos para evitar que “estas medidas contrarias al sentido común acaben perjudicando a un bien tan preciado como es el medio ambiente y que pertenece a toda la sociedad“. El sindicato asegura que estos activos son básicos para la seguridad del parque y que no existen justificaciones para prescindir de ellos. Ante la inflexibilidad de la administración, han anunciado un calendario de movilizaciones.
Los bomberos son un servicio básico para asegurar la protección de la población, y también del entorno. Huelva, con el Coto de Doñana, representa un punto negro especialmente sensible, pues este paraje natural único en Europa se encuentra amenazado por las políticas neoliberales de la extrema derecha.
La Junta de Andalucía no ha ocultado su interés desde el primer momento en crear carreteras y estructuras en las inmediaciones del Parque Natural para acceder a las playas, aumentando así la masificación, la destrucción de terrenos naturales, el abuso de las fuentes de agua próximas que drenan los acuíferos y, por supuesto, la contaminación y el riesgo de incendios. También su interés en potenciar la causa preocupa a quienes temen por los seres vivos de Doñana.
La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) de Huelva ya ha alertado de la falta de bomberos (entre otros colectivos), y de la masificación y saturación que sufre la plantilla actual. No se cubren suficientemente las plazas perdidas por jubilaciones, ni se cubren las bajas del personal. Huelva carece de un Departamento Técnico de Prevención de Incendios, siendo la única provincia andaluza, junto con Almería, en esta situación.
Actualmente hay abiertas únicamente 17 plazas, a las que ya han optado unas 400 personas como candidatas. El cuerpo municipal de bomberos de Huelva ya ha tenido diversos enfrentamientos con el ayuntamiento y han salido a la calle a protestar por la falta de medios y personal.
Incendios recientes
Nos encontramos ante unas temperaturas más propias del verano que de la primavera, lo cual ha facilitado que este año el primer incendio en esta zona sea antes que de costumbre. El pasado lunes 13 se originó un incendio en una zona agrícola de Los Mimbrales, perteneciente al término de Almonte, en torno a las 15:15
En el momento de declararse se desplazaron por parte del Infoca 9 bomberos forestales y un agente de Medio Ambiente. Con este número de efectivos no pudo controlarse antes de afectar a parajes forestales. Tuvieron de sumarse hasta 20 agentes más desde Málaga, además de dos helicópteros. Con esta ayuda, se controla el incendio hacia las 19:00 horas. Pese a todo, la extinción duró toda la noche. Finalmente, se confirma la destrucción de 418.28 hectáreas de terreno, la mayor parte agrícola.
Hasta aquí, un relato tristemente típico de un incendio, más típico de la época estival que del mes de mayo. No hay elementos significativos: La falta de medios para controlarlo o que finalmente afecte a parajes naturales es algo que viene siendo habitual, por desgracia. Sin embargo, el problema mayor radica en que esto esté sucediendo en un lugar que pertenece al Espacio Natural de Doñana.
No se trata del único incendio de estos últimos días en las inmediaciones:
- Incendios urbanos:
- El viernes 10 se declaró un incendio urbano en la capital onubense, que los bomberos pudieron atender sin causar más que pérdidas materiales de mobiliario público.
- El lunes 13 ardió hasta declararse siniestro total una nave comercial en un polígono de la capital, muy cerca de otra zona protegida, las Marismas del Odiel. Este lugar está próximo a Gibraleón, una de las 5 localidades que más incendios de media registra al año. La nave se encontraba a apenas 200 metros una gasolinera, por lo que, de no haberse controlado, podría haber supuesto un desastre.
- Incendios forestales:
- El pasado domingo 12 de mayo hubo uno en La Borrachuela, también perteneciente a Almonte y dentro del Espacio Natural. Entre 38 bomberos forestales pudieron controlarlo y extinguirlo en el mismo día.
- El martes 14 ardió un autobús cerca de Bollullos del Condado, teniendo que intervenir nuevamente el cuerpo de bomberos para extinguirlo.
- La madrugada del miércoles 14 al jueves 15 se declaró un incendio junto a un pinar de Punta Umbría. La actuación de las personas del vecindario y la policía del lugar fueron clave para mantener la pérdida de pinares al mínimo para cuando llegaron los efectivos de guardia de bomberos.
- Incendios de chabolas: Además de lo anterior, viene siendo ya una triste tradición que las chabolas del personal que viene a Huelva a trabajar el jornal de los frutos rojos ardan por razones desconocidas al terminar la temporada, e incluso antes.
- El pasado mes de abril ardió un asentamiento de chabolas en el término municipal de Moguer. 30 familias se quedaron sin hogar.
- El pasado jueves 16, de madrugada, ardió otro, cerca de Palos de la Frontera, donde una persona ha quedado hospitalizada y decenas han perdido su hogar. Además de las pérdidas personales y materiales, unas 4 hectáreas han quedado calcinadas.
Uno de estos incendios del último tipo se producía en Moguer. Probablemente recuerde a mucha gente al que se declaró en 2017 en esta población y afectó al Parque Natural. Duró 10 días, arrasó más de 10.3000 hectáreas, de ellas 8.486 hectáreas de matorral y arbolado, se desalojó a unas 2.000 personas y mantuvo aisladas a unas 50.000 personas. El 88.2% de la superficie que ardió estaba protegida. Para poder extinguirlo fueron necesarios 700 efectivos, entre locales, andaluces y estatales, dejando de manifiesto que actualmente no se dispone de los medios para responder ante un incendio de estas características a tiempo para evitar un desastre en caso de que el aviso o las proporciones sean superiores a la media.
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El año pasado ardieron en Andalucía 3.291,16 hectáreas, en 2017 fueron más de 15.000. Infoca llevó a cabo desde principios de 2018 hasta el 15 octubre 656 intervenciones, 521 de las cuales fueron conatos; es decir, incendios controlados a tiempo, antes de que pudieran causar daños mayores (menores a 1 hectárea).
La mayor parte de los incendios quedan sin esclarecer las causas, a menudo son provocados, pero no se encuentran a las personas responsables. No olvidemos, sin embargo, que las medidas irresponsables en materia de prevención y extinción de incendios también implican responsabilidad por estos. Más graves aún son los casos en que no se trata de irresponsabilidad, sino de una intencionalidad e interés que se intenta, normalmente con éxito, encubrir.
Proteger entornos naturales de la actividad que llevamos a cabo junto a ellos incurre un precio que deberíamos moralmente aceptar, dado que hacemos uso y obtenemos beneficio del lugar y queremos seguir haciéndolo. Ese precio es respetar y proteger. Dotar de las medidas, medios y personal necesario para evitar fuegos, casi siempre causadas por manos humanas. Controlar los vertidos y el exceso de abuso de los recursos del parque, como los pozos que secan los humedales. Evitar construir y urbanizar en las inmediaciones. Proteger los bosques y matorrales, las aves y otros animales.
El Coto de Doñana no es solo un paraje bonito de observar, ni tan siquiera una reserva de biodiversidad mayor de lo que mucha gente cree. También mucha gente vive de él, y cualquier degradación del mismo afectará a los medios de vida de muchísimas personas.