Este 20 de mayo se cumplen seis años del fallecimiento de Ray Manzarek, uno de los músicos más importantes entre finales de los 60 y principios de los 70. Es por ello que hoy dedicamos esta sección a un grupo fundamental en la historia de la música: The Doors.
Formados en Los Ángeles en 1965 por Jim Morrison (voces), Robby Krieger (guitarras), John Densmore (batería) y Ray Manzarek (teclados), The Doors, cuyo nombre está inspirado en un poema de William Blake, se convirtieron en una de las formaciones clave de la música psicodélica que tan en boga estaría a finales de la década de los 60.
En 1966, los estadounidenses consiguen firmar un contrato con Elektra Records, sello con el que debutarían en el mundo de la música. Su primer trabajo, titulado como el propio grupo y publicado un año más tarde, supuso toda una revolución dentro los parámetros musicales del momento. Fue grabado en los Sunset Sound Recorders de Hollywood, en el estado de California, durante casi un mes y bajo la supervisión del productor Paul Rothchild.
Del mismo se extrajeron dos singles, “Break On Through (To The Other Side)”, que se convirtió en un clásico pero apenas tuvo repercusión en las listas, y la definitiva “Light My Fire”, con la que sí lograron coronarse en el Billboard estadounidense.
A pesar de que Ray Manzarek, quien cumple ahora seis años de su fallecimiento, utilizaría una Fender Rhodes Piano Bass para emular los sonidos de bajo, para algunas canciones se contaría con el bajista de sesión Larry Knetchell, si bien permanecería excluído de los créditos del álbum.
A día de hoy, el homónimo The Doors es considerada la obra cumbre de la banda, por su impacto inicial, frescura, su aporte al rock ácido y a la psicodélica de cierto poso blues, y ya ha conseguido cuatro discos de platino en los Estados Unidos, al igual que en Canadá, tres en Francia y dos en el Reino Unido. Además, el propio álbum consiguió el puesto número dos en el ya mencionado Billboard estadounidense.
El riesgo de igualar una obra maestra
Unos meses más tarde de la publicación del primer trabajo, The Doors entran de nuevo en el estudio para dar forma a su nuevo trabajo. Entre mayo y agosto de 1967, ocupan de nuevo los Sunset Sound Recorders y crean una obra titulada Strange Days, promocionada por los populares singles “People Are Strange” y “Love Me Two Times”, con los que obtendrían una buena repercusión, aunque el disco, a nivel comercial, no sería tan exitoso como su antecesor.
A nivel cualitativo no hay discusión, se trata de un álbum mayúsculo repleto de grandes melodías y ejercicios instrumentales, con un enfoque más pop en algunos momentos, pero manteniendo su halo psicodélico. A nivel cuantitativo ni se acercó a las ventas del debut.
Morrison y sus problemas con la justicia
En un concierto de 1967 en New Haven, y tras improvisar una canción en la que contaba lo que había sucedido momentos antes de subir al escenario, en el que había sido sorprendido por un policía besándose con una seguidora y había respondido con malos modos al agente, Morrison fue arrestado y se le atribuyeron cargos de obscenidad, incitación a disturbios e indecencia. Todos esos cargos fueron retirados al poco tiempo por falta de pruebas.
Regreso al estudio
The Doors ya habían trabajado en 1967 sobre algunas nuevas canciones, aunque no fue hasta principios de 1968 cuando comenzaron a crear el grueso de su nuevo trabajo, que a la postre se titularía Waiting For The Sun.
Las sesiones del mismo no fueron del todo relajadas, en parte porque el productor rechazó la inclusión de “Celebration Of The Lizard”, al considerarla poco apropiada para un momento en el que la banda se había situado en la cima de su popularidad. Rothchild buscaba un trabajo más convencional y algo más comercial.
Las nuevas canciones tenían potencial, pero se quedaban algo lejos en creatividad si tenemos en cuenta sus dos primeras obras. Además, uno de sus singles, “Hello, I Love You” presentaba demasiadas similitudes con “All Day and All Of The Night” de The Kinks, y fueron amenazados con ser demandados por plagio, aunque finalmente no sucedió. Morrison ha renegado muchas veces de esta canción. El propio single fue número 1 en el Billboard estadounidense y se convirtió en el principal reclamo de un trabajo algo menos inspirado.
El disco fue número uno en los Estados Unidos, pero a nivel de ventas tampoco igualó su debut.
Riesgo de disolución
Un nuevo recital de The Doors se convertiría en una tortura para la banda. Jim Morrison era tan excelso con los textos como un caos en su vida personal y, de hecho, venía cometiendo diversos excesos que le costaron problemas con la justicia.
El 1 de marzo de 1969 apareció en un concierto absolutamente ebrio, y el espectáculo, lleno de momentos surrealistas, terminó con una orden de arresto por haber mostrado sus genitales en directo, haber proferido obscenidades varias y haber simulado una felación a su guitarrista Robby Krieger. Eso al menos era lo que indicaba dicha orden.
Fue condenado a trabajos forzosos, a seis meses de cárcel y a una pena económica, aunque finalmente permaneció en libertad hasta el día de su muerte, dado que la apelación y la resolución final se alargaron en el tiempo.
Curiosamente, Morrison fue finalmente indultado en 2010 de forma póstuma.
Primer tropiezo evidente
The Doors tardaron casi un año en grabar su cuarto trabajo, titulado The Soft Parade, y fue debido a las tensiones internas, a los escándalos de Jim y a su adicción a la bebida.
El disco cambia bastante su esqueleto musical, ya que en él se ve una mayor experimentación, mayores arreglos de cuerda y aportaciones de metales. Es por ello por lo que contaron con un buen número de músicos de sesión.
La crítica especializada despedazó el disco, que si bien obtuvo una fuerte presencia en las listas de singles gracias a una inspirada composición como “Touch Me”, y el propio trabajo alcanzó los puestos altos de las listas, a nivel de ventas se resintió, aunque todavía alcanzarían el platino en su país de origen.
Giro hacia el blues rock
Con el vocalista de nuevo envuelto en polémicas, la formación estadounidense regresa al estudio para completar grabaciones anteriores y dar forma a otras nuevas en los Elektra Sound Recorders de Los Ángeles. Todo ese tiempo resultó ser fructífero y se plasmó en una obra titulada Morrison Hotel (1970), dividida inicialmente en dos partes bien diferenciadas (Hard Rock Cafe y Morrison Hotel), y en el que inician un camino hacia el blues rock sin olvidar sus rasgos psicodélicos.
Su resultado fue estimulante, ya que el álbum mejoró con creces la percepción de cara a la prensa. Sí, la calidad era muy superior a la mostrada en The Soft Parade, y además mostró una nueva cara de Morrison y compañía.
El gusto por el blues, aunque en sus primeras obras ya dejaban entrever que no le hacían ascos, se confirmó en L.A. Woman, disco grabado en dos meses y puesto en circulación en abril de 1971.
El camino no fue precisamente adornado con rosas, ya que tuvieron sus discusiones con el productor Paul Rothchild, a quien no le convencía la nueva dirección que estaba tomando la música del grupo, y es por ello que finalmente fueron Bruce Botnick, hasta ahora ingeniero de sonido, y los propios The Doors, los encargados de producir el disco.
No obtuvo los mejores resultados de cara a las listas de éxitos, ni con el álbum ni con los singles, sin embargo, varias de las composiciones del mismo se convirtieron en clásicos y L.A. Woman es a día de hoy el segundo disco más vendido de los estadounidenses.
Fallecimiento de Morrison y obras posteriores
Tras la grabación de L.A. Woman, Jim se instalaría en París (Francia) junto a su pareja Pamela Courson, persona que encontró a Morrison muerto en su propia bañera. Las causas de su muerte son más especulativas que oficiales, y se atribuye a una sobredosis por drogas.
Morrison falleció a los 27, formando parte del famoso “club de los 27”, y fue enterrado en “el rincón de los poetas”, en el cementerio Pére Lachaise de la capital francesa. No fue allí por casualidad, puesto que el vocalista y compositor era un consumado lector y escritor de poesía, algo que demostró durante su carrera musical.
Tras el fallecimiento del líder espiritual de la banda, el resto de músicos quisieron seguir adelante con la carrera de la banda, pero ya nada sería como antaño. Una pieza importante ya no estaba, y ello se notó en álbumes como Other Voices (1971) y Full Circle (1972). Tras sendos fracasos, The Doors se disolvieron.
Actividad intermitente
Años más tarde, concretamente en 1978, Densmore, Krieger y Manzarek pusieron música a una serie de poemas escritos por Morrison. Titulado como An American Prayer, tuvo un relativo éxito comercial.
A lo largo de los años se fueron dando puntuales reuniones entre los miembros restantes, aunque la más importante se dio en la década del 2000 bajo los nombres Riders on the Storm y The Doors of the 21st Century. Con tales reencarnaciones contaron con músicos y vocalistas invitados de la talla de Perry Farrell, Scott Weiland, Scott Trapp, Stewart Copeland o Ian Astbury, que fue quien más tiempo estuvo “sustituyendo” por decirlo de alguna manera al malogrado Jim Morrison en los puntuales recitales durante unos cuantos años.
El fallecimiento del carismático teclista Ray Manzarek un 20 de mayo de 2013, terminó con toda actividad posible sobre los escenarios.
Discografía seleccionada (Top 5)
5. Waiting for the Sun (Elektra; 1968)
Waiting for the Sun, a pesar de no contar con una colección de canciones tan impactante como la de sus dos primeros trabajos, fue el único número uno de la banda en la lista de álbumes del Billboard.
Producido por el habitual Paul Rothchild y grabado en varias sesiones entre 1967 y 1968, fue esperado con enorme expectación debido al éxito cosechado hasta el momento, pero a pesar de contener algunas joyas como “Spanish Caravan”, “Hello, I Love You”, “Five to One” o “Love Street”, no fue tan aclamado como podría parecer. La música, aún con una fuerte vertiente psicodélica, se había vuelto algo más inofensiva, aún conteniendo arranques envidiables y algunas temáticas antibelicistas.
Las melodías están bastante cuidadas y resulta ameno de escuchar, pero a veces da la sensación de que se han incluido composiciones un tanto inacabadas.
Canciones destacadas: “Hello, I Love You”, “Love Street”, “Spanish Caravan” y “Five to One”.
4. Morrison Hotel (Elektra; 1970)
Con un Morrison que hasta el momento se había visto envuelto en varios escándalos, la formación estadounidense inicia un giro más acusado hacia el blues rock. Ya habían mostrado ciertas inclinaciones hacia tales sonidos, pero nunca con tanta intención como hasta ese momento.
En Morrison Hotel recuperan la fuerza que habían perdido en el menos interesante The Soft Parade, e incluso los acerca al hard rock del momento. Jim recupera el protagonismo en las labores de composición y, entre todos, nos regalan una primera cara absolutamente genial, comandada por contundentes canciones como “Roadhouse Blues”, “Waiting for the Sun”, la cual estaba pensada para figurar en el álbum de mismo nombre, o “Peace Frog”.
La segunda parte es algo más inestable, pero mantiene un alto nivel.
Gracias a este álbum, The Doors recuperan la credibilidad entre la prensa especializada y comercialmente recuperan parte del terreno perdido.
Canciones destacadas: “Roadhouse Blues”, “Waiting For The Sun”, “Peace Frog” y “Blue Sunday”.
3. Strange Days (Elektra; 1967)
A pesar de ser penalizado por el impacto brutal de su álbum debut, Strange Days es realmente formidable. Quizás resulte más fácil de digerir, a pesar de que estamos ante otro disco bastante oscuro, en parte porque la mayoría de las canciones apenas llegan a los tres minutos de duración, sobresaliendo por sus melodías vocales y elegantes instrumentaciones que, en un suspiro, nos llevan hacia la extensa suite final “When The Music’s Over”, uno de los momentos altos del mismo. Pero claro, por el camino nos hemos topado con gemas de la talla de “You’re Lost Little Girl”, “Love Me Two Times” o “People Are Strange”, las cuales resultan ser auténticos hits.
El pero del disco reside en “Horse Latitudes”, un corte de apenas minuto y medio con Morrison recitando un poema de cosecha propia. Para una obra tan corta, igual se antoja innecesario. Aún así, el resultado global es sobresaliente, con unos textos que, como es habitual en The Doors, hay que tener muy en cuenta.
Canciones destacadas: “You’re Lost Little Girl”, “Love Me Two Times”, “People Are Strange” y “When The Music’s Over”.
2. L.A. Woman (Elektra; 1971)
Se trata del último trabajo publicado por la banda con Morrison en vida. El propio Jim ya presentaba signos de desgaste propiciados por su caótica vida, e incluso eso se deja notar por algunos momentos en su voz, sin embargo, su creatividad y poesía permanecían intactos.
L.A. Woman resulta ser el disco en el que más blues recorre por las venas de sus músicos, y no sólo eso, es que además dejó para la historia una serie de títulos que se convirtieron en clásicos imperecederos. Destacar sobre todo sus dos singles. El primero, “Love Her Madly”, escrito por Krieger, resulta absolutamente dinámico y ágil, el segundo, el tema título, posee una efervescencia maravillosa que se extiende por encima de los siete minutos de duración. “Riders on the Storm” es otro de los puntos álgidos, aunque en esta ocasión se muestran más contenidos y siniestros.
Canciones destacadas: “The Changeling”, “Love Her Madly”, “L.A. Woman” y “Riders on the Storm”.
1. The Doors (Elektra; 1967)
Todo lo que rodea a este primer trabajo de los estadounidenses tiene un marcado carácter icónico. La portada, el logo, su sonido, sus carismáticos clásicos, la voz de Morrison… Poético, oscuro, críptico, de alma nocturna, con cierto regusto a alcohol y drogas, y con una clara tendencia hacia la psicodelia, de hecho, es uno de los álbumes imprescindibles del rock ácido.
De todas formas, no lograron golpear de lleno de forma instantánea, ya que con su primer single, “Break On Through (To The Other Side)”, se quedaron en puestos discretos de la lista del Billboard, sin embargo, todo ello cambió con “Light My Fire”, el cual consiguió escalar hasta el número 1 de la propia lista de sencillos, generando una mayor expectación y provocando que el disco se convirtiese en un superventas.
Aún así, la propia “Break On Through (To The Other Side)” también se convirtió con el tiempo en una canción fundamental, pero tampoco debemos olvidar otras grandes composiciones como “Soul Kitchen”, “The Crystal Ship” o la misteriosa “The End”.
Canciones destacadas: “Break On Through (To The Other Side)”, “The Crystal Ship”, “Light My Fire” y “The End”.
*Pinchando aquí podéis acceder a los demás artículos de esta sección.