El Régimen del 78, surgido del franquismo, tiene en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) a su mejor guardián. Es cierto que la lógica impuesta en el imaginario colectivo por parte de los medios de comunicación de masas, nos inclina a pensar en que es el Partido Popular -junto con Ciudadanos y VOX- el que más protege los intereses de los poderes fácticos.
Sin embargo, sabiendo que la ruptura con el sistema actual, que conserva las mismas relaciones de poder que existían en el franquismo, solo puede venir por la izquierda, una nueva lógica política debería imponerse. Más allá del teatro con el que los medios de comunicación mantienen la ilusión de que el PSOE es de izquierdas, usemos la expresión filosófica Condicional P->Q (P implica Q).
P (el PSOE es de izquierdas) -> Q (el Régimen del 78 es herencia del franquismo, fascista). ¿Qué implica? Que el PSOE (P) debería haber gobernado para desmontar el legado del franquismo (Q). Sin embargo tras más de veinte años de gobiernos del PSOE, los ejecutados por el franquismo siguen en las cunetas, y los robos de propiedades continúan en manos de los ladrones, que ascendieron socialmente gracias al injusto expolio. Los torturadores franquistas son condecorados, la Audiencia Nacional continúa persiguiendo a la oposición al Régimen del 78. Por lo tanto tenemos una nueva lógica empírica, P (el PSOE no actúa contra el Régimen del 78) –> Q (El Régimen del 78 es sostenido por el PSOE).
El papel del PSOE consiste en evitar la llegada de la izquierda rupturista al poder. Mientras que el del PP, Ciudadanos y VOX, es uno accesorio, concentrar el voto de la izquierda en su supuesto enemigo político, para ello se prestan al juego del voto útil, dando miedo con discursos incendiarios que provocan que los votantes progresistas, dirigidos por los medios de comunicación, unan su voto en la opción con más posibilidad de frenar a la derecha.
En ElEstado.Net hemos publicado un exhaustivo análisis mediático en el que demostramos que los principales medios de comunicación, aumentaron sus noticias sobre VOX y Ciudadanos durante la campaña electoral, para introducir el miedo a la extrema derecha en la población. Mientras tanto el número de noticias sobre el PSOE aumentó al mismo ritmo que bajaron las de Unidas Podemos, visibilizando a los de Pedro Sánchez como la única opción para frenar a la derecha. También pusimos la lupa en los programas electorales de los cinco grandes partidos y observamos una mayor coincidencia entre el PSOE y PP, Cs y VOX que entre el PSOE y UP.
Teniendo esto en cuenta, y conociendo que sucede desde 1982, la izquierda transformadora debería haber sido capaz de trazar una estrategia para superar la del Régimen del 78. La IU de Julio Anguita y el Podemos del primer Pablo Iglesias parecían haberlo entendido. El primero acuñó la Teoría de las Dos Orillas, y el segundo la aplicó los primeros años desde la fundación de su partido.
Esta teoría establecía la idea de que en la política española, existían dos orillas separadas por un caudal de agua. En una estaba el pueblo y sus representantes (partidos de izquierda rupturista, sindicatos, movimientos sociales…), y en la otra los grandes banqueros y empresarios, la iglesia y sus representantes (partidos de derecha) entre los que estaban el PP y el PSOE.
Según esa teoría, el principal enemigo de los sectores transformadores era el PSOE, porque ocupaba el espacio de la izquierda a la vez que aplicaba desde el gobierno políticas de derecha. Por lo tanto la izquierda rupturista debía desplazarlo y ocupar su lugar para ser percibido como el voto útil frente a la derecha. Es decir, la condición sine qua non para que la ruptura con el Régimen del 78 tuviera posibilidades de alcanzar el poder, es terminar primero con el PSOE.
En 2014, Podemos llegó fulminando a una Izquierda Unida (IU) que no había terminado de atreverse a cargar contra el PSOE. Los de Pablo Iglesias acuñaron el discurso de “la casta“, en el que ubicaron al PSOE en ella, junto con el PP. Esta estrategia inspirada en la teoría de Julio Anguita, les valió para desgastar a los socialistas hasta tal punto que el sorpasso parecía posible.
Sin embargo, Unidas Podemos ha caído en el mismo error que Izquierda Unida. Ha permitido que el PSOE regrese al campo de la izquierda. Ha caído en la trampa con la que la oligarquía esperaba recuperar a su principal guardián: “frenar a la derecha“. UP, en vez de preguntar ¿cómo? Para inmediatamente interpelar al PSOE con una serie de medidas para realmente frenar a la derecha, ha apoyado el argumento sin exigir nada a cambio.
Al final “frenar a la derecha” era el voto útil, porque ¿qué mejor forma de frenarla que votando al partido de izquierdas mejor posicionado? ¿El PSOE de izquierdas? Sí, desde que UP lo ha permitido con su cambio de discurso y estrategia. ¿La consecuencia? Por ahora 2 millones de votos menos para los de Pablo Iglesias y dos más para los de Pedro Sánchez. Los de la Reforma Laboral, los que mantienen la Ley Mordaza y la Reforma Laboral del PP, los que aumentaron la edad de jubilación y dejaron sin financiación la Ley de Dependencia, los que salvaron a los bancos sin exigir nada a cambio, los de los desahucios exprés.
Hoy el PSOE acude a las urnas recuperado y UP en franco declive. Recuperar el espíritu de la IU de Julio Anguita y del primer Podemos es fundamental no solo para mantener la necesaria unidad con IU y el resto de sus socios, sino para ser una alternativa real que pueda mejorar las condiciones de vida de la mayoría.