El soul, el funk y el rhythm & blues han sido protagonistas durante décadas. Por su importancia y evidente legado, en Elestado.net estamos repasando algunas de sus mejores obras durante las décadas de los 60 y 70.
El repaso al rhythm & blues, el soul y el funk que iniciamos la semana pasada, tiene aquí su segunda parte para completar una colección de 20 grandes discos que han estado entre lo mejor de las décadas de los 60 y 70 y han nutrido de ideas a posteriores generaciones.
Seré breve, la introducción al artículo la podéis leer en su primera parte, por lo que ahora toca disfrutar directamente de las obras seleccionadas.
Siéntense, lean, escuchen y disfruten.
Marvin Gaye – What’s Going On (Tamla Motown; 1971)
Estamos ante uno de los álbumes más emblemáticos e influyentes de la música soul. Cuando Marvin Gaye lo publicó en 1971 ya era un artista reconocido en la escena, sin embargo, con What’s Going On multiplicó su estatus y propició que su figura fuese todavía más importante.
Fue grabado durante dos etapas, una en 1970 y otra al año siguiente en diversos estudios de grabación. La propuesta musical del mismo resulta elegante, pasional, con multitud de matices y una producción que corre a cargo del propio Marvin.
Su reaparición, tras varios episodios personales ciertamente oscuros, no pudo ser mejor. Fue su primer top 10 en la lista general del Billboard estadounidense, el número 1 en la temática de r&b, y sus ventas fueron bastante importantes. En el Reino Unido consiguió incluso el certificado de platino.
Canciones destacadas: “What’s Going On”, “What’s Happening Brother”, Mercy Mercy Me (The Ecology) y “Inner City Blues (Make Me Wanna Holler)”
Roberta Flack – First Take (Atlantic; 1969)
El álbum debut de Roberta Flack no obtuvo un éxito inmediato, a pesar de que a día de hoy es uno de sus ejercicios más sólidos e inspirados. No estamos ante un álbum de soul puro, ya que por momentos la música llega a abrazar el jazz desde su ambiente de bar y refinada instrumentación.
La artista ha sabido beber de los grandes de cada género, y ello es algo que se plasma con descaro en First Take, que si bien no alberga composiciones propias de la vocalista y pianista estadounidense, sus interpretaciones no deben quedar apartadas del foco principal.
Reposado, relajante y reconfortante en la mayoría de cortes, solamente altera su ruta en la inicial “Compare to What”.
Canciones destacadas: “Compare to What”, “Hey, That’s No Way to Say Goodbye”, “The First Time Ever I Saw Your Face” y “Ballad of the Sad Young Men”.
Sam Cooke – Night Beat (RCA; 1963)
Sam Cooke es, sin duda, uno de los artistas más grandes del soul y el rhythm & blues. Poseedor de una voz inigualable en su terreno, justificó su fama sobre todo en la primera mitad de la década de los 60. Ahí se encuentran sus obras más logradas y reconocidas. Una de las que se deben tener muy en cuenta es la monumental Night Beat, en la que Sam cuenta con el espacio necesario para explotar sus facultades vocales.
Las canciones, algunas de ellas propias del artista, aunque otras son maravillosas versiones y adaptaciones, discurren por un camino mayoritariamente tranquilo. Tiene un marcado carácter nocturno, aunque ni mucho menos en su vertiente más fría. Al contrario, la calidez se manifiesta en todos los cortes del mismo, y es la que nos abraza hasta los últimos segundos del álbum.
Su asesinato nos privó de saber hasta dónde habría llegado y cómo evolucionaría con el transcurrir de los años. Aún así, está considerado como uno de los reyes del soul junto al genial Otis Redding.
Canciones destacadas: “Nobody Knows the Trouble I’ve Seen”, “Mean Old World”, “Get Yourself Another Fool” y “Trouble Blues”.
Funkadelic – Maggot Brain (Westbound Records; 1971)
Funkadelic es la banda hermana de Parliament. De hecho, también fue formada por George Clinton y comparte algunos de los miembros de aquella. Como su propio nombre indica, el grupo se mueve por sonidos funk, aunque también añaden rock y soul con elementos psicodélicos.
Fue grabado entre 1970 y 1971 en los Universal Studios de Detroit, ciudad donde la música posee una mayor densidad y en algunas formas musicales se vuelve más áspera y dura.
El disco abre con la espeluznante composición que da título al disco. Un ejercicio musical de algo más de diez minutos en el que la banda ofrece su vertiente más ácida y experimental.
Maggot Brain es un disco sin fisuras, presentado con una portada asombrosa que está al nivel de una música a veces oscura, otras más hipnótica. Los textos ahondan en temas políticos, otros más surrealistas y, por momentos, se tornan filosóficos.
Canciones destacadas: “Maggot Brain”, “Can You Get To That”, “Hit It and Quit It” y “Super Stupid”.
Ann Peebles – I Can’t Stand The Rain (Hi Records; 1974)
Ann Peebles posee más nombre y respeto que ventas de discos. Precisamente, I Can’t Stand the Rain es su único trabajo con algo de tirón mediático en el Reino Unido y los Estados Unidos. Y eso que posee grandes cualidades reflejadas en una voz magistral y buenas dotes para la composición, si bien es cierto que aquí deja espacio para algo de ayuda externa.
Fue grabado durante 1973 en los Royal Recording Studios de Memphis y publicado en 1974. De dicha ciudad procede precisamente el aroma a Memphis Soul de un trabajo que fue convenientemente producido por Willie Mitchell, otro baluarte de la música negra.
El disco es corto, puesto que apenas alcanza los 27 minutos de duración, pero su calidad es tal que siempre deja con ganas de más.
Canciones destacadas: “I Can’t Stand the Rain”, “Do I Need You”, “You Got to Feed the Fire” y “I’m Gonna Tear Your Playhouse Down”.
Stevie Wonder – Innervisions (Tamla Motown; 1973)
Aunque Stevie Wonder ya había mostrado cierto talento en sus primeros e irregulares trabajos, lo cierto es que su grandeza procede de sus discos más arriesgados de primera mitad de la década de los 70. Durante ese tiempo, el artista estadounidense parecía imbatible. Estaba en una etapa extraordinariamente prolífica y se adentraba en la fusión de estilos con una facilidad pasmosa.
Su época dorada, que comienza con Signed, Sealed & Delivered (1970), se forjó gracias a una constante superación en lo que a creatividad se refiere que parecía no tener fin.
Innervisions es una de sus puntas de lanza, y lo digo en plural porque no es la única. Ahora bien, parece la visión perfeccionada de lo que Stevie grabó en Talking Book (1972), es decir, una maraña de sonidos que exhiben dosis de soul, funk, jazz y psicodelia bajo el prisma social que sangraban sus textos.
Alcanzó el número 4 en los Estados Unidos (nº 1 en la lista temática de r&b) y el 8 en el Reino Unido, empujado por éxitos como “Too High”, “Living For The City” o “Higher Ground”, y propiciando de esta manera la explosión comercial que vendría poco después.
Canciones destacadas: “Too High”, “Living For The City”, “Golden Lady” y “Higher Ground”.
Isaac Hayes – Hot Buttered Soul (Enterprise; 1969)
Antes de realizar la BSO de Shaft, Isaac Hayes, uno de los nombres propios indiscutibles del soul, saltó a la fama con Hot Buttered Soul, su segundo trabajo, en el cual dejaba en pañales su prescindible debut.
Grabado en los Ardent Studios de Memphis y producido por Art Bell, Marvell Thomas y Allen Jones, sentó las bases de una vertiente soul que buscaba romper moldes. De hecho, el álbum apenas posee cuatro composiciones, pero todas ellas son extensas, desafiando lo que hasta ese momento venía siendo habitual en un género en el que abundaban las canciones de minutaje más convencional.
Hay espacio para la psicodelia, para el funk, para momentos más introspectivos y otros más salvajes, pero todos ellos están coronados por el talento de Hayes y The Bar-Kays, su banda de acompañamiento.
Canciones destacadas: “Walk on By”, “Hyperbolicsyllabicsesquedalymistic y “By the Time I Get to Phoenix”.
Nina Simone – Pastel Blues (Philips; 1965)
Es obvio que Nina Simone fue una artista muy enfocada hacia el jazz vocal. Sin embargo, en su carrera ha dejado claro su gusto por el rhythm & blues, el soul y el blues, y en el álbum que nos ocupa tenemos mucho de todo ello.
Pastel Blues fue grabado entre marzo de 1964 y octubre de 1965, y está claramente enfocado hacia el piano de Simone, un vehículo maravilloso con el que explotar sus extraordinarias cuerdas vocales.
A pesar de estar ante un álbum que rezuma calidad en todas sus composiciones, hay que destacar que “Sinnerman” destaca muy por encima del resto. Dicha composición tradicional, de algo más de diez minutos de duración, es un viaje caleidoscópico en el que la artista ofrece su carácter más inquietante y psicodélico.
Obtuvo una tímida entrada en el Billboard estadounidense, aunque destacó con un puesto número 8 en la lista de r&b.
Canciones destacadas: “Nobody Knows You When You’re Down and Out”, “Trouble in Mind”, “Tell Me More and More and Then Some” y “Sinnerman”.
The Supremes – Where Did Our Love Go (Motown; 1964)
Where Did Our Love Go fue el segundo álbum publicado por The Supremes, pero hay que destacar que ha sido el primero en triunfar. Lo hicieron gracias al equipo formado por Holland – Dozier – Holland, que son los que se ocupan de componer la mayoría de canciones del disco. Por ello, se convirtieron en uno de los grupos vocales femeninos más importantes de los 60.
En aquel momento estaban formadas por Mary Wilson, Florence Ballard y Diana Ross, que más adelante se desmarcaría con una extensa carrera en solitario.
Prácticamente todos los singles extraídos fueron número 1 en los Estados Unido, lo que provocó la escalada del disco hasta el 2 en el Billboard, y al 1 en la R&B Album Chart. Poco más tarde publicarían álbumes tan trascendentes como More Hits by The Supremes (1965) o The Supremes A’ Go-Go (1966).
Canciones destacadas: “Where Did Our Love Go”, “Baby Love”, “Come See About Me” y “Ask Any Girl”.
Sly & The Family Stone – There’s a Riot Goin’ On (1971)
Maravilloso álbum de funk y soul a cargo de una de las bandas más afamadas en su estilo. Su líder, Sly Stone, un activista concienciado y preocupado por las libertades de su país, agota sus últimos recursos vitales en There’s A Riot Goin’ On. Principalmente porque se vacía. Imprime una visión absolutamente pesimista y decadente sobre los asuntos que le conciernen. También acaba siendo esclavo de sus propias adicciones.
A pesar de su hartazgo, Sly crea un álbum de ritmos hipnóticos que atrapan sin remedio, añadiéndole un poco de caos sonoro por medio de sonidos enmarañados.
El ejercicio espiritual de Stone es enorme, desgastándose de tal forma que en un par de años poco quedaría de la grandeza de su música.
Fue grabado entre 1970 y 1971 y engalanado con una portada que poco después resultaría icónica. Su éxito fue importante, coronando varias listas de éxitos en su país y obteniendo el certificado de platino.
Canciones destacadas: “Luv n’ Haight”, “Family Affair”, “(You Caught Me) Smilin'” y “Runnin’ Away”.