Mismo concepto, diferente disfraz. Los medios públicos y los medios privados en el sistema hegemónico
En el Ecuador, así como en el resto de la región, las primeras difusiones de información y opinión la efectuó el sector privado. Diferente a lo ocurrido en Europa donde fue el Estado quien promovió el campo de la comunicación dotando de infraestructura a los primeros periódicos.
Es así que autores como Patrice Flichy y Jhon Thompson ven el surgimiento de la modernidad a la par de las primeras telecomunicaciones. En Francia, dice Flichy, el cableado del telégrafo permitió que las dispersas regiones se unieran en una más grande: “debido a este invento, las distancias de los lugares en cierta manera se desvanecen… es un medio que tiende a consolidar la unidad de la República mediante el enlace íntimo y súbito que hace entre todas sus partes”.
Ahora bien, el Estado utilizaba esos medios para fines proselitistas en tanto que en la región latinoamericana -según procede el nuevo modelo de sistema mediático latinoamericano elaborado por Palmira Chavero y que fue parte del modelo de Hallin y Mancini que se aplicó en Europa-, los medios de comunicación tenían una estrecha relación con el sistema político, siendo beneficiarios de leyes como el no pagar impuesto al papel, la concentración de propiedad, monopolios y conflicto de intereses.
Es así que en la región latinoamericana a finales del siglo XX e inicios del nuevo siglo, se fueron creando medios que no provenían del sector privado. En el Ecuador, por ejemplo, fue a partir del 2007 que por decreto del presidente Rafael Correa se constituyen los medios públicos del Ecuador. El objetivo de los medios públicos, dada su tarde configuración, ha sido más bien de orden político.
Por ejemplo, para Hugo Chávez era necesario tener medios públicos que contrarrestaran la hegemonía de la información de los medios privados, y más aún cuando en el 2002 los medios privados se unieron en conjunto con la oposición para efectuar un golpe de Estado que no duró ni dos días, pues Chávez volvió al poder, pero los medios de comunicación quedaron mal y tan mal que luego la retórica de Chávez tenía ciertos aires de crítica y resentimiento ante dichos medios.
Como digo, la voluntad política influyó en la creación de medios públicos para que sea un aliado estratégico en la formación de la opinión pública que -como se ha insistido- configuran modos de entender la realidad política. Cuando en el 30 de septiembre del 2010 el presidente Correa estuvo secuestrado en el hospital de la Policía, los medios privados difundieron información sobre lo que estaba sucediendo.
Todo hacía parecer que aquellos policías estaban enojados porque la Ley que fue aprobada en la Asamblea Nacional les quitaría beneficios a ellos y a sus familias, -siendo el gobierno de Correa el que incrementó los salarios de los policías y militares-, pero ningún periodista preguntaba verdaderamente qué artículo de Ley no les agradaba, qué beneficios serían derogados o al menos si habían leído la Ley.
Aquí hago un paréntesis y me resulta pertinente explicar esta última parte. Cuando digo que los periodistas no preguntan sino solo aquello que les interesa, me refiero a que anteriormente en las marchas de apoyo al gobierno de Rafael Correa ciertos periodistas preguntaban a la muchedumbre si acaso sabían por qué estaban en esa manifestación, pues el argumento que se quería construir en la noticia era simple: Correa paga para que la gente asista a su apoyo; de hecho eran comúnmente conocidos como sanducheros, en relación a que solo iban a las marchas por los sánduches que les regalaban.
Retomando el tema, los periodistas nunca preguntaron el verdadero motivo de las manifestaciones, incluso uno de los canales de televisión más vistos del Ecuador estuvo en el momento del acontecimiento con sus cámaras instaladas y todo listo para transmitir en vivo, siendo las 8 de la mañana, pero nunca entrevistó sino más allá de pequeños fragmentos de policías que hablaban mal de Correa, del Gobierno y de los asambleístas afines a Correa que aprobaron la Ley.
Es por eso que el presidente Correa llegó al destacamento policial donde estaban varios policías, en especial de Tropa, enojados y con su dotación de armas totalmente bajo su autonomía. Correa quiso dialogar con ellos pero no se pudo y los ánimos se caldearon.
Entonces se decidió que los medios públicos serían los únicos que transmitirían información ya que, por un lado se instalaba un caos nacional, y por otro el discurso de la oposición política incendiaba más los ánimos con argumentos falaces, como luego los demostró Rafael Correa en sus enlaces ciudadanos.
Entonces con esos dos ejemplos se observa que la visión política en cuanto a medios de comunicación públicos no tiene sentido de ser realmente un medio que sirva al pueblo para su desarrollo. Se dice que los medios públicos deben acompañar la educación de grandes y pequeños, se dice que debe ser un medio que tenga una agenda propia y que no responda a criterios propios de un medio privado, pero todo eso se dice porque la realidad difiere mucho.
El problema, sin embargo, no radicó en que haya medios públicos sino en que su estructura de propiedad estaba motivada por ser la competencia de los medios privados, y cuando se entra en esa competencia entonces la lógica es el rating, el programa con más rating es el mejor, ya no por su calidad sino por su cantidad.
Ese fue el problema, no conceptualizar lo que es un medio público, se diría que fue porque en la región los medios públicos aparecieron tarde, pero cuando se ve la televisión pública española no es más que una propaganda del PP -ahora veremos como está con el PSOE-, aunque estén más tiempo en el espectro que los medios de la región latinoamericana. Por eso, la falta de teorización sobre los medios públicos nos hará entender, quizá, que los medios públicos siguen haciendo lo mismo que los medios privados. ¿Cómo emanciparmos de esa manera?
Hace falta más que una voluntad política que desestructure todas esas articulaciones del sistema hegemónico tan complejo como lo es hoy, pues los medios públicos funcionan según la visión política de quien esté al frente, y no produce investigaciones para mejorar su calidad y efectiva comunicación para el bien común, porque sino los medios públicos pensarán que hacer programas de entretenimiento educativo es hacer algo diferente, pero dentro del juego de los medios privados entonces hacer entretenimiento educativo en TV está bien visto, siendo el entretenimiento el énfasis al que apuntan con un toque educativo.
Esto es reformismo y no reforma, diría Bolívar Echeverría para quien en la sociedad moderna lo único que hace el pensamiento alternativo no es contradecir la hegemonía (reforma), sino hacer meros cambios de readaptación dentro de lo mismo (reformismo), así, el socialismo nunca llega a ser parte del buen vivir, sino solo un capitalismo blando.