¿Por qué la política exterior de EEUU es la que provoca la migración?
El actual presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, no está aplicando una política exterior diferente de ninguno de sus más inmediatos antecesores. Todos han basado sus acciones en la Doctrina Monroe, que establece la siguiente máxima: “América para los americanos“, bajo una concepción imperialista. Por “América” se entiende todo el continente, y “americanos” equivale solo a los ciudadanos de EEUU.
Pero, ¿por qué parece que con Donald Trump hay más migración y más represión de esta? Porque el actual mandatario norteamericano está padeciendo las consecuencias de los golpes de estado impulsado o apoyados por Barack Obama, y porque está sosteniendo a los regímenes surgidos de ellos.
Las políticas que aplican estos gobiernos autoritarios, en el terreno económico, son neoliberales y están basadas en el respeto a la soberanía de Estados Unidos. Es el caso de Honduras, el país de Centroamérica que más emigrantes manda a su poderoso vecino del norte, de hecho las caravanas que aparecen por los medios de comunicación se originan en ese pequeño país, y de camino hacia EEUU reciben a personas de Guatemala y El Salvador que se unen a la marcha.
Honduras sigue la pauta marcada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM), dos organizaciones controladas por Estados Unidos (EEUU), en el sentido de que ninguna de las dos instituciones otorga préstamos al gobierno de Honduras sin el consentimiento de la administración de Donald Trump, que para darlos impone la aceptación de diferentes políticas económicas.
Honduras, cuyo Estado no puede dejar de hacer recortes para evitar la bancarrota por razones que responden a la corrupción de la dictadura, y a las políticas neoliberales, -que llevan los recursos económicos producidos por los trabajadores a manos de grandes empresarios extranjeros en vez de a las arcas públicas-, necesita esos préstamos para sostener el sueldo de los funcionarios y los pocos hospitales y colegios públicos que quedan, que ya están siendo privatizados.
De esa manera, Donald Trump en este caso, impone sus políticas económicas, que pasan por la privatización de los recursos naturales y los servicios básicos, con lo que se instalan monopolios de empresas norteamericanas que aprovechan la posibilidad de explotar a los trabajadores legalmente, ya que las leyes laborales de Honduras han sufrido severos cambios en contra de los trabajadores de manera sostenida desde el golpe de estado de 2009.
La explotación en forma de interminables horas extras y bajos salarios, la masificación de los hospitales y de los colegios, el asesinato de los líderes que, como Berta Cáceres, luchan contra la situación actual, la represión de las manifestaciones pacíficas con fuego real, la censura, el aumento del narcotráfico amparado por la DEA (Administración para el Control de Drogas) estadounidense, la contratación de sicarios para asesinar al líder de la oposición, la detención de la ciudadanía por motivos políticos… Son las causantes de la migración hacia Estados Unidos.
Sin embargo, Donald Trump, sostiene la misma política que provoca esta situación, rechazando la propuesta del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que considera fundamental invertir en las zonas de donde surgen los migrantes, para darles trabajo de calidad y así evitar que tenga que dejar atrás su hogar y su familia.
El rechazo del estadounidense es porque esa visión choca con la Doctrina Monroe que tantos beneficios económicos está dando a las grandes empresas norteamericanas. Mejorar las condiciones laborales de los trabajadores ya no haría el negocio tan rentable, invertir en los servicios públicos anularía la justificación neoliberal que señala la deficiencia de lo público para privatizarlo.
Las masivas expulsiones de Donald Trump le sirven para contentar a grandes sectores electorales que lo apoyaron en su victoria de 2016, pero devolver la desesperación al lugar de huida, y mantener las políticas que la han provocado, supone encender la mecha de un polvorín social que estallará a las puertas de EEUU en un corto periodo de tiempo.