El último presidente constitucional de Honduras, José Manuel Zelaya Rosales (Mel), trazó el año pasado una línea de actuación política que pasaba por la movilización permanente de las bases de la organización política que él lidera, el Partido Libertad y Refundacón (LIBRE).
Bajo el nombre de “Insurrección Popular“, Mel Zelaya se desmarcaba del ejemplo de la izquierda mexicana, que ha alcanzado el poder abandonando algunas de sus principales propuestas políticas, para ser asumibles, por la oligarquía que impulsaba el fraude electoral también en la nación vecina de Estados Unidos.
El hondureño sostenía que una movilización constante en las calles, que mostrara la existencia de un polo de poder alternativo al institucional, terminaría por quebrar a una dictadura con otros frentes abiertos como las protestas en educación y salud, apoyadas también por Zelaya y LIBRE.
>>Dictadura hondureña reprime al estar acorralada por la corrupción y la Insurrección Popular<<
Tras ver cómo importantes aliados del líder del ejecutivo de Honduras (Juan Orlando Hernández) como la Iglesia e incluso dirigentes de su propia organización política (Partido Nacional), lo han abandonado, Mel Zelaya sostuvo su estrategia convencido de que el régimen cedería en algo importante con la esperanza de mantenerse más tiempo en el poder, creyendo que una huida hacia adelante traerá soluciones a tiempo.
Una de las principales reivindicaciones del líder de LIBRE siempre ha sido la entrada de su organización política en los órganos electorales, ya que al ser su estrategia política pacífica, la victoria en las elecciones es la única posibilidad de alcanzar el poder, impedida hasta ahora por los sucesivos fraudes desde el establecimiento de la dictadura en 2009.
La fuerza de LIBRE en el Congreso Nacional de Honduras, le hacía merecedor por la propia ley del país, de asientos en Tribunal de Justicia Electoral y el Consejo Nacional Electoral, pero el régimen surgido del golpe de 2009 lo había evitado. La correlación de fuerzas por el efecto de la Insurrección Popular, sostenida también por los diputados de la izquierda, ha logrado que el poder legislativo haya creado una comisión, presidida por el diputado Jari Dixón (de LIBRE) e integrada por miembros de todos los partidos.
Esta comisión va a redactar un nuevo marco legal para la elección de los miembros de los organismos electorales de Honduras, por lo que, al estar LIBRE liderando este proceso, es una garantía de que, por ahora, el peligro del fraude electoral en el país centroamericano podría empezar a desaparecer.