El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, no solo está atendiendo su disputa con el PSOE, sino que se ha visto obligado a destinar recursos a la situación interna con sus socios de la coalición electoral con los que conforma UP. Las durísimas negociaciones mantenidas con el PSOE antes del mes de agosto, mostraron una diferencia, no insalvable pero sí profunda, con la estrategia de su socio prioritario, Alberto Garzón, Coordinador Federal de Izquierda Unida (IU).
El de la coalición de izquierdas permitió que su organización sacase un comunicado con su posición en favor de votar sí a la investidura de Pedro Sánchez y pasar a la oposición, una posibilidad rechazada de plano por Pablo Iglesias. Se publicó en un momento en el que el líder de Podemos había sido capaz de imponer su posición frente a la del PSOE en la disputa por la hegemonía cultural que ambos mantenían, por lo que no se comprendió que, tras haber cerrado filas en UP, IU se saliera del guión en el momento en el que la estrategia de Iglesias empezaba a dar frutos.
>>La trascendental decisión de Pablo Iglesias<<
Junto a ello, mientras Pedro Sánchez se quedó sin argumentos para justificar su no a un acuerdo con Unidas Podemos, gracias al buen hacer político de Pablo Iglesias, el PSOE tentó a Alberto Garzón para romper la unidad de la izquierda, algo que el líder comunista rechazó de plano y lo comunicó al líder de la formación morada, pero ciertos malentendidos llevaron a un enfriamiento de las relaciones políticas entre ambos dirigentes.
Ahora parece que las relaciones se han vuelto a recomponer. El equipo negociador de Unidas Podemos está integrado por representantes de las principales fuerzas de la coalición, y hay un compromiso de cerrar filas con la estrategia de Pablo Iglesias, una opción acertada en tanto que el de Podemos sea capaz de hacer valer sus argumentos, que señalan al PSOE como culpable de una repetición electoral y de haber malogrado un más que posible gobierno progresista.
>>Pedro Sánchez busca el no de Unidas Podemos<<
Deberá hacerlo teniendo en frente a la maquinaria mediática del Régimen del 78, que difundirá los argumentos de Pedro Sánchez y ocultará los hechos del presidente en funciones que muestre su discurso como hipócrita, tales como implorar al PP y a Ciudadanos su abstención para no tener que pactar con UP, ofrecer un acuerdo eminentemente neoliberal buscando deliberadamente el no de la coalición progresista, y presentar un acuerdo de gobierno sin tener en cuenta la fuerza electoral de Unidas Podemos, entre otras cuestiones.
Sin embargo, esto solo supone la tarea en el corto plazo de Pablo Iglesias, que si no logra imponerse a Pedro Sánchez y se convocan elecciones, deberá unir a una UP rota en la mayoría de los lugares de España, a causa de una falta alarmante de democracia interna.
La imposición de las listas desde arriba, la total ausencia de cauces democráticos para elegir las candidaturas y redactar el programa, la falta de movilizaciones que hicieran encontrarse a las militancias de las fuerzas de UP ha impedido que los roces entre ambas sigan impidiendo la unidad en diferentes comunidades autónomas, lo que al final supone una pérdida de votos constante.
Una razón de los sucesivos fracasos electorales de Unidas Podemos, junto a otras como haber asumido el discurso del Régimen del 78, con el que asustaba a la población con la llegada de la extrema derecha (VOX) y la posible alianza ultraconservadora (PP, Cs y VOX), dando entrada de nuevo al PSOE como fuerza progresista, lo que al final supuso la pérdida de dos millones de votos que fueron a parar a los de Pedro Sánchez. La falta de coherencia de Pablo Iglesias, que ha cambiado de posición constantemente en los últimos años, ha sido otro de los motivos principales.
Si las perspectivas electorales que muestren las encuestas en una posible repetición electoral son buenas, la unidad no estallará en el corto plazo. Pero la esperada irrupción de Íñigo Errejón podría hacer mucho año a UP en los lugares donde no ha sido capaz de asentar la unidad, y no tener puestos de salida garantizados para Podemos y sus aliados, sobre todo IU, podría provocar un resquebrajamiento difícil de impedir.
Aunque no haya repetición electoral, el espacio de Unidas Podemos arrastra muchos reproches aguantados, y por lo tanto agudizados por el tiempo, a causa de los constantes ciclos electorales, por lo que Pablo Iglesias deberá afrontarlos una vez se forme gobierno o pasen las siguientes elecciones.
Hacerlo desde arriba, en un proceso controlado mediante chantajes “si no gano me voy” como durante las dos últimas Asambleas Ciudadanas de Podemos, pondrá fecha de caducidad a la frágil unidad alcanzada tanto en lo interno de la formación morada, como en la coalición con sus socios externos.
Llevarlo a cabo solo en su organización política, sabiendo los problemas que ha habido en Madrid, Aragón y La Rioja, daría fuerza a los sectores políticos de IU y otras fuerzas aliadas que piden la separación de Podemos. Un encuentro conjunto, en el que las militancias tengan voz y voto con poder de decisión, será la única vía no solo para que UP no se descomponga, sino para que salga de la dinámica de pérdida de apoyos en la que lleva sumida desde 2015.