Desde hace años, el oro dejó de ser amarillo. El oro viró de color cuando se convirtió en negro y, siguiendo con la tonalidad, fue el oscuro objeto del deseo del mundo; quien lo controlaba, manejaba el mundo y se iniciaban guerras, se derrocaban Gobiernos donde fuese necesario si hacía falta. Pero ese oro negro dejó de estar de moda, aún es necesario, pero el paradigma mudó y el color del metal áureo cambió de nuevo. Esta vez es blanco y ya no alimenta motores de cuatro tiempos. Ahora ese oro blanco sirve para fabricar las baterías que nos proporcionan desde entretenimiento a movilidad, pero claro está, el color cambia, la ambición no y los oligarcas, ante estos nuevos tiempos, siguen usando las viejas fórmulas.
El litio, el nuevo oro
El litio es actualmente uno de los elementos que más interés suscita en el mundo, puesto que será el motor de este. Cada vez más concienciados con las emisiones de gases de efecto invernadero, giramos la cabeza ante la electricidad en cuanto a movilidad, todos tenemos un portátil o un smartphone que se alimenta con baterías de dicho metal. Pese a que se reduce drásticamente la huella ecológica ( si exceptuamos su minería, una de las industrias más contaminantes del planeta ), no hay una conciencia de lo que mueve actualmente.
Todos tenemos en la cabeza guerras que se han iniciado por el control de pozos petrolíferos, o bien los intentos de desestabilizar para colocar a Gobiernos amigos, con el fin de que los materiales salgan a precio de coste y especular. Todo esto es la mancha del petróleo, pero el litio está siguiendo sus mismos pasos.
El caso de Bolivia parece sacado de cualquier manual de desestabilización a Gobiernos con recursos naturales. En el caso de que ese manual existiese en alguna agencia gubernamental de a saber qué país… bajo el pretexto de un supuesto vuelco en las elecciones, la calle protesta y se da a conocer que el “dictador” Morales cometió un pucherazo, con lo que la opinión pública internacional carga sus tintas contra él. Cuestión que no preocupó lo más mínimo en Honduras, por ejemplo. Claro está que el color político es distinto. En este caso Evo, con la derecha en la calle, propone realizar nuevos comicios y el Ejército amablemente le indica que debe renunciar y, bueno, todo lo que pasó pudimos verlo casi en directo.
Bolivia y el litio
Pero, ¿qué tiene que ver el litio en todo esto? Muy sencillo, Bolivia posee cerca de 21 millones de toneladas de litio, se estima que el 70% de las reservas mundiales de este metal; junto a la confluencia de sus fronteras con Argentina y Chile se considera que en ese triángulo puede estar el 80% del total mundial. Puesto que la demanda de este elemento es cada vez más alta, podemos estar ante el motor de una economía que alimentaría las máquinas a marchas forzadas. Se piensa que en 2025 la demanda se duplicará respecto a la actual. En el caso de Bolivia, la explotación se estaba llevando a cabo con concesionarias extranjeras, ya que su extracción era muy costosa para la economía boliviana.
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En la región del salar de Uyuni se trabajaba por un acuerdo con la empresa ACI Systems, de capital alemán. Por su parte, en el salar de Coipasa y Pastos Grandes se llegó a un acuerdo con TBEA Group, de origen chino. El acuerdo con los alemanes salta por lo aires cuando estalla un conflicto minero debido al escaso porcentaje de las ganancias que se dejaba en la región, concretamente un 3%. Finalmente, se cancela el acuerdo y parece imponerse la empresa china, que utiliza mejores métodos en la extracción y, por tanto, más rentables.
Esta situación se mantiene hasta este momento pero con el cambio de rumbo debido al golpe y a la usurpación de poder, las empresas están dando declaraciones para reclamar una parte del pastel, no solo la empresa alemana cuyo contrato se anuló, sino que suma su voz una empresa de capital canadiense que en su momento fue excluida, interesándose en la posibilidad de entrar en las explotaciones.
Podemos ver cómo Bolivia es actualmente un tablero de juego donde los poderes económicos occidentales, con EEUU a la cabeza, quieren evitar la hegemonía china en un sector que se impondrá en pocos años. Sigue el guion establecido, desestabilizar, golpe y recoger beneficios. El problema es que el pueblo boliviano, en una lección de dignidad, está tomando las calles con la valentía de los que ya no tienen nada que perder, con la insensatez de los que luchan con la justicia contra las balas. Dando su sangre por defender su patria, que es lo único que les queda. Cuando terminéis de leer esto, pensad que el color del oro cambia, amarillo, negro o blanco, pero siempre tendrán matices rojos de la sangre derramada por este sistema criminal.
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