Nuevo episodio en nuestro repaso al rock progresivo de finales de los 60 y la totalidad de la década de los 70. En esta tercera parte, ofrecemos una nueva remesa de diez discos maravillosos de este fabuloso subgénero musical.
No voy a extenderme demasiado. Lo que tienes ante tus ojos es la tercera parte de las cuatro que constará en total este artículo. Son diez obras de rock progresivo que vienen a completar a las veinte que ya habían salido previamente.
Recordad que añadimos un enlace a Spotify en las canciones que mencionamos, para que puedas escucharlas directamente. Por lo demás, solo decir que lo disfrutéis y que estéis pendientes de la última parte, la cual aparecerá la próxima semana, y que vendrá a completar un total de cuarenta grandes discos de este subgénero de infinitas proporciones.
Can – Future Days (1973; United Artists Records)
Quinto álbum de estudio de los alemanes Can, una banda de clara tendencia vanguardista y con fuertes inclinaciones hacia la vertiente krautrock. La mayor diferencia con respecto a sus anteriores álbumes reside, principalmente, en un enfoque más ambient, aunque sin descuidar su faceta experimental. Future Days destaca por sus teclados y su percusión, por su atmósfera y el tratamiento de las texturas sonoras. Permiten un acercamiento directo gracias al single “Moonshake”, que cuenta con las suaves voces de Damo Suzuki. Precisamente, este sería el último álbum con el percusionista y vocalista japonés. El resto de cortes son bastante más complejos. Tanto la inicial “Future Days” como “Bel Air” y sus casi 20 minutos, son grandes exponentes de lo que estos músicos son capaces de hacer. Uno de los grandes nombres de los 70.
Formación: Damo Suzuki (voces, percusión), Michael Karoli (guitarras, violín), Holger Czukay (bajo, violonchelo), Irmin Schmidt (teclados, sintetizador) y Jaki Liebezeit (batería, percusión).
Procucido por Can.
Le Orme – Felona e Sorona (1973; Philips)
Le Orme es una de las grandes formaciones de la escena progresiva italiana. A la sombra de Banco del Mutuo Soccorso o Premiata Forneria Marconi, han sido capaces de publicar algunos álbumes de enorme inspiración. Uno de ellos es Felona e Sorona, con el que se reafirman tras sorprender con el magistral Uomo di Pezza. La música está excelentemente ejecutada, es pomposa, sinfónica, con piezas de gran calibre como “Sospessi Nell ‘Incredible”. El otro pilar del álbum es “L’Equilibrio”, corte breve, de adornos preciosistas y puntuales fraseos del vocalista Aldo Tagliapietra. El álbum se escucha fácil gracias a sus escasos 33 minutos de duración y, además, sus cortes son breves. En ningún momento llega a ser abrumador. Lamentablemente, el grupo de Marghera fue incapaz de mantener el nivel en obras posteriores.
Formación: Aldo Tagliapietra (voces, guitarras, bajo), Michi Dei Rossi (batería) y Toni Pagliuca (batería).
Producido por Gian Piero Reverberi.
Rush – Hemispheres (1978; Anthem)
Los canadienses Rush son una de las bandas más importantes de la historia del rock progresivo. Sin embargo, el sonido en sus primeros álbumes estaba más cerca del hard rock. Con la llegada del batería Neil Peart, fueron inclinándose hacia el prog y a los textos de ciencia ficción. En la década de los 70, fueron varios los esfuerzos musicales que se colaron entre la élite del rock. Una de esas cumbres es Hemispheres, un trabajo espectacular en el que sobresalen sus dos suites. La primera es “Cygnus X-1 Book II”, que viene a ser la continuación de la primera parte exhibida en A Farewell to Kings. La segunda es “La Villa Strangiato”. Con ellas se intuyen las influencias literarias de Peart, quien es capaz de fundirlas con teorías filosóficas. Mientras tanto, las guitarras de Lifeson y los bajos de Geddy Lee se antojan fabulosos. La voz aguda de este último seguía aquí en plena forma. Si en los 70 fueron eficaces y preciosistas, en la primera mitad de los 80, todavía tendrían tiempo de escribir más páginas en tinta de oro.
Formación: Geddy Lee (voces, bajo, sintetizadores), Alex Lifeson (guitarras, sintetizadores) y Neil Peart (batería, percusión, campanas, cencerro, timbal, gong).
Producido por Terry Brown y Rush.
Chris Squire – Fish Out of Water (1975; Atlantic)
En 1975, el bajista de Yes se permitió el capricho de realizar un álbum en solitario. En él muestra todas sus virtudes como bajista y vocalista. Fish Out of Water contó además con la ayuda de grandes músicos, entre ellos Bill Bruford, quien fuera hasta 1972 su compañero en los ya mencionados Yes. Rock sinfónico-progresivo en el que sobresalen composiciones como la extensa “Silently Fallin” o la inicial “Hold Out Your Hand”. Otro de los cortes a destacar es “Lucky Seven”, en el que el bajo de Squire y el saxofón de Mel Collins tienen vital importancia. A pesar de su calidad, Chris Squire no volvería a prodigarse demasiado en solitario. Falleció en 2015, y con él se fue una parte importante del rock progresivo. Ya no solo por su labor dentro de su banda madre, si no también por este álbum y sus esporádicas colaboraciones.
Formación: Chris Squire (bajo, guitarra, voces), Bill Bruford (batería, percusión), Jimmy Hasting (flauta), Mel Collins (saxofón), Patrick Moraz (sintetizador, órgano), Andrew Pryce Jackman (piano, orquestaciones), Barry Rose (órgano), John Wilbraham (sección de bronces), Jim Buck (sección viento-metal), Julian Gaillard (sección de cuerdas) y Adrian Brett (sección vieno-madera).
Producido por Chris Squire.
Triana – Triana “El patio” (1975; Movieplay)
De vital importancia para la escena musical española. Triana es una banda de rock sinfónico-progresivo y el llamado rock andaluz, con el que se entrelazan elementos propios del flamenco. Debutaron con este álbum homónimo, aunque es conocido como El patio en la cultura popular. La música fluía gracias al buen hacer compositivo del ya fallecido Jesús de la Rosa, quien dejó huella por sus características voces e incisivos teclados, a la pericia en la guitarra de Eduardo Rodríguez y al golpeo sin miramientos del batería Juan José Palacios “Tele”. El álbum presenta una serie de clásicos imborrables que perseguirían la carrera de los sevillanos. Así tenemos la estratosférica apertura de “Abre la puerta”, la por momentos oscura “Sé de un lugar”, o la excelsa y melódica “En el lago”, las cuales son complementadas, principalmente, por “Luminosa mañana” y “Recuerdos de una noche”. Esenciales en sus tres primeros álbumes.
Formación: Jesús de la Rosa (voces, teclados), Eduardo Rodríguez (guitarra) y Juan José Palacios “Tele” (batería, percusión).
Colaboran Manolo Rosa (bajo) y Antonio García (guitarra eléctrica). Producido por Gonzalo García Pelayo.
Aphrodite’s Child – 666 (1972; Vertigo)
A pesar de no contar como uno de los grupos de rock progresivo de cabecera, hay que decir que el tercer trabajo de los griegos Aphrodite’s Child es una auténtica maravilla. Curiosamente, varios de sus integrantes serían muy conocidos en años posteriores, y es que aquí figuran el teclista Vangelis y el bajista, guitarrista y vocalista Demis Roussos. Junto a ellos, el batería Loukas Sideras y el guitarrista Anargyros Koulouris. ¿Qué nos encontramos en este disco? Bueno, si entendemos que tanto Vangelis como Demis han sido siempre excesivos en algunos aspectos musicales, las características de 666 van por ese camino. Rock progresivo, psicodelia y pinceladas de pop barroco bien fusionadas, sobre todo en cortes como “The Four Horsemen”, el himno del disco, o el también importante “Aegian Sea”. “Altamont” y la suite “All The Seats Were Occupied” ponen la guinda a un disco de minutaje excesivo, pero con una calidad abrumadora.
Formación: Demis Roussos (voces, guitarra, bajo, trompeta, coros), Anargyros Koulouris (guitarra, percusión), Vangelis Papathanassiou (teclados, órgano, piano, vibráfono, bajo, flauta, percusión, coros) y Loukas Sideras (batería, voces).
Colaboran Harris Halkitis (bajo, saxofón tenor, congas, batería, coros), Michel Ripoche (trombón), John Forst (narración), Yannis Tsarouchis (narración) e Irene Papas (coros). Producido por Vangelis.
Traffic – The Low Spark of High Heeled Boys (1971; Island Records)
Los primeros trabajos de Traffic estaban englobados dentro del rock psicodélico, el folk y algunos escarceos blues. Sin embargo, el punto de inflexión fue el aclamado John Barleycorn Must Die (1970), pues fue a partir de ahí cuando comenzaron a practicar un rock progresivo impregnado de buen folk. Tan espectacular como aquel es este The Low Spark of High Heeled Boys, donde la banda liderada por Jim Capaldi y Steve Winwood dan rienda suelta a su creatividad mediante un conjunto de composiciones melódicas, exquisitamente instrumentadas y con cierto carácter ecléctico. Entre los títulos más destacables se encuentran la inicial “Hidden Treasure”, la que da título al disco y quizá la más importante, o la calmada “Rainmaker”. A pesar de su gran elaboración y de ser muy poco amiga de la radiofórmula, consiguió el disco de platino y un excelente puesto 7 en las listas estadounidenses.
Formación: Steve Winwood (voces, guitarra, órgano, piano), Jim Capaldi (voces, percusión, coros), Chris Wood (saxofón, flauta), Rick Grech (bajo, violín) y Jim Gordon (batería).
Colabora Rebop Kwaku Baah (percusión). Producido por Steve Winwood.
Cressida – Asylum (1971; Vertigo)
No es una banda precisamente popular. Sin embargo, el rock progresivo es tan extenso que, dentro de su mundo, hay infinidad de formaciones de enorme calidad que no han trascendido lo que quizá habrían merecido. Ahí es donde podemos encontrar a los británicos Cressida. Ha podido ser un hándicap el hecho de que hayan permanecido en activo tan poco tiempo. Cuentan con dos álbumes publicados y cualquiera de ellos podría ocupar este lugar. He decidido decantarme por Asylum, el último de ellos. Suena de fábula. La instrumentación es exquisita y el nivel compositivo es altísimo. Practicaron un rock progresivo de tendencia sinfónica, aunque incluyendo un poco de jazz y de psicodelia. La inicial homónima es elegante, calmada y bien estructurada, pero se ve eclipsada por “Munich”, una soberbia pieza de más de 9 minutos con todos los ingredientes que caracterizan al grupo. El final protagonizado por “Let Them Come When They Will” es clave para situar este trabajo entre lo más destacado del subgénero en la década de los 70.
Formación: Angus Cullen (voces, guitarra acústica, percusión), John Culley (guitarras), Kevin McCarthy (bajo), Iain Clark (batería, percusión) y Peter Jennings (órgano, piano).
Colaboran Harold McNair (flauta), Paul Layton (guitarra acústica) y Graeme Hall (orquestación y dirección). Producido por Ossie Byrne.
Kansas – Leftoverture (1976; Kirshner)
Los populares Kansas fueron creciendo paulatinamente en el mundo de la música. Al menos en lo que a términos cuantitativos se refiere. En el aspecto cualitativo, llamaron poderosamente la atención con su segundo trabajo Songs for America (1975), pero lo mejor para ellos estaría por llegar. Y eso que aparecieron algo tarde en la oleada de bandas del estilo, puesto que la época clásica y el auge del progresivo tuvo lugar a principios de la década de los 70. Aún así, lo intentaron y en sus primeros trabajos no defraudaron. Explotaron definitivamente con Leftoverture, que si bien pertenece claramente a la corriente prog, posee elementos de hard rock e incluso del AOR. Musicalmente, el álbum es irreprochable, y además cuenta con un vocalista muy solvente como Steve Walsh. La obra se inicia con el himno “Carry On A Wayward Song”, un pelotazo por aquel entonces, pero le acompañan otros cortes igualmente meritorios como “The Wall” o la monumental “Magnum Opus”. Leftoverture ha conseguido cuatro discos de platino y un Top 5 en los Estados Unidos.
Formación: Steve Walsh (voces, órgano, piano, vibráfono, sintetizador, coros), Kerry Livgren (guitarra eléctrica, clavecín, piano, sintetizadores), Rich Williams (guitarras), Dave Hope (bajo), Robby Steinhardt (violín, viola, voces, coros) y Phil Ehart (batería, percusión).
Colaboran Toye LaRocca (coros) y Cheryl Norman (coros). Producido por Jeff Glixman y Kansas.
Eloy – Ocean (1977; Harvest, EMI)
Dentro del rock progresivo alemán, los Eloy tienen un hueco entre sus mejores representantes. Quitando un primer álbum un tanto irregular, hay que destacar que no fallaron durante toda la década de los 70, y tampoco a comienzos de los 80. Durante un tiempo se mostraron infalibles y sin fisuras. Dentro de ese período de esplendor se sitúa el grandioso Ocean. Su receta musical se basa en un rock progresivo de inclinaciones sinfónicas, fuertes dosis de space rock y pinceladas art rock. El álbum cuenta con tan solo cuatro composiciones, pero claro, dos de ellas (“Poseidon’s Creation” y “Atlantis’ Agony at June 5th – 8498, 13 P.M. Gregorian Earthtime”) superan los 10 minutos. Ambas son de vital importancia, pero es que las dos restantes son igualmente imprescindibles. “Incarnation of the Logos” y “Decay of the Logos” completan un trabajo muy completo, épico, complejo, y todo ello en un álbum conceptual de temática mitológica.
Formación: Frank Bornemann (voces, guitarras), Klaus-Peter Matziol (bajo, coros) Detlev Schmidtchen (órgano, sintetizadores, mellotron, xilófono, voces) y Jürgen Rosenthal (batería, timbal, triángulo, flauta, campanas, voces).
Producido por Frank Bornemann.
*Si quieres echar un vistazo a las anteriores partes, aquí las tienes (1ª y 2ª)