El silencio que envuelve las negociaciones entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos (UP) para conformar un “Gobierno de progreso” como ellos mismos lo han calificado, indica una voluntad de alcanzar ese objetivo, pese a lo que suele significar la ausencia de ruido en la política española normalmente.
En este caso, el silencio supone un blindaje frente a los ataques externos e internos, que esperan filtraciones para mediatizarlas y torpedear con ello el proceso de diálogo, que ya se encuentra cerca de la fase final en la que solo quedan los detalles.
>>El «gobierno de progreso» entre PSOE y UP avanza en silencio<<
Además, que ninguna de las fuerzas políticas haga correr rumores interesados para debilitar la posición del contrario y así hacerse con un mayor control, implica que no hay segundas intenciones ni estrategias que contravengan la voluntad expresada cuando se anunció esta posibilidad a las pocas horas de conocer los resultados electorales.
Sin embargo que este escenario se produzca, no significa que sea positivo para ambas fuerzas políticas a medio y largo plazo. Quién más tiene que perder, y que ganar, es Unidas Podemos, porque es la organización que se supedita a la mayor, el PSOE, y no cuenta ni con músculo social ni con apoyo mediático.
La última experiencia comparable a esta fue el acuerdo de gobierno entre el PSOE e IU en la Junta de Andalucía. Izquierda Unida (hoy integrada en UP) recibió muchas críticas, incluso por parte de los líderes de Podemos, que señalaban que entrar en el gobierno con una fuerza neoliberal no era una buena idea porque sería coresponsable de los recortes, y que las iniciativas positivas que surgieran de la gestión de IU se las apropiaría el PSOE, que además manejaría los tiempos para romper el pacto con argumentos contra IU cuando más le conviniera, enterrando las opciones de la coalición de izquierdas en las siguientes elecciones.
Todas esas advertencias se cumplieron, justificando la posición de quienes apoyaban como estrategia votar a favor de la investidura del PSOE para pasar inmediatamente a la oposición, teniendo así una posición más cómoda, ya que permitiría a la izquierda apoyar las leyes en favor de la mayoría social a la vez que desgasta al Partido Socialista denunciando sus políticas neoliberales.
Sin embargo Pablo Iglesias, el líder de la coalición Unidas Podemos ha apostado desde el principio por una coalición de gobierno y entrar en el ejecutivo de Pedro Sánchez, una posibilidad que se va a dar. Los dirigentes de Unidas Podemos van a conseguir poder en los aspectos social, laboral y económico, precisamente los tres pilares sobre los que se pueden impulsar medidas de protección de la población cuando el siguiente ciclo de la crisis llegue, esperado para el corto plazo.
>>Lo que implica que el Régimen del 78 se mueva contra el preacuerdo de PSOE y UP<<
Dependerá de la estrategia de UP que sus posibles éxitos en política gubernamental no sean robados por el protagonismo mediático del PSOE, que intentará que sus errores sean compartidos y vincular a UP con los recortes que sea obligado a hacer, al seguir respondiendo a las dinámicas de poder e intereses del IBEX35.
No conseguir escapar de esta situación que siempre sufren los socios minoritarios del PSOE, provocaría una nueva caída importante en el apoyo electoral de UP, que al haber abandonado la movilización en las calles no sería capaz de justificar su existencia política, ya que su apariencia ante los ciudadanos sería la de una fuerza que llegó para cambiar el sistema, pero que fue absorvida por él. Sin importar que eso fuera cierto, ya que los medios de comunicación imponen realidades alternativas en función de los intereses de sus dueños.