El pasado en contexto
Esta formación nunca ha disimulado el carácter fascista de las ideas que defiende. No ha tenido reparos en mostrarse con grupos o personalidades de las diferentes corrientes fascistas que inundan España. O dicho de otro modo, Vox es fascista y no lo disimula.
- Crisis política. La inestabilidad de los anteriores gobiernos de “centro-derecha“, unida a la hostil relación que existía con el presidente de la República. Las reformas paralizadas a partir de 1933 -la agraria, militar, convenio con la Iglesia, la educativa- ayudó a crear una atmósfera de revanchismo. En la Revolución de Octubre de 1934 hubo represión, tanto en la huelga general como en la revuelta que se dio en Cataluña. Asturias fue la más brutalmente reprimida, gracias Legión dirigida por Franco.
- Economía. El contexto internacional era de crisis económica.
- Corrupción. Los desacuerdos en el gobierno aumentaban. El escándalo del Estraperlo y otros escándalos que aparecieron después, fueron la gota que colmó el vaso. Lo que precipitó las elecciones a Cortes en 1936. Las ganó el Frente Popular e hizo algunas reformas.
El clima social era cada vez más tenso. La derecha quería acabar con el sistema democrático y la izquierda obrera mostraba una actitud revolucionaria. En abril se dieron enfrentamientos violentos en las calles. Ese fue parte del contexto que propició aquel 18 de julio de 1936.
La realidad del enlace entre pasado y presente
Otros factores como los últimos discursos del monarca, en los que muestra su apoyo a la armada y al ejército y recuerda la importancia de la defensa de la Constitución -curiosamente en los momentos en los que la derecha denuncia que ha sido profanada-, el comportamiento y la actitud de la derecha tanto política como social, son los citados para igualar la comparación.
Hay diferencias importantes que también hay que tener en cuenta a la hora de valorar la situación. Por ejemplo la izquierda obrera, la social, aunque la atmósfera sea tensa, la actitud de la izquierda actual dista mucho de ser revolucionaria. Ni siquiera los organismos que antes eran obreros, como los sindicatos, parecen estar a la altura de las circunstancias. Aunque en realidad el problema sea que la gran mayoría, aquellos que algún día fueron revolucionarios, se hayan acomodado, hayan olvidado sus objetivos o hayan cambiado sus principios.
En cuanto a la derecha, se asemeja bastante en actitud y objetivos. Actitud de restar, de prepotencia. No importa si son corruptos, si quieren reprimir identidades, si amenazan, si acosan, si siguen utilizando a las víctimas para hacer campaña, si mienten.
Da igual, lo hacen porque pueden, porque les dejan. Usando herramientas como la censura, la represión -no legítima únicamente de la derecha, sino de todos los engranajes del régimen-. Por un lado, intentar silenciar ciertas reflexiones y por el otro, envalentona a su fauna lo que lleva a campañas de acoso contra la izquierda social.
El llamamiento de Santiago Abascal puede que no hay sido más que otro acto de campaña de los que acostumbra a regalar a sus fieles sabuesos. Tomarlos por meros locos es un gran error, no porque no tengan su toque, sino porque sería subestimarlos. En los últimos tiempos, no han sido pocas las agresiones que personas de izquierdas han sufrido. Sus seguidores son tan agresivos como los discursos que da. Es como si tuviera a un grupo de felinos hambrientos y los azuzara antes de soltarlos para que cazaran.
Ayer, quitando en algunos lugares puntuales del país, el llamamiento hecho por esta formación no tuvo una respuesta desmesurada. Según fuentes policiales, en Madrid se reunieron alrededor de cuatro mil personas y en Barcelona mil, los Mossos se desplegaron donde estaban manifestándose los CDR y los de Vox.
Parece bastante claro que la recién nacida legislatura será difícil y posiblemente corta. Los partidos de derecha seguirán dificultando cualquier medida que pueda hacer fuertes a los principales partidos del pacto. Seguirá también incitando a sus seguidores y acólitos.
Difícilmente mejorará la situación de la mayoría de la población y posiblemente la frustración seguirá en aumento. Se prevé un futuro para el que la “izquierda política” no está preparada -según las expectativas de parte de la sociedad-. ¿Estará preparada la izquierda obrera y social?
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