La oposición al gobierno de Nicolás Maduro no tiene líder. Las esperanzas que los actores de oposición y muchos seguidores tenían puestas en Juan Guaidó se difuminaron. En tan solo un año de que se autoproclamase «presidente encargado de Venezuela» la oposición lo desconoce, dando paso así a una oposición de la oposición. ¡Muy Extraño!
Tal situación y decepción se fundamenta en no haber podido encauzar el tan ansiado y nunca concretado «cese de la usurpación de Nicolás Maduro».
Además de los casos de corrupción en la que él es el principal involucrado, como la apropiación de los fondos de la ayuda humanitaria que provenía de Estados Unidos, Canadá, Alemania, Colombia, etc, que supuestamente serían destinados a medicinas y alimentos, y que por cierto, nunca llegaron a los venezolanos; y también los recursos que el expresidente de la Asamblea Nacional recibió de la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional).
Guaidó al ya no ocupar el cargo de presidente de la Asamblea Nacional, solo existe fuera de Venezuela. Y solo existe mediáticamente porque dentro del país bolivariano no controla absolutamente nada. El presidente de Colombia Iván Duque, por ejemplo, le ha pedido formalmente, la extradición de la exsenadora colombiana Aida Merlano, acusada de delitos electorales.
Sin embargo, el autoproclamado no tiene el mínimo poder para ejecutar tal acción. Lo que genera una bochornosa situación y nuevamente devela a un «presidente imaginario». Y a Iván Duque en una posición incómoda políticamente. Pedir extradición a Maduro significaría aceptar su cargo legal como presidente de la nación y dejar por el suelo a Guaidó.
No obstante, Juan Guaidó le es útil a Estados Unidos. De todas las figuras opositoras, Juan Guaidó ha sido el que más cerca ha estado de liderar un golpe de estado en contra de Nicolás Maduro. Y claro, el que más reconocimiento internacional y mediático ha conseguido. Y esa aparente ventaja no la quieren perder. Para mantener ese capital mediático y político, intentarán boicotear al poder legislativo presidido por Luis Parra, al que por supuesto no apoyan, porque presumen que están aliados al oficialismo, afirmación por demás absurda.
Mientras Juan Guaidó hacía show fuera de la Asamblea para posicionar en la opinión pública lo perverso del gobierno de Maduro, los demás opositores elegían a Luis Parra como nuevo presidente. Ya sabemos que Guaidó siempre supo que no sería reelegido y armó dicho teatro para victimizarse y no verse como derrotado.
Luis Parra, nueva cara y cabeza de la oposición ha empezado por dirigir sus dardos a desenmascarar a Juan Guaidó, y obviamente tiene el apoyo de la mayoría de diputados opositores. Hace un par de días por ejemplo, lidera la creación de una comisión para que se investigue los casos de corrupción en la que está envuelto el «autoproclamado presidente».
Los actores políticos de la oposición se sacan los ojos entre ellos. No tienen un líder definido. Y esto beneficia, ciertamente, al oficialismo, puesto que mientras la oposición se divide internamente sin ese líder que necesitan, el gobierno goza de estabilidad política.
Cabe mencionar que el caos y los intentos de golpe de estado generados desde las filas opositoras no le hacen nada bien al país bolivariano. Una verdadera oposición se estructura con propuestas políticas que permitan mejorar la situación económica y social de Venezuela. Y sin duda alguna, no existen.