Una de las versiones conspiranoicas de la aparición del virus SARS-CoV-2 (que causa la enfermedad COVID-19) es que los norteamericanos aprovecharon su participación en los Juegos Mundiales del Ejército de 2019 celebrados en Wuhan del 18 al 27 de octubre de 2019 para propagar el citado virus. Los primeros síntomas aparecen en China el 8 de diciembre de 2019, y el primer caso de enfermo registrado en los primeros países contagiados está ligado a un ciudadano chino o a un nacional relacionado con China.
La razón en la que se basaban los conspiranoicos desde el inicio del contagio era la lucha económica y comercial entre las dos potencias mundiales.
Conforme van pasando los días, lo que no llegaba ni a la categoría de hipótesis va tomando cuerpo con dos hechos que se conocieron: Unos soldados norteamericanos tuvieron que ser hospitalizados en Wuhan con una neumonía muy rara; y la acusación del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China de que el origen de la pandemia es estadounidense basándose en la declaración que el 11 de marzo de 2020 hizo al Congreso de los Estados Unidos el director del Control y la Prevención Sanitaria sobre muertes por coronavirus en su país anteriores a la aparición del primer caso en Wuhan.
Para más inri, el Pentágono confirma casos de coronavirus en militares de Corea del Sur e Italia, pero afirma que ninguno asistió al evento.
Llevado por la curiosidad, miro el medallero de la competición militar. Mi sorpresa es mayúscula cuando veo el paupérrimo resultado de los militares campeones en salvar a la humanidad de los tenebrosos enemigos del libre mercado o de los ultratecnologizados alienígenas, al menos según Hollywood.
Reviso los campeonatos anteriores y resultan igual de desastrosos que los de Wuhan. 2015, en Mungyeon, Corea del Sur; 2011, en Río de Janeiro, Brasil; 2007, en Hyderabad-Secunderabad, India; 2003, en Catania, Italia; 1999, en Zagreb, Croacia , y por último 1995, en Roma, Italia.
Parece que la nación más poderosa del mundo no tiene a los soldados más en forma del planeta. Es raro que una potencia en todos los órdenes no cuide su reputación en este aspecto. Podría ser que en vez de a jugar vayan a otra cosa.
En Wuhan se extrañaron que unos militares con tan escasa preparación en su disciplina deportiva representaran a la nación norteamericana, se ve que no consultaron las estadísticas. La conspiranoia se pone en marcha.
En las tres primeras ediciones ningún conspiranoico podría arrimar algún suceso reseñable a sus sospechas, a no ser que llevaran el SIDA a Croacia, pero si su intención hubiera sido esa la habrían desestimado porque Europa Oriental ya estaba marcada por el VIH.
Aparecen tres países BRICS en los cuatro campeonatos siguientes. ¿Cómo se eligen las sedes? ¿Hará valer los EEUU su peso como nación hegemónica también aquí? India, 2007, epidemia de cólera en una región en la que el monzón provoca como mayor problema una diarrea. Pudo haber sido el monzón realmente.
Brasil, 2011, epidemia de dengue en Río de Janeiro. No es extraño que el dengue aparezca en esa ciudad, pero en marzo de 2011 se registraron más casos que en 2009 y 2010 juntos. Pudo haber sido que hubiera más agua estancada que favoreciera la proliferación del mosquito que propaga la enfermedad.
2015, Corea del Sur, país muy aliado de los EEUU, pero también muy cercano a China. Epidemia del virus MERS procedente de los lejanos países del Golfo Pérsico pero que pueden visitar los ciudadanos coreanos y llevar la epidemia a su país, como así ocurrió según informaron los medios de comunicación.
Todo pudo deberse al azar, pero si los Gobiernos de India, Brasil y Corea del Sur nos revelaran los movimientos de los norteamericanos antes, durante y después de la celebración de los juegos militares se disiparían las teorías conspiratorias.
También asistían representaciones de China y Rusia pero no tienen el historial delictivo que se asegura de los norteamericanos en la extensión de virus, bacterias y bacilos a propios y extraños, y quien lo dude que pregunte a los cubanos.
Estas epidemias fueron muy localizadas y rápidamente controladas, tal vez fueran un ensayo con vistas a dar el asalto final con un virus que se está tratando con medicamentos para el VIH o la malaria.
Murciélagos, pangolines o uniformados, el caso es que ahora sí es una pandemia.
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