La Revolución Popular Sandinista triunfó en Nicaragua durante el año 1979, con ello se conformó el Gobierno de Reconstrucción Nacional, para luego trascender al poder por la vía electoral en 1984.
Las políticas de una distribución de la riqueza de forma equitativa entre el pueblo, fueron las piezas fundamentales por las que se establecieron las bases del nuevo modelo socialista que nacía en el país centroamericano.
Los obreros y campesinos, durante décadas, fueron sometidos a la miseria, ignorancia, no tenían espacios de desarrollo porque este era un privilegio otorgado a las minorías de poderosos terratenientes de la dictadura somocista.
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La Reforma Agraria, aprobada mediante decreto No 782 Ley de reforma agraria, una de las mayores reivindicaciones de los postulados de Augusto Nicolás Calderón Sandino, recogía el significado de darle la tierra a quienes la trabajasen, al mismo tiempo que éstos le diera uso a los recursos naturales de manera adecuada.
El Gobierno Sandinista asumió la administración de las empresas que la dictadura de Somoza había adquirido a costa del saqueo desmedido por décadas, muchas de ellas convertidas en cooperativas y sindicatos. Se harían las Unidades de Producción Estatal (UPE) las cuales eran estatales, pero manejadas por las asociaciones del campo.
Las Unidades de Producción Estatal (UPE) tenían un perfil en la ganadería, granos básicos, pesca, productos industriales como el algodón, caña y café. Las cooperativas en la ciudad eran de bienes y servicios, más producción semiindustrial, las que procesaban maíz, arroz.
Empresas de Área de Propiedad del Pueblo (APP) serían las que hacían la producción en las ciudades, como el cemento, la metalmecánica, procesadoras de alimentos, textiles, caña, palma africana.
Todo este conjunto de la participación en la economía del pueblo produjo un salto cualitativo en la producción, reivindicación que en el tiempo del somocismo no existía, ahora mediante las políticas de estado los obreros y campesinos eran los protagonistas, proyecto trastocado abruptamente por la Guerra de Agresión Estados Unidos a Nicaragua en los años 80.
En 1990 con el cambio de gobierno, Violeta Barrios vendió estas empresas, las nuevas y las viejas, arrebató los derechos de los trabajadores, obreros y campesinos desapareciendo más de 400 compañías que estaban en manos del pueblo, en lo que sería el inicio de las 3 administraciones más corruptas en la historia neoliberal somocista de Nicaragua.
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Una de las principales obras destructivas de los logros de la Revolución Popular Sandinista fue la venta injustificada del Ferrocarril, la Nica Aerolínea, Mamenic Line, Proyecto de la Palma Africana en el Río San Juan, Proyecto Azucarero del Timal, La Cementera Nacional, entregaron las Minas metalmecánicas y las que no lo eran a extranjeros, mismas que explotaban arena, cal, piedrin, suelo cemento, todo pasó a manos de privados.
Redujeron la composición del Estado, eliminando el Ministerio de Reforma Agraria, (MIDINRA) el Sistema Único de Salud, lo dividieron y lo convirtieron en empresas de previsionales para oligarcas allegados al poder.
Violeta Barrios presionó a campesinos a los que ella les había quitado la asistencia económica del Estado, para que vendieran sus tierras a precios de “cuatemojado”, empobreciendo de esta forma a la mayoría social.
La educación privatizada por los 3 gobernantes, Violeta Barrios, Arnoldo Alemán, Enrique Bolaños, bajó la simulación de Autonomía Escolar.
Los centros educativos cobraban y sus instalaciones se volvieron ruinas, no habían condiciones de ningún tipo para el estudio, el Estado se desentendió totalmente de su tutela, quedando en abandono el sistema de primaria, secundaria junto a los preescolares que fueron cerrados, así como los Centros de Desarrollo Infantil (CDI), modelo fundado por el Gobierno Sandinista. Arrebataron el vaso de leche a la niñez.
En el ámbito cultural, Violeta Barrios destruyó el Museo de la Gran Cruzada Nacional de Alfabetización de 1980, y el de las Fuerzas Armadas, así como todos los murales dedicados a la revolución, creados por los grandes pintores de Nicaragua y del extranjero, mandó a eliminar los monumentos de héroes y mártires de los barrios, incineró bibliotecas enteras de libros alusivos al sandinismo, en un acto de fascismo.
Pero no todo se le escapó al somocismo, Violeta Barrios en su larga lista de medidas neoliberales voraces, hizo colapsar el sistema estatal bancario, el cual sufrió el desmantelamiento con la venta absurda del Banco Popular de Nicaragua (BP), que daba asistencia a la pequeña y mediana empresa, junto con todos sus activos.
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De igual manera pasó con el Banco Nicaragüense (BANIC), lo aniquiló a precio de realización por unas 20 veces por debajo de su precio, junto a una extensa colección de obras de arte a una familia somocista de apellido Zamora, mismo que hoy se conoce con el nombre de Lafise Bancentro.
El Banco Nacional de Desarrollo (BANADES), institución aniquilada bajo las políticas neoliberales del gobierno de Violeta Barrios, fue ahogada lentamente hasta hacerla desaparecer para cuando esta administración entregó el poder al sucesor, Arnoldo Alemán, convirtiéndose en un crimen económico en un país altamente agrícola y ganadero.
Cuando Violeta Barrios entregó el poder a Arnoldo Alemán, el Estado de Nicaragua había sufrido una serie de arremetidas catastróficas a su estructura y erario, dejándole preparado el camino hacia más privatizaciones, e impulsando desde la Asamblea Nacional leyes para seguir saqueando las arcas públicas mediante políticas neoliberales.
Estos tres gobiernos somocistas facilitaron a los empresarios el saqueo del Estado, para empobrecer al pueblo mediante mecanismos del desmontaje del Fisco, la privatización de empresas y servicios públicos, el endeudamiento del país y la corrupción de sus funcionarios, el desempleo de los trabajadores y la descapitalización de los productores, uno de las peores consecuencias fue regresividad fiscal.
La contrarrevolución neoliberal de los años 90, en su afán servil con las grandes corporaciones extranjeras, los beneficiaron y enriquecieron a través de la exoneraron de la mayoría de impuestos, entre estos el Impuesto Sobre la Renta, Bienes e Inmuebles y el Valor Agregado, lo que contribuyó a que los productores y empresarios nacionales se fueran a la quiebra, el Fisco dejó de percibir anualmente 500 millones de dólares.
Nicaragua llegó a ser el país con la tributación más regresiva del mundo, esto porque la empresa privada aportaba sólo el 10% de las recaudaciones, y el resto lo daba el pueblo, o sea el 90%
Entre una de las calamidades de sus desgobiernos, el somocismo de los años 90 dejó como herencia 3.000 millones de dólares en concepto de deuda interna, contraída con ellos mismos en circunstancias corruptas.
El desempleo masivo, la descapitalización y migración fueron los primeros resultados de estas políticas neoliberales, despidieron a 90 mil personas de las Fuerzas Armadas, luego a 50 mil trabajadores de empresas de las corporaciones estatales, en un acto complaciente de servilismo porque debían entregarlas libres de sindicatos y prestaciones sociales a los antiguos dueños, a los que previamente los habían indemnizados antes de privatizarlas.
Enrique Bolaños siendo vicepresidente de Arnoldo Alemán, propició la venta de las empresas de administración energética, por el monto de entre 115 a 200 millones de dólares, este proceso de privatización se vio envuelto en dudosos procedimientos porque se le otorgó privilegios a Unión Fenosa en la licitación, dejándola como única oferente, además de adquirir Disnorte y Dissur, y con ellas el monopolio de la distribución en régimen de concesión por un período de treinta años, la venta incluyó buena parte de los activos de ENEL: redes, subestaciones, bienes inmuebles y laboratorios de calibración, entre otros muchos.
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Para lograr hacer cuadrar estas disposiciones de privatizaciones mediante la venta de las principales empresas del Estado, como ocurrió con la venta de las operadoras y administradoras de la energía, primero hicieron reformas a las leyes, Reforma a la Ley Orgánica del Instituto Nicaragüense de Energía (INE) Decreto No. 30-95 del 14 de junio de 1995 Publicado en La Gaceta No. 118 del 26 de junio de 1995, con la justificación de una reestructuración, así le quitaron un derecho más al pueblo de Nicaragua, las ganancias de esta venta nunca fueron respaldadas.
Durante este periodo se produce la privatización de una parte importante de las plantas generadoras, que pasan a manos de la oligarquía nicaragüense y de capital norteamericano. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) apoya los procesos de privatización o de concesiones de contrato de generación a inversionistas privados bajo sus plazos y condiciones.