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El rugir de un gran felino y el maullar de un gatito

… Ustedes saben que yo no me ahuevo…”. Con esta frase cuyo significado es: no acobardarse, no acojonarse y no rajarse, el difunto León Febres Cordero, antiguo dueño del país, rugió como un León desde el balcón de la Alcaldía de Guayaquil después de algunos tragos de vodka cuando se trataba de derrocar un gobierno en aquella época.

Hoy en día después de una larga semana de expectativa creada por el heredero político de aquel felino, cuando sus seguidores y simpatizantes (que no son tantos como para hacerle ganar una elección), esperaban que dijera que correría por la elección presidencial.

Sin embargo ya perdió en dos ocasiones anteriores, (en 1992 contra un antiguo miembro de su partido Sixto Durán Ballén, y en 1996 contra el mismísimo diablo Abdalá Bucaram). La segunda derrota marcó el fin de sus aspiraciones presidenciales. Una hoja filuda que lo atravesó de arriba abajo y de lado a lado ese año, 1996 está grabado como un tatuaje infamante en su vida política, haber sido derrotado por quien, según palabras del mismísimo Febres Cordero, solo representaba a los marihuaneros y prostitutas de Guayaquil, que había sido intendente de policía en el Gobierno de su cuñado Jaime Roldós y luego alcalde de Guayaquil, en una de las más desatrosas alcaldías que los guayaquileños recordemos, únicamente superada en horrores por la alcaldía de su hermana Elsa Bucaram.

Entonces finalmente el día de hoy jueves 25 de junio de 2020, a las 20:00 en cadena nacional el rugido que se esperaba, apenas llegó a un lastimero ronroneo. Casi casi un maullido de gatito faldero, cuando dijo después del consabido “bla, bla, bla“, que aunque sabe que las encuestas lo ponen en primer lugar, declina su candidatura presidencial para el 2021. Lo cierto es que horas antes en una rueda de prensa Rafael Correa Delgado advertía que sería candidato a la vicepresidencia de la República, ya que constitucionalmente no puede ser reelegido presidente por un nuevo período.

Nebot, en el ocaso de su vida política y con 74 pesados años a cuestas (de todos esos el que mas le pesa es el de 1996) sabe que jamás será presidente del Ecuador, pues la votación cautiva mayoritariamente se encuentra en su ciudad natal, Guayaquil. Las encuestas actuales serias y las no muy serias, todas dan como ganador de las próximas elecciones a la Revolución Ciudadana con Rafael Correa de candidato a cualquier dignidad, o con el candidato que corra por esta opción junto a él para “recuperar la Patria”.

Muchos se han quedado con los churos hechos, y otros se empiezan a acomodar al seguramente candidato que los nebotistas apoyarán en las elecciones, que seguramente será ese joven inexperto a quien Lenín Moreno ha designado como el legatario de su gobierno, Otto Sonnenholzner, sobrino de Alfredo Adum (aquel coideario de Abdalá Bucaram), y yerno de Santiago Salem. Todos pertenecientes a la mafia libanesa afincada en Guayaquil de la que son parte los prófugos hermanos Isaías y el propio Nebot.

También aparecen otros presuntos candidatos que se han autopromocionado, es el caso del yerno y suegro, ambos pre candidatos Pablo Campana e Isidro Romero, el dictador Lucio Gutiérrez, el eterno candidato Guillermo Lasso que corre por su tercera derrota, dos delincuentes prontuariados que el gobierno de Lenín y su politizada justicia han tratado de honrar Fernando Balda y Galo Lara, incluso Gustavo Larrea dice de él mismo que será candidato a la presidencia, pero cómo entender eso si es el que siempre aparece a la cola de toda encuesta.

Si no se cumplen las amenazas del pseudo contralor Celi, que quiere que el Consejo Electoral elimine de sus registros al partido Fuerza Compromiso Social por el cual serían inscritas las candidaturas de la Revolución Ciudadana, y de la fiscal Lady Diana Salazar que ya ha iniciado proceso investigativo de orden penal en contra de la presidenta del Consejo nacional Electoral, o la misma Asamblea Nacional que ha pretendido llevarla a juicio político; Rafael Correa sería el candidato ganador que además arrastraría consigo por mayoría, los escaños de la asamblea en, seguramente, más del 50% del total.

Rafael Correa, no ruge, menos aún maúlla, es el actual domador de fieras que con solo su voz y su correa los mantiene quietos y callados.

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