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Claves para una campaña electoral en la cyberpolítica (I)

La campaña electoral se construye, se cosifica a través del diagnóstico temprano del perfil usuario-medios. Esta relación es quizás el pilar de la construcción simultánea de conceptos, apuntes, pálpitos, riesgos y errores que es una campaña electoral.

Por tanto esta es una aproximación que se ejemplifica a partir de un perfil muy generalizado de los datos que se logren recolectar y más importante, el tiempo que haya para procesarlos. Con todo, he escrito algunos puntos de vista que confío les serán interesantes para analizar la cyberpolítica. Confío también en que lleguen a la misma conclusión que yo: no “somos lo mismo” en la red. Nos hemos “construido” diferente. Por tanto la cyberpolítica debe ser diferente.

En su “construcción” la campaña es verbo, palabra que nombra la noticia, la comenta, la piensa. El “mood” campaña es un estado de celebraciones, de encuentros. De cuentos, por WhatsApp. En algún momento de este “ambiente” electoral y no antes se debe anunciar al candidato, y spot de briefing. (Llega el momento de definir el “briefing” o el librito de quién es candidato, qué se quiere decir y a quién se le quiere decir.)

Creo que es evidente que hay que crear con sus verbos amigos (producir, registrar, filmar, fotografiar, contar) esas condiciones electorales positivas antes de implementar cualquier campaña. Las cybercampañas son por naturaleza, procesales. Los medios digitales no pueden evaluarse con ópticas de fin de siglo mientras la cultura cambia en horas.

Hay que estimular, por medio de la creación de realidades complejas, la producción de matrices, argumentos, información, estímulo perceptivos para instalar una “ambiente” electoral. De esta manera la aceptación (inicio), importante para la propaganda de corto alcance del candidato tiene más posibilidad de aceptación.

Siempre he contemplado el rechazo inicial de las generaciones millennial, centennial y X. La cyberpolítica no es un territorio inclusivo para la política clásica. Esta mezcla de medios con ciudadanos en línea las veinticuatro horas del día, en constante conexión de alcance mundial pareciera inaccesible al politólogo positivo.

La antipolítica de las generaciones más jóvenes no es caprichosa ni síntoma de ignorancia. Es un signo puro de decepción, de hastío. Libres de antagonismos ideológicos, la corrupción que aflora todos los días, como una agua mala ha infestado el tanque de su juicio. Son demasiadas evidencias, en su juicio racional.

Yo creo que esa rebeldía se está filtrando en los cambios que están sucediendo ahora mismo, en todos los países del mundo. Nos hemos llenado de actos individuales porque está mal tomar partido y abrazar las causas incómodas. Sin embargo los movimientos sociales no paran de exigir respeto, en muchos países a la vez.

La política local partidista comienza a ser considerada obsoleta y sustituida por temas “legitimados” por el capital transnacional (algunos arrancados a navajazos) fruto de las batallas populares. Los partidos de masa comienzan a extinguirse sin estructuras reales, activas, autónomas. Se abre la oferta para la “militancia” política, como un abanico de Google. Fracasó el pronóstico de una generación atomizada y esclavizada a Wikipedia. Se profundiza en conocimiento hasta donde uno quiera porque hay una DeepWeb que todo lo sabe.

En un panorama desolador como éste “no provoca hacer política, Orlando ” me dirá usted querido lector no sin algo de razón pero se hace. Y para hacerlo hay que tener una línea, un perfil de alcance y un candidato definido, incuestionable. No negociable. Estas líneas deben transversalizar todos los procesos y temas adjuntos.

Para “argumentar” y “debatir” están los temas anexos. La capacidad de debatir en la red es un factor a considerar. Este factor de discusión de las ideas es característico a los temas transgresores, incómodos a una moral burguesa que hace aguas, espoleada por Internet. La discusión de los temas “anexos” a las líneas centrales de campaña es sujeto de investigación constante para la producción de contenidos diarios, con lineas de argumentación claras, ideas y proposiciones consultadas en conjunto.

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