Hoy existen en el mundo 1.800 millones de jóvenes. Esta población juvenil es la mayor que el mundo ha visto nunca, y está dispuesta a contribuir con la Agenda Global para acabar con la pobreza, la desigualdad y luchar contra el cambio climático para el año 2030. Por ello, este año reafirmamos “El compromiso de la Juventud por la Acción Mundial”.
Aquellos que soñamos y creemos en un mundo diferente sabemos que debemos empezar desde nuestra individualidad “Ser el cambio que queremos ver en el mundo”, en palabras de Ghandi.
Las cúpulas sociales se han encargado por años de convencernos que no existe una forma diferente de vivir, que siempre ha existido y existirá desigualdad, inseguridad, hambre, corrupción, pobreza; lo han normalizado tanto que hoy jóvenes alrededor del mundo gritamos al unísono: ¡ya basta!
Hoy nuestras marchas representan convicciones que lo único que demuestran es consecuencia con construir una sociedad más justa e igualitaria. Una sociedad en donde Juan que tiene seis hermanos, su madre es soltera, y vive en una casa en la montaña tenga las mismas oportunidades y derechos que todos los niños de su escuela.
Una sociedad en donde Luis, que prefiere que le llamen Luisa porque se identifica a sí mismo como mujer, no tenga que esconder su identidad por temor a ser juzgado. Una sociedad en donde líderes mantengan su compromiso con la protección al medio Ambiente, y no consideren al cambio climático como un mito.
Una sociedad donde Sofía tenga el mismo trato que Leonardo a nivel social y profesional, y no que, por el hecho de ser mujer se considerada “el sexo débil”. Una sociedad en donde Paulina que ha sufrido violencia doméstica y sexual sea escuchada, tratada, y nunca más vulnerada.
Una sociedad en donde Pedro, que es afrodescendiente, no tenga que temer por su seguridad tan sólo por el color de su piel. Una sociedad en donde Cristina que quedó embarazada producto de una violación tenga la oportunidad de elegir sobre su cuerpo y su vida. Simplemente una sociedad justa y llena de derechos.
Una sociedad donde el Estado gobierne en función de su pueblo y no de unos pocos. Tan solo 20 años y un poco más nos han bastado para saber que no queremos seguir viviendo en una sociedad así, gritamos: ¡ya basta!
Los y las jóvenes estamos comprometidos en la lucha por una sociedad que Juan, Luisa, Sofía, Paulina, Pedro, Cristina, y todos los seres humanos nos merecemos. Hoy, celebramos la fuerza, la energía, el positivismo, las ganas, la preparación que a los jóvenes nos caracteriza, pero también exigimos que se nos escuche.
A todos las y los jóvenes revolucionarios, decirles que de su lado hay miles con las mismas luchas, en las mismas marchas, y con el mismo fin, miles de voces buscando cambio. Sépase que los derechos no se suplican, ni tan solo se disertan, luchar por derechos primero es una constante y en esa lucha no hay rangos cronológicos.
Jóvenes:
nos queda indignarnos,
abrir los ojos,
levantar voces y conciencias
abrir caminos al andar
revelarnos contra un orden que provoca muerte
jamás callar ni claudicar
y luchar, soñar, vivir,
y reconstruir lo que nos arrebatan
Nos arrebataron mucho, menos los sueños
Somos semilla.
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