Lo que había parecido el adiós definitivo de King Crimson, se convirtió en un hasta luego con la reorganización de la banda para afrontar la década de los 80. En esta ocasión no se limitaron a una vuelta de tuerca al sonido, sino a un giro bastante acusado entre el progresivo, el art rock y la new wave.
Nos situamos. Lo último que habíamos hablado de King Crimson databa de 1974, cuando habían publicado Red. Esa obra maestra no fue suficiente para mantener al grupo en activo y acabó apagando las luces del local de ensayo. A partir de ese momento, Robert Fripp siguió trabajando con Brian Eno, publicó un álbum en solitario llamado Exposure (1979), trabajó con artistas de la talla de David Bowie, Talking Heads y Peter Gabriel. A este último también lo produjo, al igual que hizo con Daryl Hall, conocido por ser integrante de Hall & Oates.
No contento con ello, probó con el proyecto The League of Gentlemen, hasta que se hartó y buscó una nueva aventura mucho más ambiciosa.
Comienza la disciplina
Robert se puso en contacto con su antiguo compañero Bill Bruford y el bajista Jeff Berlin, para trabajar juntos en nueva música. Lo de Berlin se quedó en el tintero y llamó al vocalista y guitarrista Adrian Belew y al bajista Tony Levin. El grupo se iba a llamar Discipline, pero a ciertos miembros no les hizo demasiada gracia y, tras ser animado por otros artistas conocidos por Fripp, retomó el nombre y la carrera de King Crimson. Poco tenía que ver la formación con lo publicado anteriormente, y poco se iba a parecer en cuanto al sonido.
Los nuevos King Crimson comenzaron a trabajar en nuevo material y a girar a finales de abril de 1980. Como ya era costumbre en ellos, los temas que habían tomado forma en diferentes sesiones, se habían presentado en los directos anteriores a la publicación del álbum de estudio.
La grabación y el nuevo sonido
Las sesiones de grabación comenzaron en mayo y se prolongaron hasta junio de 1981, hasta que finalmente se publicó en septiembre del mismo año con Discipline como título final.
Lo que muchos pudieron escuchar fue un nuevo camino artístico tomado por Robert Fripp y los suyos, en el que adaptan el carácter de la banda hacia las nuevas tendencias de los 80. Hablamos de una fusión de rock progresivo, art rock y la new wave de formaciones tan punteras del momento como Talking Heads, en la que Fripp y Belew habían dejado huella, de una forma u otra, gracias a sus colaboraciones y demás.
Los nuevos elementos aparecen desde las primeras notas de “Elephan Talk”, una agitada composición con diferentes efectos, guitarras serpenteantes, el Chapman Stick de Levin tocado con precisión y las baterías de Bruford con su característico toque jazz. A esta le precede “Frame by Frame”, una compleja composición con guitarras entrelazadas, con diferentes tempos y una clara intención de incidir en ciertas melodías. Las líneas vocales de Belew son melódicas, pero es la instrumentación la que eleva el corte a un nivel superlativo.
El tercer tema, de título japonés “Matte Kudasai”, que viene a significar algo así como “espera, por favor”, es una excelente balada, tocada y cantada con un sentimiento inmenso. Un remanso de paz en medio de un álbum tan estupendo como caótico. Porque claro, los descansos son contados, y más cuando sobre el oyente se abalanza una composición casi instrumental como “Indiscipline”, en la que toda la banda pone la carne en el asador. Una tormenta en la que Bruford brilla con luz propia junto a Tony Levin, mientras Belew y Fripp escupen riffs, solos y efectos con sus guitarras.
Las anécdotas toman protagonismo
Para proseguir con el álbum tras la devastadora “Indiscipline”, optan por “Thela Hun Ginjeet”, un anagrama de “Heat in the Jungle”, la cual tiene su miga por cómo se registró. Un día, Adrian Belew salió a la calle para registrar sonidos con su grabadora y así buscar ideas que le ayudasen a inspirarse. Sin embargo, tuvo un problema con algunas personas, las cuales querían robarle el artilugio. Para colmo, la policía le increpó por pasear por aquel lugar. Este relato lo describió de forma angustiosa a sus compañeros de grupo. Lo que Belew no sabía era que Fripp estaba grabando el relato. Todo eso se escucha en algunas partes de la composición.
“The Sheltering Sky” aparece en escena para protagonizar el momento más místico y espiritual. Se trata de un tema instrumental guiado por la percusión de Bill Bruford, concretamente un Slit Drum africano, sobre la que después se sustentan el resto de compañeros. El título procede de una novela de Paul Bowles, autor que ha sido fuente de inspiración para Robert Fripp, y que sin duda tendría aún más relación en el siguiente álbum titulado Beat.
Ya para el final, King Crimson cierra el disco con la composición que da título al álbum. Esto no es algo casual, ya que la banda ideó el orden de las canciones para que tuviese un sentido. Así, dejan para el final una composición menos caótica y más minimalista y matemática. Como si quisiesen llegar a la disciplina tras corregir las partes tormentosas e indisciplinadas.
La portada
La portada del álbum presenta un fondo rojo con un símbolo que deriva de los nudos celtas. El diseño fue registrado por John Kyrk y, cuando Fripp lo vio, pensaba que era una marca antigua que se podía utilizar. Cuando Robert se enteró de que no había sido así, pidió disculpas al dueño de los derechos y encargó a Steve Ball un nuevo diseño modificado, aunque muy similar. Sobre estas líneas puedes ver el diseño de Kyrk y el posterior de Ball.
En contexto
Aunque el cambio de sonido, por momentos drástico, no obtuvo el beneplácito de algunos antiguos seguidores de King Crimson, lo cierto es que, a día de hoy, Discipline forma parte de la columna vertebral de la discografía de los británicos. De hecho, sobre este sonido se basan los posteriores Beat (1982) y Three of A Perfect Pair (1984), aunque no obtuvieron el mismo reconocimiento.
Las críticas especializadas del momento fueron más positivas que dispares y, en muchas ocasiones, se elogió la capacidad de adaptación del grupo para que el sonido tuviese vigencia en el momento en que se publicó. De hecho, si algo caracteriza a King Crimson es el hecho de ir evolucionando sin traicionar sus principios de experimentación y virtuosismo.
Discipline obtuvo cierta repercusión en las listas comerciales más importantes. En el Reino Unido alcanzó el puesto 41 y, en los Estados Unidos, el 45.
Es habitual encontrar este disco en reportajes sobre los mejores discos de la década de los 80, como no podía ser de otra manera.
Tracklist y créditos del álbum
- Elephant Talk 4:42 (Fripp/Belew/Bruford/Levin)
- Frame by Frame 5:08 (Fripp/Belew/Bruford/Levin)
- Matte Kudasai 3:49 (Fripp/Belew/Bruford/Levin)
- Indiscipline 4:33 (Fripp/Belew/Bruford/Levin)
- Thela Hun Ginjeet 6:27 (Fripp/Belew/Bruford/Levin)
- The Sheltering Sky 8:22 (Fripp/Belew/Bruford/Levin)
- Discipline 5:13 (Fripp/Belew/Bruford/Levin)
- Adrian Belew: voces y guitarras.
- Robert Fripp: guitarras y efectos.
- Tony Levin: Chapman Stick, bajo y coros.
- Bill Bruford: batería y percusión.
Grabado en los estudios Basing Street de Londres (Reino Unido) durante mayo y junio de 1981.
Producido por King Crimson.