Carmen Thyssen, comenzábamos nuestro artículo anterior agradeciendo su gestión y esfuerzos, que creo importante reiterar. Y aquí no somos amigos como bien sabéis de los títulos, al contrario, pero quiero contaros para completar la semblanza de la retratada que este cronista sólo ha coincidido en una ocasión con ella.
Una noche en la inigualable rotonda del hotel Palace de Madrid, casi desierta a esas horas, y os puedo asegurar que pese a la sencillez y naturalidad con la que degustaba un café o un té, su elegancia natural resaltaba como si la iluminase un foco.
No quiero dejar sin rememorar con admiración su inolvidable y hermoso gesto al encadenarse a uno de los centenarios árboles que jalonan el Paseo del Prado de Madrid, justo frente al palacio que alberga su colección de Madrid.
En defensa de la vida de los mismos y en oposición a la decisión de talarlos adoptada por aquel ínclito alcalde perteneciente a un partido que solapa normalmente un escándalo con otro más reciente y cuyo legado constituye una enorme deuda que no acabarán de pagar ni nuestros nietos, pese a la labor de Manuela Carmena, que la redujo a la mitad (y van mis paisanos y no la votan; país).
Y ahora ya pasamos a concluir nuestro paseo por este hermoso palacio y a disfrutar de la segunda parte de la colección, no sin antes advertir que la enorme influencia de Mariano Fortuny (sin cuya muerte en plena juventud estaría seguro a la altura de Velázquez, Goya y Picasso).
Efectivamente, estos cuadritos normalmente de pequeño tamaño, demandados por la ya muy potente burguesía, son generalmente de tema amable y casi podíamos decir “perfectos”, merced a la elevada y depuradísima técnica adquirida por los pintores de esta época, alguno de ellos, como podréis ver, realmente geniales (pienso en Sorolla sobre todo).
“La Concha, nocturno”, Darío de Regoyos.
“Mercado de flores”, de José Benlliure.
“Rocas de Jávea”, de Joaquín Sorolla.
“Vendiendo melones”, también de Joaquín Sorolla.
“Vista de la bahía de Palma de Mallorca”. Antonio Muñoz-Degrain.
“La vuelta de la pesca”, de Enrique Martínez Cubells.
Un fantástico cuadro múltiples veces reproducido en infinidad de libros y catálogos, y que nos alegró encontrar aquí, confieso que desconocía la pertenencia a esta colección, La Puerta del Sol, de Enrique Martínez Cubells.
“La buenaventura”, de Julio Romero de Torres.
“Corrida de Toros en Eibar”, de Ignacio Zuloaga.
“Salida del baile”, de Raimundo de Madrazo.
“Invierno en Andalucía” (bosque de álamos con rebaño en Alcalá de Guadaira), de Emilio Sánchez-Perrier.
Y como despedida, este simpático retrato que se encuentra al final del recorrido:
“Carmen en Malaga”, de Mercedes Lasarte.
¡Hasta siempre, baronesa!
Y gracias de nuevo.