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Lo que no son las sanciones que EEUU aplica a Venezuela

Estados Unidos (EEUU) impuso, desde incluso antes de hacer efectivas las sanciones contra Venezuela, un par de ideas-fuerza en el relato. La primera expresa que esas medidas de castigo eran solo para Nicolás Maduro y su entorno. La segunda que estaban destinadas a la recuperación de la democracia en Venezuela, por lo que no afectarían a los ciudadanos.

Incluyo creyendo que Venezuela es una dictadura, e incluso considerándola peor que los regímenes de Israel, Arabia Saudí, Libia, se podrían plantear varias cuestiones tales como si EEUU tiene derecho a imponer medidas que impiden el ejercicio de la soberanía del pueblo de Venezuela, si no deberían ser los venezolanos lo que solucionen los problemas de su país, si los ciudadanos venezolanos necesitan la tutela del gobierno de EEUU para ser guiados hasta la consecución de sus aspiraciones políticas y sociales, si EEUU hace pasar sus intereses empresariales como las exigencias de la mayoría social del país caribeño.

Sobre por qué este interés por alcanzar la democracia en Venezuela no lo tiene EEUU con otras dictaduras que le dan los derechos de explotación de sus recursos hidrocarburos y naturales a empresas norteamericanas en términos económicos muy favorables.

Más allá de la disputa por el relato sobre si las sanciones aplicadas hasta el momento afectan a la mayoría social de Venezuela, o sus penurias son a causa de la mala gestión del presidente Nicolás Maduro, hay una nueva variable que explica el escenario.

Las sanciones se aplican ahora a políticos importantes de la oposición. Como el presidente de la actual Asamblea Nacional de Venezuela Luis Parra o al líder del opositor partido Acción Democrática José Luis Gutiérrez. Esto supone un elemento disruptivo para EEUU, ya que ha actuado en contra de uno de sus dos principales argumentos, las sanciones van más allá de Nicolás Maduro y su entorno.

También hay sanciones para la nueva presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), escogida en el marco de los diálogos entre el gobierno y la oposición. Con esto, el gobierno de Donald Trump rompe el segundo argumento con el que justificó la necesidad de castigar a Venezuela con las sanciones, no busca la restauración de la democracia.

EEUU rompió el límite autoimpuesto por su propio gobierno que implicaba no sancionar más allá del círculo de Maduro. Lo ha hecho con líderes de la oposición que, tras sostener un diálogo con el gobierno, llegaron a la conclusión de que salir de la crisis significaba apostar por la democracia, por realizar elecciones para renovar el poder legislativo.

Sancionar para evitar que se celebren unas elecciones pactadas y organizadas por los representantes elegidos en las urnas tanto del gobierno como la oposición, es una injerencia política. Sin mayor análisis, se determina que EEUU no quiere que se celebren elecciones en Venezuela, por lo tanto no está interesado en la democracia. Las elecciones se dan en un proceso de entendimiento, de reconciliación entre el gobierno y la oposición, un acuerdo histórico.

La sanción a la nueva presidenta del CNE elegida de manera consensuada entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, abunda en que EEUU no quiere elecciones.

Sin profundizar en una mayor revisión del contexto, se puede aseverar que los argumentos de EEUU sobre las sanciones contra Venezuela son falsos. Por lo que también podrían serlo sus argumentos que señalan que el empeoramiento de las condiciones de vida de los venezolanos y venezolanas responde a un mal desempeño de Nicolás Maduro.

Sus sanciones impiden al gobierno comprar medicinas (Euroclear), los buques con alimentos y medicamentos son retenidos en Colombia, las empresas no se atreven a comerciar con materiales para reparar el sistema eléctrico, vehículos, procesar el petróleo. Existe la imposibilidad de operar en el mercado internacional por la acción de las agencias de calificación.

Todo ello conlleva consecuencias en la realidad cotidiana de la población. Algunas son cortes de electricidad durante horas, pérdida del poder adquisitivo, no poder usar el coche, no tener insulina, no encontrar alimentos concretos…

Las sanciones son el motivo de la regresión social que vive Venezuela, ya que son en realidad un asedio. Una manera de desgastar al gobierno de Nicolás Maduro -elegido democráticamente en 2018 frente a dos candidatos de la oposición (Henri Falcón y Javier Bertucci)- que mantiene en manos públicas y comunitarias los recursos naturales e hidrocarburos, el motivo fundamental de la situación.

De ahí que EEUU use las sanciones para intentar evitar, en primer lugar, que la mayoría de la oposición participe en las elecciones, y si no es capaz, espera mantener su negativa -y la de sus aliados-. a reconocer los resultados que arrojen las urnas, ya que seguir sin apoyar la institucionalidad de Venezuela es lo que sustenta la aplicación de las sanciones.

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