Siempre el mismo cuento
Cuando pienso en la estrategia que usa la derecha española -en su totalidad- para atacar a sus “enemigos social comunistas” no puedo evitar pensar en ejemplos pasados que no dejan de ser calcas modernas con una misma finalidad: hacerse la víctima, dar la impresión de que los “nuestros” están acorralados por un poder salido no sé sabe de dónde que quiere eliminarlos del mapa, y por esa razón cabe utilizar todas las armas -en un pasado nada lejano, fue literalmente así- para barrerles el paso en nombre de un ser superior, -en este caso la idea simbólica de España- para no sólo parar al “enemigo” sino vencerlo hasta su máxima humillación.
Cuántos miedos y cuántos años de vida sin límites, en aquellos tiempos -el franquismo gobernante- que ponía sus mínimos de contención en la suerte de las vidas de las personas.
Y cuando pienso en esa estrategia “derechosa” me aparece la imagen del Reichstag quemado “supuestamente” por un joven comunista que fue el símbolo, o mejor dicho, la palanca para pisar el acelerador de la fuerza incontenida del nazismo que hizo tabla rasa con la oposición, con los judíos y con todo lo que no era de su agrado sin más pruebas que la de un solo joven que él sólo fue capaz por arte de magia, de incendiar todo un Reichstag. ¿A quién le suena esta escena teatral? A mí me suena a dolor y a imposición de los que tienen las armas y el poder de tenerlas…
Los militares no rompen el silencio, simplemente, el momento vuelve a situarlos en el mapa político
Primero fue el chat de esos militares ya retirados lo que nos horrorizó. Bien es cierto que son “palabrejas”, pero, ¿quién sabe hasta dónde llegan estas ideas? ¿Cuántos comparten esas ideas no sólo en el ejército sino entre los poderes profundos del estado? Ahí está el tema.
Y luego, por ese arte de magia que comentaba antes, nos aparece un video de unos militares en activo de algún sujeto que los grabó a todos ellos cantando a sonata canciones de la maldita División Azul.
Pregunta, ¿cómo demonios saben tantos de ellos de memoria esas canciones que deberían estar prohibidas sólo de pronunciar? Y la clave de todo esto no es la denuncia de este “bailoteo castrense” sino por qué surge este vídeo ahora, y cabe pensar en la posibilidad que sacar este ejemplo “insurreccional” sea una imagen simbólica que pretende empatizar con un sector político concreto. Es una imagen que viene a decir a los suyos; no estáis solos.
Mientras tanto, les caerán sanciones y la izquierda se pondrá las manos en la cabeza, pero la fuerza bruta a la que responden estas imágenes es infinitamente más potente que la queja de cualquier ministro; ellos -sectores de la derecha española- se sienten legitimados.
Hoy en día no hace falta señalar quiénes son los buenos y quiénes los malos. Una imagen en las redes vale más que mil palabras, y eso vale para los que nos parecen buenos, pero también para los que nos parecen malos.
Para qué proponer basta con señalar
Así como me aparece el ejemplo de la quema del Reichstag también, me aparece también la imagen de Pedro Sánchez en debate parlamentario rebatiendo los argumentos de la derecha con datos y hechos, mientras los otros ya tienen preparada su propia pregunta y su propia respuesta. Claro ejemplo del diálogo sordo en el que vivimos hoy en día no sólo entre los políticos más también todos los ciudadanos.
La derecha tiene crédito de sobras porque ellos mismos se encargan de señalar a sus buenos y a sus malos sin la necesidad de verbalizarlos:
La derecha se nutre del conflicto vasco para señalar a los malos que usan la violencia para romper España y atacar a los españoles. Su nuevo revés ha sido repetir el juicio a Arnaldo Otegi, es un aviso para navegantes que esto del contencioso vasco lo decidirán ellos -sus magistrados y sus policías- cuando se acaba.
El independentismo catalán después de estar reviviendo su 1 de octubre particular cada día, ha propiciado a la derecha un nuevo argumentario para señalar quiénes son los males y los malos de España sin tener en cuenta ninguna voluntad popular, no importa, el bien es la integridad del estado y de sus creyentes ciudadanos, el resto son herejes.
El “social comunismo” de este gobierno, y la Ley Celaá en particular, serán caballo de batalla para la derecha que configurará en la oposición a esta ley una idea de España diversa a la que propone este gobierno. La educación en España es cada vez más un elemento vertebrador para los marcos simbólicos de la derecha, y un problema estructural para la izquierda que se le han agotado los recursos y las ideas de fondo en materia educativa.
La monarquía ha caído, hay que defender España
Qué gran escándalo lo del rey emérito Juan Carlos I. Qué gran error sostener esta manzana podrida en manos del PSOE y qué mala suerte que Podemos sea su socio de gobierno. Una suerte de hechos que afectan la imagen y la idea de la democracia española. Encubrir la Casa Real es deteriorar la democracia en España.
Pero, para la derecha no se trata de defender la democracia sino de defender la idea de España, su tradición, que encarna a la perfección en la figura del emérito fugado. No importa la integridad de la figura porque por ella misma, para la derecha española, su figura es la integridad de su modelo de estado. Eso convierte a la monarquía en un jueguecito que cuando conviene se aparca y cuando conviene se saca para poder jugar.
En definitiva…
La mano negra de Vox es la que está alborotando los trapos sucios del ejército y la mano sucia del PP es la que levanta el polvo de las viejas alfombras de la judicatura; ahí está su golpe de estado encubierto.
La democracia para ellos es un medio no un fin en sí mismo; la transición era la finalidad, preservar lo que el falangismo llamaba “el café” -un grito simbólico que ensalzaba ese movimiento ultraderechista y golpista- es su medio de vida, no hay más allá.
Es bien sencillo, pero harto complicado combatir contras esas ideas incrustadas en la mente de tanta gente, pues lo que está en juego es un debate estrictamente moral, de lucha por una posición simbólica en el cuadro político general.
Darse cuenta del momento histórico de la izquierda
La izquierda tiene el don de meterse en el medio del meollo cuando menos capaz es. Ambas formaciones, Unidas Podemos y PSOE, están en horas bajas por lo que respecta a su número de representantes públicos. La sola idea de pensar en el 15-M se ha esfumado, o ellos mismos la mataron ¿Y entonces qué queda por hacer?
Quizás la izquierda que no aún puede cambiar, deba asumir que es un momento histórico en retroceso de su capacidad política. Que sólo es posible resistir, pero que si se sabe ampliar la mirada se puede percibir una nueva idea para el futuro. Es así de duro, pero si una cosa tiene que cambiar en la izquierda, es en pensar que su ciclo de vida es un ciclo de cambio: primero hay que sembrar para poder recoger en un futuro, eso es la política real.
¡Ah, y sí! Estoy completamente de acuerdo en que en estos momentos tan duros que nos toca vivir, aunque sea una simbólica idea de unidad política se debería reflejar en la mayoría política en el Congreso, de lo contrario, le estamos regalando un nuevo símbolo de su victoria a la derecha reaccionaria. ¡Es la realidad, amigos, de la que queremos hablar!