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Importancia y papel de la coca en el área andina

La hoja de coca contiene una fuerte influencia social en los pueblos andinos, ya que implica la base de las relaciones entre ellos y con lo que les rodea.

Durante años se pensó en la hoja de la coca como un tipo de droga, llegándola a equiparar con la adicción a la cocaína (ya que sirve como base para generar la segunda). Pero se ha demostrado farmacológicamente que su consumo no es más dañino que tomar café, ya que el alcaloide activado al masticarla no es el de la cocaína.

Proporciona fuerza y resistencia al ser masticada, disminuye el hambre, la sed y la fatiga; también se prepara como té para sanar heridas y calmar dolores. Puede ayudar a prevenir la hipoglucemia (azúcar baja en la sangre). Por siglos ha ayudado a los habitantes de los Andes a resistir y sobrellevar la vida en las alturas.

Masticar la hoja de la coca en los Andes permite a los quechuas absorber lo profundo de su cultura, para poder entender lo que significa ser un runa (partícipe de la cultura quechua). Rehusarse a mascar coca es sinónimo de ser un ente antisocial.

También es un medio de intercambio cuando una unidad familiar requiere productos que no produce. Crece más abundantemente en la selva, por lo que la gente de la sierra tiene que conseguirla en los mercados. Por ser una sustancia sagrada, la coca santifica la reciprocidad como una parte fundamental del orden del mundo andino.

Por otro lado, es obsequiada para extender y fortalecer relaciones de reciprocidad, con el fin de obtener o ampliar fuerza de trabajo, prestigio, poder e integración social. Es decir, el intercambio de coca sirve como un sello simbólico en contratos para ayuda recíproca. De esta manera se mantiene unida la sociedad andina, por medio de la obligación y contra obligación expresadas en el dar y recibir coca.

En el mundo andino es difícil entender por separado los contextos sagrados y profanos, ya que se superponen y funden en una sola realidad. La coca relaciona ambos contextos por sus características técnicas, mágicas y religiosas. La hoja de la coca también se usa mágicamente para adivinar el pasado, el presente y el futuro. Los lugares sagrados se expresan mediante configuraciones de hojas de coca. Es una ofrenda a los dioses en sacrificios y rituales.

Mascar coca es un acto que recibe el nombre de hallpay en lengua quechua, está ritualizado, rodeado de ceremonia, es un alto en la rutina que desemboca en un rito religioso. El hallpay debe hacerse al menos seis veces al día: después del desayuno, a media mañana, después del almuerzo, a media tarde, después de terminar el trabajo diario y después de comer; pero es apropiado en cualquier momento, como al encontrarse con un amigo.

El kintu es un puñado de 2 o 3 hojas de coca seleccionadas, antes de mascarlo se sopla sobre él y se invocan a los dioses, este acto se llama pukuy (soplido). Después de esto se prepara otro kintu y se ofrece al acompañante con una frase de invitación; el intercambio continúa por un lapso de unos 15 a 20 minutos, mascando las hojas concienzudamente, nunca de prisa.

En el soplido o pukuy se invoca a la Madre Tierra (Pachamama), a lugares de la faz de la Tierra como cerros, montañas, lagunas, barrios, comunidades), y se hacen peticiones de clima. El pukuy proporciona a la persona una orientación espacial con los sitios que lo rodean, también lo orienta religiosamente al invocar los seres que animan estos lugares.

El hallpay también orienta al runa respecto al tiempo. Mascar coca lo vincula con su pasado incaico lejano, que anhela ver retornar alguna vez; también lo vincula con sus antecesores menos distantes que velan por la fertilidad agrícola.

El tiempo quechua avanza en etapas, la historia es concebida como una serie de mundos más o menos estáticos hasta que son reemplazados por uno nuevo. Así los incas reemplazaron al gigante Machus, y los españoles reemplazaron a los incas. Los mundos del Machus y de los incas siguen influyendo en el mundo de los runa. Mascar coca señala una continuidad de esas etapas, una continuidad del tiempo en amplia escala. Usar esta yerba es ingresar y experimentar el espacio-tiempo mítico y primordial de los dioses y los antepasados.

La muerte en el mundo andino es concebida como un viaje en el cual el muerto encuentra caminos, cerros, quebradas, puentes, animales, pueblos, almas y dioses. Cuando un hombre muere, los parientes le entregan coca para que pueda relacionarse con los seres del más allá. La coca podría servir para que el muerto resista los trances difíciles, se relacione y obtenga ayuda, evite enemigos y logre aliados, es decir, establezca sus lazos de reciprocidad.

La estructura cultural y social quechua depende de la cercana comunicación entre los seres humanos y los lugares sagrados, el uso de la coca, que es el canal para esta comunicación, mantiene la orientación espacial, temporal y religiosa. Puede verse la importancia simbólica y práctica de la coca, que articula la vida en el área de los Andes.

Con información de Catherine A. Wagner, "Coca y estructura cultural en los andes peruanos".