La exposición del Museo Nacional (desde 1993) Thyssen Bornemisza, dedicada al expresionismo alemán es conmemorativa del centenario del nacimiento de Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza (Barón Hans Heinrich Thyssen Bornemisza), a quien además de estarle agradecidos (en menor medida que a su viuda, evidentemente), por el hecho de que podamos disfrutar en nuestro país de una colección mundialmente insuperable (y no creo exagerar).
Debemos también congratularnos por haberle podido escuchar decir cosas como esta: ”el hecho de que estos artistas hubiesen sido oprimidos por el régimen nazi y que su arte hubiera sido etiquetado como degenerado fue un incentivo añadido para coleccionarlos”. Olé, Sr. Barón.
Felicitamos desde aquí, lo más efusivamente que permiten la pandemia y el medio utilizado, a Paloma Alarcó, impecable en su cometido de comisaria. Perfecto; muchas gracias.
Así pues, continuamos nuestro recorrido por esta conseguidísima muestra. En esta ocasión con lo más representativo, conocido, absorbente y al tiempo por otros odiado y rechazado del expresionismo alemán, como puede ser en este caso la obra mostrada al principio de este artículo, Crepúsculo de George Grosz, de 1922.
En la que yo creo que no se puede expresar mejor el ambiente triste, ruin, miserable, rencoroso, sin ilusiones, con las ansias vengativas de un pueblo derrotado, incapaz de luchar contra la pobreza y la inflación galopante en la que estaba sumido su país, como consecuencia de las condiciones leoninas impuestas por los vencedores de la Gran Guerra, y que a la postre, posibilitaría el auge del nazismo y la explosión de la Segunda Guerra Mundial.
Pero antes de llegar a ese momento límite, veamos otros antecedentes.
Paul Klee
Bodegón con dados
Ernst Ludwig Kirchner
Doris con cuello alto
Otto Mueller
Dos desnudos femeninos en un paisaje
Max Beckmann
Quappi con suéter rosa
Ahora, os voy a presentar a un tipo realmente interesante, Lyonel Charles Adrian Feininger, que nació en Nueva York, de padres alemanes, por lo que siempre fue considerado en ambas guerras mundiales, como alemán en su país y como americano en Alemania.
Su hermano es constructor de varios de los más famosos rascacielos y de algún puente en su ciudad, y él, además de un excelente músico y un gran pintor, es uno de los padres del cómic. En 1906 en el Chicago Sunday Tribune publica dos tiras cómicas semanales: Kinder Kids y Wee Willie Winkies World, siendo además el “inventor” de que en los cómics “hablen” también locomotoras, animales, plantas, nubes, etc.
Participó en la exposición del grupo Der Blaue Reiter, también tuvo relación con la Bauhaus, y afortunadamente para él, con la llegada del partido nazi, perseguido y etiquetado en la exposición sobre Arte degenerado, decidió y pudo volver a Estados Unidos.
Por cierto, inolvidable la exposición que hace no mucho tiempo sobre él organizó la Juan March.
Lyonel Feininger
El hombre blanco
Lyonel Feininger
Mujer en malva
Ernst Ludwig Kirchner
Calle con buscona en rojo
Erich Heckel
Cabeza de mujer
Y volvamos con George Grosz.
(Creo que no se puede ser más profético, un pueblo encaminado inevitablemente hacia su autodestrucción).
Metropolis
Max Beckmann
(1942, ya en plena Guerra Mundial)
Despedida
¡Hasta otro día, amigos!