Cambios sociales de la democracia tras el fin del Régimen del 78
Hace 30 años en España, desde aquel territorio azotado por la dictadura se preparaban las bases para una evolución a la democracia.
El camino que ha transitado España, de cuarenta años de dictadura a una democracia, ha sido de gran velocidad. Es un hecho complejo que ha traído diversas situaciones y complicaciones, tomando en consideración que las clases medias no son mayoritarias.
De ahí que, el germen clave se dio en la etapa del “desarrollismo“, que se abrió paso en el país en los años 60, donde uno de los principales fenómenos a manifestarse fue la estratificación social, permitiendo una revolución política que empezó a entreverse en los últimos años del franquismo y que se convirtió en irreversible cuando, tras la muerte de Franco, se procedió a liquidar la dictadura.
Han pasado muchos años, tiempo en el que los fenómenos culturales de influencia global han calado en la sociedad española, junto a otros cambios en el ámbito jurídico, ya que distintas acciones eran sancionadas y condujo a una actualización de la norma.
Entre ellos están las leyes de despenalización del adulterio, ley del divorcio (1981), del aborto (1985), y la ley de matrimonios homosexuales (2005), lo cual amplió el modelo tradicional de familia y propició el avance hacia la democracia. Por consiguiente, dando una mirada más profunda a grandes procesos que ha experimentado el territorio, tenemos los siguientes:
La igualdad de la mujer
Las mujeres, a lo largo de la historia, han sido uno de los principales motores de cambio social y económico, más aún en las últimas décadas con su integración en la política y en los sectores financieros.
Han destacado por su rendimiento educativo, convirtiéndose en una verdadera palanca de cambio que, a través de su impacto en el empleo, le permite alcanzar una creciente autonomía.
Esta nueva posición hizo más patentes e inadmisibles los déficits de desigualdad de género que aún persisten, y que encuentran sus manifestaciones más extremas en fenómenos como la violencia contra las mujeres y el acoso sexual.
La construcción de una sociedad más diversa
El proceso de la inmigración en España ha modificado quizás para siempre la sociedad y, seguramente, lo hará aún más en el futuro por el encuentro cultural entre las distintas etnias que allí conviven.
La población extranjera en 1993 suponía el 1,1% de los residentes en España; en 2017 un 13%. Ningún país de la región ha vivido un proceso de cambio tan rápido y tan profundo que, hasta ahora, no ha provocado problemas significativos de integración y de aceptación por parte de una sociedad cada vez más diversa que evoluciona conjuntamente.
La precarización del empleo
La publicación del primer “Informe España” coincidió con una tasa de paro del 25% de la población activa, que se volvió a alcanzar 20 años más tarde. En medio de un período de intensa creación de empleo.
La sociedad está cada vez más expuesta a transformaciones profundas y permanentes en el ámbito laboral, que aumenta con su creciente precarización, que a su vez está impactando de lleno en los grandes contratos que sostienen y dan coherencia a las personas que trabajan en distintos sectores, tanto público como privado.
Una sociedad envejecida
El creciente peso demográfico de los mayores, por el aumento de la esperanza de vida, ha venido acompañado además de un mayor protagonismo económico, social y político, lo cual exige una reformulación del contrato intergeneracional sobre el que se sustentan los principales equilibrios de la población española.
En el otro extremo se encuentra la baja tasa de fecundidad, que ha caído hasta 1,3 hijos por mujer, muy alejada del nivel de reemplazo.
El efecto de la tecnología
La democratización de la telefonía móvil y del Internet, la globalización, la automatización de los procesos, la aparición y ubicuidad de las redes sociales; la configuración de un mundo y de una sociedad interconectadas, ha traído más ventajas que efectos nocivos.
La tecnología ha dejado constancia de su potencialidad para cambiar radicalmente la educación, la sanidad, las empresas, tanto en la vida familiar como la social; hasta en la vida política, a través de las nuevas estrategias digitales.
De igual manera dejó de ser un instrumento, para convertirse en una parte fundamental del ecosistema personal y social en el que se desarrolla la vida.
El desafío medioambiental
La crisis climática ya no es una amenaza teórica o una idea lejana para condicionar de manera creciente la vida cotidiana. Por lo que, actualmente las personas se enfrentan al deterioro de la salud por causa de la contaminación, ligada a la movilidad y a la producción de energía a partir de combustibles fósiles.
Por otro lado, las consecuencias del cambio climático en los prolongados períodos de sequía y graves inundaciones; la extensión de enfermedades tropicales; la multiplicación de incendios devastadores, son fenómenos con un impacto económico y social creciente, y con un enorme potencial de reconfiguración de la vida de las comunidades tanto en el ámbito nacional como internacional.