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La impopularidad de la monarquía: su apoyo cae hasta el 35%

La opinión de la población ha cambiado en tiempo, teniendo valoraciones que descalifican la actual posición de la monarquía y sus muestras de debilidad estructura.

El pasado 12 de octubre se constató que la legitimidad de la monarquía continúa erosionándose, un año después de que se publicara el primer estudio de la consultora 40dB, el cual ha sido impulsado por la Plataforma de Medios Independientes.

Con base al estudio estadístico, se determinó que el 43,8% de los encuestados defiende la necesidad de celebrar un referéndum sobre la forma de Estado, frente a un 36,1% que lo rechaza. Si hoy se celebrase dicho referéndum sobre el modelo de Estado en España, ganaría la República con un 39,4% de apoyos frente a la monarquía, con un 31%.

Son dos de los principales resultados obtenidos en la segunda encuesta sobre la monarquía, lo más concluyente de este sondeo, es el continuo y progresivo deterioro de la monarquía a ojos de la población española.

Si se hace una comparativa con los datos obtenidos en la primera encuesta, realizada hace justo un año, se puede observar que aunque los dos modelos de Estado pierden apoyos, es la monarquía la que más se resiente, con casi 4 puntos menos.

Es decir, la distancia entre quienes apoyan la República frente a quienes optan por la monarquía se agrandó durante el último año: de un 6% de diferencia en 2020 a un 8,4% en 2021. Sin embargo, aumenta el porcentaje de personas que votarían en blanco, que se abstendrían o que no saben qué harían.

En dicho bloque que supone casi el 30% de las personas encuestadas (cinco puntos más que en 2020), el porcentaje de abstencionistas es el que más sube: del 6,4% al 10,3%. Las personas encuestadas continúan suspendiendo a la institución, y este año, además, con peor nota: del 4,6 de 2020 al 4,3 en 2021 de media.

El nivel de satisfacción con el funcionamiento de la monarquía ha descendido más de seis puntos este año: del 42,1% de 2020 al 35,7% de 2021. Con respecto a las personas que no estaban nada satisfechas el pasado año, el porcentaje ha bajado ahora un 2,6%.

También ha aumentado el porcentaje de personas que consideran que la monarquía es una institución de otros tiempos y que, por tanto, no tiene sentido en una democracia: pasa del 47,9% de 2020 al 53% de ahora.

En el anterior sondeo, la mayoría de la ciudadanía, casi el 80%, independientemente del partido al que votase, la edad o la comunidad autónoma en la que viviese, consideraba que el rey tendría que ser juzgado por los delitos que pudiera cometer.

Como cualquier persona. La gente sigue pensando, prácticamente en el mismo porcentaje, que los escándalos de la familia real dañan la imagen internacional de España. En general y, comparada con la confianza en otras instituciones, la ciudadanía sitúa a la monarquía por debajo de los medios de comunicación, con un suspenso (4,1).

El pasado año, sin embargo, los medios generaban menos confianza que la monarquía. La Iglesia, los sindicatos y los partidos políticos también obtienen un suspenso, pero con peor nota incluso. Las personas encuestadas, como en 2020, solo aprueban a las Fuerzas Armadas (6). El Poder Judicial se queda en un 4,8.

También se pregunta en la encuesta sobre la necesidad de celebrar un referéndum para elegir la forma de Estado. Baja la cifra de encuestados que creen que sería necesario celebrar un referéndum entre monarquía o República, aunque sigue siendo mayoritaria.

En 2020, en la primera encuesta de la PMI, hasta un 47,8% apostaban por la celebración de una consulta sobre la forma de Estado; en la encuesta de este año esta cifra se sitúa en el 43,8%.

El porcentaje de encuestados que defienden que no es necesario celebrar un referéndum se mantiene intacto respecto al pasado año, con un 36,1%. Los indecisos han crecido 4 puntos (que coinciden con los que pierde la opción favorable al referéndum) pasando del 16,1% en la anterior encuesta al 20,1% en este estudio.

Una posible interpretación a estos datos es la huida del rey emérito, que pudo llevar a una mayor parte de la ciudadanía a querer un referéndum en ese momento. Y el aumento de la indecisión ahora puede atribuirse a una consecuencia más del nivel de incertidumbre e inseguridad con el que vive a diario la ciudadanía.

Por edades, la valoración de la monarquía ni siquiera llega al 4 entre los votantes comprendidos entre 18 y 44 años. Entre 45 y 64 se califica con un 4,1, y los mayores de 65, con un 4,8. También baja el porcentaje de encuestados que aseguran estar satisfechos con la monarquía.

En 2020 un 42% aseguraba estar satisfecho con la institución, mientras que en esta encuesta ese porcentaje baja al 35,7%. El 29% de los encuestados asegura estar “nada satisfecho” con la institución.

La percepción de la población ha mutado en tiempo, teniendo valoraciones que descalifican la actual posición de la monarquía y sus muestras de debilidad estructural, paso previo a la ruptura de un sistema arcaico que debe ser superado en favor de unos esquemas que garanticen plenos derechos y deberes ciudadanos.

Solo la República puede generar estas condiciones consecuentes con un país que opina. El exilio voluntario del rey emérito Juan Carlos I por los escándalos de tráfico de influencias, malversación de fondos y fraude fiscal; las infantas Elena y Cristina, además de su vacunación en Dubái entre muchas otras acciones, son cuestionamientos a la legitimidad de la monarquía.

Hasta hace relativamente poco tiempo la gente no se atrevía a reclamar públicamente, mucho menos cuestionar la conveniencia de financiar con sus impuestos una figura real que más allá de simbolizar “unidad”, pareciera ser fuente perenne de división.

Para trasformar este contexto dinástico, se debe procurar un sistema que, concede a sus ciudadanos amplias libertades, igualdad política, control sobre las políticas públicas y sobre los decisores mediante legítimo y lícito funcionamiento de las instituciones. Este régimen satisfaría expectaciones ciudadanas respecto a la gobernanza que requiere.

En la actualidad, el espíritu republicano está ganando cada vez más fuerza en España, y con una Consulta Popular se puede vislumbrar la instauración de una República plurinacional y solidaria. Sin embargo, antes de consolidar los objetivos republicanos, la izquierda debe entrar en un proceso interno de revisión donde se impulse una agenda de contacto popular bajo la bandera constituyentista.

Todo ello permitirá a los ciudadanos, asociaciones y comunidades gozar de libertades extensas e igualdad política, y proveerá un contexto en el cual toda la ciudadanía podrá juzgar el funcionamiento del gobierno mediante instituciones eleccionarias, mientras las instituciones del gobierno y los funcionarios estarán legal y constitucionalmente responsables uno ante el otro.