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El trasfondo comercial de la migración venezolana: (parte II)

Análisis, datos y testimonios de la migración venezolana, un fenómeno que le llena los bolsillos a grandes mafias bajo la aprobación de Washington.

El modelo de negocio no solo beneficia a carteles de la droga o a las mafias que giran en torno a ellas, sino que se traslada a una red de empresas estadounidenses que también reportan grandes ganancias, producto del comercio de seres humanos. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) exhibe un presupuesto anual de ocho mil millones de dólares.

En 2021, de acuerdo con Immigration Hero, ICE reservó cuatro mil cien millones de dólares para cubrir los gastos operativos de los centros de detención de migrantes. Desde 2017 a la fecha, EEUU elevó de tres mil millones a más de cuatro mil millones de dólares su presupuesto para costear ese sistema de detención de extranjeros que está, mayoritariamente, en manos privadas.

El dinero va a una red de empresas de diversos sectores como transporte, alimentación y el sanitario. Por ejemplo, importantes aerolíneas como American Airlines, Delta, Southwest, Frontier, Alaska Airlines y United alquilan sus aviones para el traslado de los inmigrantes.

Un vuelo fletado para trasladar a los detenidos cuesta, aproximadamente, en promedio, casi ocho mil dólares por hora de vuelo, según datos aportados por ICE. De todas estas cifras se benefician, de manera directa, una robusta red de negocios privados. CoreCivic y Geo Group son dos de estas empresas.

CoreCivic reportó, en 2017, que un 25% de sus ingresos totales provinieron de contratos con ICE ($444,1 millones). Mientras que, ese mismo año, los contratos con ICE le generaron a Geo Group el 19% de sus ingresos ($429 millones).

En 2018, Corrections Accountability Project, una organización sin fines de lucro con sede en Nueva York, contabilizó que el 65% de las camas de estas cárceles estaban privatizadas. Luis, el venezolano que nos dio su testimonio de cómo ingresó a EEUU, llegó a una de esas camas.

Cambio de identidad

Al ingresar a la cárcel de El Valle, Luis había perdido mucho. Incluso su nombre.

Tras ser capturado en territorio de EEUU, los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) tomaron absolutamente todas sus pertenencias, tarjetas de identidad, pasaporte, licencia de conducir. “Nos quitaron todo”, explicó. “No me llamaban por mi nombre. Me asignaron un número y unas letras”, dijo.

Atrás quedaron sus dos nombres y sus apellidos, para vestirse de braga azul y denominarse “2C”. ¡A secas! “2C”. “No informaron nada. No decían nada. Todo era un secretismo. No teníamos derecho a llamar, ni nos decían para donde nos llevarían, ni por cuanto tiempo”.

Luis, en primera instancia, fue trasladado a un pequeño reten del ICE, pero luego de una entrevista fue remitido a la cárcel de El Valle a esperar la decisión sobre su caso.

El centro de detención de El Valle, ubicado en Raymondville, Texas, es una de las 200 cárceles para migrantes activas actualmente en EEUU. En esas 200 cárceles permanecen, bajo custodia, poco más de 50 mil personas, de acuerdo con datos públicos de 2019 de la Oficina de Detención y Deportación (ERO). “A esos sitios los llaman refugios, pero en realidad son cárceles”, dijo “2C”.

Al llegar nos dijeron para bañarnos, nos revisaron hasta la cabeza y nos asignaron nuestro espacio para dormir”, añadió.

Más de 760.000 dólares destina, a diario, la ERO, solo para cubrir los cuidados médicos de los reclusos.

Una vez más, se demuestra la red de contratistas que se benefician del tráfico de seres humanos hacia EEUU. Un negocio que no para. Entre el año fiscal 2020 y el 2021, la cifra de personas capturadas a diario en frontera se elevó 150%, expone un reporte de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.

En números absolutos, sería un aumento de 2.000 a 5.000 personas diarias detenidas en ese cordón de miseria que separa a México de EEUU.

En abril, Luis fue una de esas personas capturadas. Luego de cruzar por Matamoros, su realidad cambió. “Vi venir la camioneta. Alcé las manos y me detuvieron”, recordó. Ahí, justamente ahí, comenzó su sueño americano.

Ilegales pero pagan impuesto

A Luis le asignaron una “tablet” al ingresar a la Cárcel de El Valle. A través de ese dispositivo, este venezolano podía ver su disponibilidad, para gastos en el centro de reclusión.

Casi 2.000 dólares le quitaron al ingresarlo y se los acreditaron a su “tablet”. Luis podía comprar dulces, souvenirs o hacer llamadas internas a familiares en EEUU, en caso de tenerlos. “Todo eso eran gastos adicionales. El que no quería gastar no lo hacía y, al salir, le regresaban el dinero”.

El punto acá no es la modernización del sistema, sino la larga fila de empresas que reciben millones de dólares producto del tráfico de seres humanos.

Western Union, por ejemplo, tiene una ventana especial que permite que estos reclusos reciban dinero del exterior para sus gastos en el recinto penitenciario. También la tiene Moneygram.

Desde 2015, la empresa que proporciona estas tablets inició un negocio cuando logró vender sus dispositivos en 11 regiones estadounidenses, a un precio de 70 dólares por unidad.

Una red hotelera que se beneficia del tráfico

En marzo de este año, el Servicio de Control de Inmigración y Aduana (ICE) confirmó la firma de un acuerdo por casi 90 millones de dólares, para que una red de hoteles albergue cientos de migrantes en Texas y Arizona.

El sistema judicial de EEUU libera, en territorio estadounidense, a casi el 40% de las personas capturadas ingresando ilícitamente a ese país, de acuerdo con un informe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, fechado en marzo de este año.

Ese flujo de personas liberadas, no solo alimentan a la red de empresas que giran en torno al tráfico de seres humanos, sino que también aportan al fisco estadounidense. Los inmigrantes indocumentados pagaron, en 2020, un poco más de treinta y un mil millones de dólares, incluidos $20.1 mil millones en impuestos federales, según un reporte de LA Times que cita los datos más recientes de New American Economy.

Los coyotes que negociaron el traspaso de Luis por la frontera son parte del crimen organizado, pero son las empresas que se benefician del tráfico de personas las que organizan el sistema.

No hay sueño Americano

A inicios de mayo de este año y luego de pasar 15 días en la cárcel de El Valle, Luis fue liberado. Salió de la cárcel encadenado de pies y manos. Ahora iniciaba otra fase: la solicitud de asilo.

Durante 2020, hubo 33.200 venezolanos que solicitaron asilo en EEUU, de acuerdo con el informe 2021 divulgado por la Acnur en junio pasado. Esa fue la tercera cifra más alta detrás de las solicitudes hechas por guatemaltecos (40.400 solicitudes) y hondureños (33.700). De las 250.800 nuevas solicitudes de asilo en EEUU, el 13% corresponden a solicitudes realizadas por venezolanos.

Tras obtener y revisar casi 20 testimonios de venezolanos pidiendo asilo en EEUU, hallamos un patrón irrefutable: Todos mintieron. Luis mintió.

Ahora, Luis es uno de los más de 4,1 millones de ciudadanos en el Mundo que espera una decisión sobre su caso. En 2020, la Acnur calcula que 251.000 personas refugiadas en el Mundo retornaron a 30 países de origen. Pero esa no es una posibilidad para este venezolano.

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