Testamento del viejo año 2021
El "testamento” del año viejo, consistía en dejar al nuevo año todos los problemas que no pudo resolver entregándole esa tarea a quienes le correspondía.
Tradicionalmente es una costumbre cultural en el Ecuador, la quema del “año viejo” se celebra en Ecuador aproximadamente desde el año 1895 con el fin de dejar atrás lo malo y mirar con esperanza el año que viene; la quema de los monigotes, representan al año que se va, la sociedad ecuatoriana utiliza este referente simbólico para despedir al año viejo y recibir al nuevo año.
Llegadas las 12 de la noche del día 31 de diciembre, se procede a incinerar un monigote confeccionado hoy en día de madera y cartón, antiguamente se hacía en las casas donde la familia se reunía a “hacer el año viejo” con ropa en desuso, relleno de viruta de madera y una careta de cartón que representaba el personaje que te había hecho imposible la vida en el año que terminaba –un político/gobernante- a este monigote, lo acompañaba generalmente una viuda que era uno de los chicos del barrio disfrazado con atuendos femeninos de color negro para representar el luto en ciernes.
También se leía “el testamento” del año viejo, que consistía en dejar al nuevo año todos los problemas que no pudo resolver entregándole esa tarea a quienes le correspondía, el tal testamento se hacía en prosa o verso e incluso se organizaban concursos para premiar al mejor de ellos.
Hoy intentaré este testamento del año 2021:
Adiós hijos, hijas y entenados,
ya pronto me iré y quiero dejar
en este testamento designados
quienes reciban lo que os voy a dar.
A mi hijo Rafael el mejor Presidente,
le dejo un país en la mierda
para que se haga presente
y haga su magia de izquierda.
A Jorgito, el que en Latacunga está
le dejo un llavero de maestro
para que la reja abra pronto
y termine su secuestro.
A mi hijo Leonidas, le dejo un poncho nuevo
para que pueda dialogar valiente
y no quede como el huevo
como ha hecho hasta el presente.
A mis hijos de Centro Democrático
les dejo una invitación
para que puedan llegar al ático
y unirse a la concertación.
A los que quieren un izquierda sin Correa
les dejo un saco de verde guayaba
para que paren la diarrea
cuando vean que no lo paran ni a la brava.
A quien pronto veré, el difunto Trujillo
le dejo este epitafio como si nada:
“aquí yace gallo hervido, muerto de culillo
nunca cantó, pero hizo la cagada”.
A mi entenada de la Asamblea Presidenta
le dejo un copia de la Constitución
para que esté atenta y
no la confunda con prostitución.
A los sicarios de tinta mis entenados
Vivanco, Boscán, los pelagatos y Vera
los dejo bien puteados
a ver si dejan la mentira ramera.
Caso Aparte es Alonso,
que siendo un hombre añejo
sigue mintiendo como don Alfonso
que es más viejo y más pendejo.
A guillermito mi entenado robacuna
le dejo un baño de verdad
a ver si entiende de una
que el país no es su heredad.
Al borrero no le dejo ni un mandil
porque no he visto en que anda
¿se estará haciendo el gil?
¿o quiere vivir de parranda?
A todos los demás, incluidos los generales
que hoy se mueren de la risa
les dejo toda clase de males
y que les quiten hasta la visa.
A mis otros hijos: López Obrador, Díaz Canel, Ortega, Maduro,
Castillo, Fernández, Boric y Arce, les dejo nobles gentes
para que caminando hacia el futuro de la América del Sur
dejen tendidos los puentes y reinaguren UNASUR.
A Petro, Lula y Correa mis hijos predilectos
les dejo millones de votos
para que vuelvan a ser electos
y salven a sus pueblos de los neoliberales devotos.
A la más linda de mis hijas, a Isabel Cristina
para que siga escribiendo espeso
le dejo una pluma de oro y una boína colorina
así Bolívar y Chávez desde el cielo le envíen un beso.
Venga finalmente el 2022 en octubre o en febrero
con la marcha del pueblo como única opción
juntos: indio, montuvio, negro y obrero
muerte cruzada o destitución.