¿Cuál solidaridad? España rechaza darle asilo a los ucranianos desde 2014
El 91% de las solicitudes de asilo de ciudadanos ucranianos son rechazadas desde el año 2014 en España.
Aproximadamente dos millones de ciudadanos ucranianos han huido de su país a raíz de la incursión de tropas rusas en su territorio. Gran parte de estos migrantes se han movilizado a países cercanos como Polonia, Hungría o Eslovaquia.
Sin embargo, un importante éxodo se traslada al resto de Europa, cuyos países se organizan para afrontar esta situación humanitaria desde sus respectivos enfoques legales y políticos. En el marco de este contexto, la Unión Europea (UE) espera recibir cerca de cuatro millones de ucranianos.
La recepción de migrantes en los tiempos actuales representa un auténtico reto humanitario tanto para los países fronterizos como para las potencias europeas a las que muchos ucranianos quieren llegar. Pese a ello, paralelamente a la acogida, también crecen las denuncias de que la acogida y el refugio está contando con privilegios.
Asimismo, la recepción de migrantes se está utilizando como herramienta política para la defensa de los intereses hegemónicos de las oligarquías y grupos de poder de cada país receptor. Contexto muy distinto al manifiesto antes del conflicto bélico entre Ucrania y la Federación Rusa, cuando desde el 2014, tras la desanexión de Crimea del territorio ucraniano, se ha rechazado la solicitud de miles de refugiados que pedían ingresar a Europa.
Desde entonces, 86.000 ucranianos han solicitado amparo internacional a los diferentes países de la UE, entre los cuales se encuentra España que, con 16.406 peticiones se convierte en el tercer país en recibir el mayor número de solicitudes de asilo de personas de nacionalidad ucraniana, solo por detrás de Italia y Alemania.
Sin embargo, de todas estas solicitudes solo se han formalizado 1.420, es decir, un 8,6%. Esto significa que España ha rechazado al 91% de las peticiones de asilo de ucranianos en los últimos ocho años.
Ya en el 2015 se recibieron el máximo de peticiones de ucranianos, un total de 3.423, siendo Ucrania la segunda nacionalidad que más solicitó asilo en ese curso solo por detrás de Siria. A pesar de la delicada coyuntura en el Este de Europa, ese mismo año no se le otorgó protección internacional a ninguna persona de Ucrania.
Según la Convención de Ginebra y la UE, la concesión de protección internacional reconoce derechos como la autorización de residencia y trabajo, el acceso a los servicios públicos de empleo, sanidad, vivienda y educación, entre otros.
Una vez presentada la solicitud y toda la documentación requerida, los solicitantes de asilo se enfrentan a una entrevista en la que deben proporcionar un relato creíble y detallado de la persecución que sufren. En el caso ucraniano, desde el 2014 jamás se cumplió a cabalidad con estos protocolos internacionales.
En España existe una importante comunidad de ciudadanos provenientes de Ucrania, los cuales se concentran mayoritariamente en Cataluña, la Comunidad Valenciana y Madrid, comunidades autónomas que reciben el mayor número de solicitudes de asilo.
En total, según los últimos datos del INE, correspondientes a enero de 2021, en España hay un total de 112.034 ucranianos y según cálculos del propio Ministerio del Interior, pueden ser cerca de 10.000 las personas que se encuentren actualmente en situación irregular.
Miles de refugiados que huyen de Ucrania a raíz de la guerra promovida por la OTAN y los Estados Unidos (EEUU) contra Rusia. En este sentido, diferentes gobiernos han declarado su solidaridad con la migración ucraniana, pero dicha permeabilidad se realiza con fines políticos.
Resulta ilusoria esta aparente empatía europea por Ucrania. No es fiel reflejo de su praxis en otros contextos migratorios, dentro de la cual esta supuesta solidaridad no se ha visto manifiesta. Tal es el caso del rechazo por parte de Polonia de miles de personas de Medio Oriente en la frontera con Belarús.
Se percibe un racismo fuertemente afianzado dentro de las políticas migratorias europeas cuando se observan cuán diferentes son las reacciones de los gobiernos y la oligarquía de la UE ante las personas que intentan llegar a Europa.
En función del caso ucraniano, en España también existe una posición preferencial frente a aquellos ciudadanos provenientes de Ucrania que intentan ingresar al país ibérico. En este sentido, Espinosa de los Monteros, representante de VOX, ha afirmado que “hace 13 días de la criminal invasión de Ucrania. Es una inaceptable violación de las fronteras y de su soberanía nacional. Hay que apoyar a Ucrania y a los refugiados de esta guerra”.
Asimismo, para el referido derechista, los refugiados ucranianos están siendo acogidos “de forma masiva” por Polonia, Rumanía y Hungría, por lo que en España “tenemos que estar a la altura como país”, comenta el miembro de VOX.
Pese a ello, hasta hace muy poco, el discurso del partido de Abascal sostenía, por medio de Manuel Gavira, que las personas que huyen de la guerra deben quedarse en los países fronterizos, donde encuentran más afinidades culturales y podrían regresar a casa con más celeridad una vez que concluyesen las operaciones bélicas.
Ahora, de la noche a la mañana, para la derecha España asiste en un “dolorosísimo éxodo de la población civil”. Esta aparente y repentina solidaridad no viene sola, la acompaña un característico espíritu segregacionista típico de la derecha.
En este sentido, Espinosa comenta “estos refugiados nos llevan a los no refugiados de Melilla”. El congresista insiste en que España es la frontera sur de Europa y la única nación de este continente con dos plazas en África que “sufren ataques que amenazan su integridad territorial, sus fronteras y su soberanía”. A su juicio, ni este Gobierno ni los anteriores “quieren hacer frente” a la situación y “no toman conciencia de lo que supone”.
Las operaciones militares en Ucrania por parte del Gobierno ruso de Vladímir Putin, dejan en evidencia las profundas contradicciones del sistema político español respecto a su posicionamiento ante la acogida de refugiados ucranianos y las articulaciones con otros factores políticos pertenecientes a la Unión Europea.