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La energía como problema transversal de la economía española

La energía fósil y la guerra han pasado a ser el centro de la política económica mundial, su impacto en la economía española y en la vida cotidiana, es un tema necesario de abordar.

Gas, electricidad  y  petróleo

Todos estos elementos tienen algo en común, el privilegio que les viene dado por el lugar que ocupa la energía en la vida cotidiana. La existencia misma,  hoy día, no podría pensarse fuera del consumo y la satisfacción que les conferimos. Pero qué pasa cuando esa cotidianidad se cimbra ante el correlato dado por las guerras y las pandemias, cuando estas ponen en vilo todo lo conocido.

Nuestra generación está siendo testigo tanto de los estragos aún frescos en la memoria del covid-19; como el impacto que sentimos a diario en nuestras mesas y bolsillos con la intempestiva bélica de reciente cuño. La economía española y con ella la del mundo, recién comenzaba a deslastrarse del asedio del mortal virus, para amanecer de golpe, acompañada de una guerra con una poderosa centralidad en lo energético.

Las economías mundiales se asoman desde el vértigo ante el aumento desmesurado de los precios de los carburantes, el gas, la electricidad; y con ellos la vital arquitectura de nuestros campos y ciudades se llenan de lamentos e inquietudes. El ama de casa en Andalucía, el camionero que día a día carga alimentos hasta Madrid, el desempleado; todos ellos atravesados por el aumento de la electricidad, la gasolina y con ellos los alimentos y pertrechos esenciales.

Vemos con asombro cómo imágenes de escasez  propias de novelas distópicas y ya pensadas como imposibles,  son cada vez más recurrentes en las redes y televisores españoles.

Otro tanto ocurre con el aumento en los precios de los  servicios y gasolineras que ceden ante los ingentes índices que reseñan la inflación del país. Esta ralentización de la economía española y su impacto en la economía doméstica, desacopla al país del contexto europeo más preocupado por otros temas.

Los de siempre 

Ahora bien, esta crisis recae necesariamente en un sujeto, el ciudadano común, quien sufre el fenómeno de la inflación traducido en una disminución considerable de su capacidad adquisitiva y con ello su capacidad de subsistir y resolver  contradicciones de carácter material.    Otro sector lacerado por este componente económico, es el de los mercados y proveedores; el aumento en los precios de movilización, traslado y distribución de los productos de todo tipo, agrícolas, de construcción, entre otros; vía desajuste en el tema energético;  impactan profundamente los datos macroeconómicos.

España en el escenario mundial: Crisis energética

El inicio de la guerra en Ucrania, develó una certera  fragilidad en términos geopolíticos de los cimientos e infraestructura energética europea y con ella la española. La dependencia de estas economías ante las energías fósiles son un claro elemento interviniente en la guerra ruso ucraniana; una guerra abiertamente signada  por el tema energético y de posicionamiento global.

El contexto actual amerita revisar el reposicionamiento de los bloques económicos, los actores de viejo y nuevo cuño. En ese sentido, el gobierno español deberá verificar hacia dentro cuáles son sus debilidades y potencialidades. España cuenta con importantes recursos derivados de la  construcción e implementación de redes y procesos medulares asociados al gas que podrían surtir a los países comunitarios.

La presencia de los puertos y la capacidad instalada para recibir y procesar tanto el gas por tuberías como el gas licuado, le permiten ubicarse de manera geoestratégica en el mercado europeo, dada la aún fuerte dependencia de los países europeos ante el gas, el carbón y el petróleo (el 70 % del abastecimiento energético del continente).

energía

El gas

Una abierta ventaja competitiva que acuna España, en contraposición con los países de la eurozona, es su capacidad instalada en términos gasíferos.

Las inversiones en  este rubro son considerablemente mayores que las de los otros vecinos, sin embargo, esto se cruza con dificultades de carácter geográfico y estratégico a la hora de valorar la calidad y pertinencia de proyectos de rápida ejecución para fortalecer la  interconectividad con sus pares.

El gas trocado en energía eléctrica mueve tanto la economía doméstica como la gran economía, el capitalismo necesita de ella para su autogestión y reproducción. Nada ocurre sin ella en las fábricas de automóviles y en las cocinas españolas. Toda la existencia como la entendemos y vivimos está atravesada por la electricidad,  el petróleo y sus derivados. De allí, las guerras de los últimos 100 años.

 

Nuevas energías  y descarbonización

La política verde europea, con eco sustantivo en la economía española y las lógicas que acompañan su diseño e implantación, están mirando hacia el futuro y las energías verdes. Falta mucho camino por recorrer, sin embargo, ya los temas de reducción de emisión de gases y nuevas energías están dentro de las agendas públicas, nacionales y comunitarias. La nueva política hecha desde los tweets lo demuestra, tal como hemos visto con la respuesta de  Elon Musk ante la invitación de Sánchez. Pero es otro artículo para escribir.