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La magia del Bernabéu

¡Y lo volvieron a hacer!

 

Esto, la verdad, ya es de fenómeno paranormal.

Estamos en los cuartos de final de la Champions League.

Resulta que veníamos cómodamente de Londres (1-3), tras haber jugado uno de los mejores partidos del año. Y héteme aquí que vamos viendo si pasan lo más deprisa posible los minutos, administrando la considerable ventaja y el público (para qué vamos a engañarnos) deseando casi desde el comienzo que llegue el pitido final, y vaya…., de repente, 0-1.

Vámonos al descanso.

Seguimos igual,  ocurre lo que todos temíamos, y por otra parte lo más lógico, a tenor de cómo se estaban desarrollando los acontecimientos, 0-2 y eliminatoria igualada.

Pues por fin los futbolistas se ponen un poco las pilas, pero a pesar de ello (así es el futbol), 0-3 (y menudo golazo).

Cualquier otro equipo hubiese tirado la toalla, pero este, amigos míos, no. La herencia que el otro día comentábamos nos dejó Di Stefano, como no podía ser de otra manera, apareció, transfigurada en el prodigioso tobillo del incombustible Modric, que con el exterior del pie, adivinando la posición de Rodrygo, le puso a este un caramelo que hubiésemos empujado a la red sin esfuerzo alguno Vd. o yo.

Y entonces acabó de concretarse el milagro. La comunión laica, pese a ser en cierto modo mística de unas sesenta mil personas con sus jugadores, tal y como sucede cuando haces un café con leche; una mezcla tan homogénea que no se puede separar. Ya son la misma cosa.

Y con ello apareció el detectable pánico en los jugadores del Chelsea, que cualquiera que haya jugado, aunque sea regular al fútbol, bien teme y conoce: sabes, con certeza absoluta, que vas a perder, y no solo eso, empiezas a flaquear, dudas en cada control, la das con la “uña” y fallas los pases por dos metros, o le has dado de más, es igual, o le has dado de menos. Y solamente estás deseando que se acabe.

Fuimos y fueron a la prórroga, y naturalmente, se cumplió el ya previsto guion.

El por fin reconocido y justamente valorado Benzemá, anotó rápidamente el segundo gol que concedía el pase  las semifinales del torneo y aquello, entre abrazos, risas y alegría, tras finalizar la administrativa segunda parte de la prórroga, y tras haber también soportado un par de horas del mejor suspense, finalmente se terminó.

Lo que antecede, en realidad, si lo piensan, puede que en el fondo no sea tan especial, y que por supuesto algo similar podría acontecer, y de hecho acontece, en cualquier otro campo del mundo, pero…….. cuando esta historia se repite como en el día de la marmota, un par de veces o tres cada año en el torneo más prestigioso del mundo, convendrán Vds. que algo tendrá el agua cuando la bendicen, y que esto ya no es casualidad.

Y en línea con esa filosofía de la vida a que antes me refería (la de no rendirse nunca, la de no dar nada por perdido, la de luchar hasta el final, sin falsa modestia, orgullosamente nosotros podemos identificarnos con personalidades tan dispares como fueron Picasso o Camilo José Cela, ya que ambos coincidían al reconocer sobre poco más o menos que las musas existen, claro que existen, pero que lo más conveniente es que cuando aparezcan te pillen trabajando. Pues eso.

Real Madrid……¡Hasta el final!

Me entero ahora mismo de que acaban de eliminar al Barcelona del otro torneo europeo (por supuesto más inferior) que este otro gran club disputaba. ¡Qué pena más grande!. Pues ruego me perdonen, pero no puedo resistir en este momento el comentar que horas antes del luctuoso suceso recuerdo fueron portadas de todos los noticieros deportivos las manifestaciones de Xavi, su actual entrenador, diciendo nada menos que el Barcelona era sin duda el club más difícil del mundo, ya que desde la llegada de Cruyff, tienen que ganar pero….¡atención!, jugando bien.

Pues que se den una vueltecita con el Tour del Bernabéu y que  hagan unas cuantas fotos de las salas de trofeos, y que comparen.

Reconozcamos los madridistas que nosotros en ocasiones es cierto que no jugamos muy bien, pero ganamos, y ganamos, y ganamos, y ganamos, y volvemos a ganar, y a ganar, y a ganar. ¿Por qué?

Pues porque señores, en ningún otro club del mundo se odia tanto la derrota y tampoco en ningún otro pelean sus jugadores como en este; hasta la última gota de su sudor, como bien dice el himno…… hasta el final.

¡Hala Madrid!