Desarticulando la Información: Sicariato mediático e intento de magnicidio
El intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, habría tenido en el terreno mediático un estruendoso preludio, y posteriormente una campaña para desvirtuar lo que realmente puede ser considerado como un hito peligroso para la democracia argentina.
El intento de magnicidio contra Cristina Kirchner estuvo antecedido por diversas predicciones, una férrea campaña de odio contra lo que representan los Kirchner y la izquierda en Argentina, y finalmente, le ha seguido un relato que acaba por desmentir que se trató del asesinato frustrado de la vicepresidenta argentina.
El analista argentino Atilio Borón, resume lo que considera toda una ofensiva mediática. Esta buscaba la eliminación de Cristina Kirchner del escenario político, tanto de Argentina como de América Latina.
Sicariato mediático
“El sicariato mediático le dedicó los más groseros insultos, la hostigó sin límites, y la “deshumanizó”, hasta convertirla en el mal absoluto, ante lo cual lo único sensato que una sociedad puede hacer para protegerse de su nefasta influencia es enviarla a la cárcel e inhabilitarla de por vida para cualquier cargo público o de no ser posible esto, matarla”, sentencia Borón.
La operación dirigida a justificar la muerte de Cristina Kirchner, quedó evidenciada en la reacción de varios “influencers”, tanto argentinos como latinoamericanos, que en cada ocasión que la muerte acecha o visita a sus adversarios, no vacilan en celebrarla. Tampoco si esta resulta ser de una forma violenta.
“Al Kirchnerismo cárcel o bala”, es una de las consignas que se difundieron por las redes. Otras publicaciones lamentaron que Fernando Sabag Montiel fallase en su intento de asesinar a Kirchner.
Hipótesis del montaje
La primera hipótesis que dejó rodar la derecha fue la de que el intento de magnicidio fue un presunto montaje.
“Creo que no estaba ahí (Sabag Montiel) para hacer un magnicidio, sino para hacer una apariencia de él”, declaró Guillermo Cueto, exagente de la CIA, en el medio Radio Perfil.
Atilio Borón señala que la derecha trató de restarle importancia al intento de magnicidio, o peor aún, insinuar un autoatentado.
Pero esta hipótesis se vino abajo en el momento en el cual se recabaron las principales pruebas de que, Fernando Sabag Montiel, era un agente político antikirchnerista. Tenía vinculaciones neonazis y además actuó en complicidad con otra persona, Brenea Uliarte.
A la compañera de Sabag, se le encontraron en su teléfono móvil diversas pruebas de las intenciones de matar a Kirchner. Algunas fueron divulgadas a la prensa, entre ellas, imágenes de Sabag Montiel posando con las armas que le fueron incautadas después de su detención.
Las encuestas
Ya no se trataba de una hipótesis sostenida solo por los hechos. Los medios trataron de posicionar a la opinión pública, algo que, aparentemente, la propia opinión pública pensaba y favorecía el escenario del montaje o autoatentado.
Este ejercicio de posverdad advertía que, el 62,49% de los argentinos, no creía en la versión del atentado.
Medios como “El Debate”, aseguraron que el intento de asesinato de Cristina Kirchner se trató de una “pantomima”, dirigida a victimizar a la vicepresidenta argentina.
Acción solitaria
Las empresas de comunicación no pudieron sostener más la hipótesis del montaje del intento de magnicidio y se decantaron por hablar de una acción en solitario de Fernando Sabag Montiel.
“Sabag Montiel vivía en una tapera, venía de hacerse en Quilmes un tatuaje medio nazi. Ni asesino a sueldo, ni actor: un marginal en busca de protagonismo”, señalo Ricardo Roa, editor del Diario Clarín.
Lo que no se dice
El intento de magnicidio contra Cristina no sería el primero. Tampoco el odio es algo que llegara con la izquierda, y mucho menos de la mano del kirchnerismo.
Los medios no lo recuerdan (y tratan de que así se mantenga), pero es posible ubicar en internet los panfletos contra Evita Perón, los cuales decían “viva el cáncer” y celebraban la muerte de la recordada líder progresista de Argentina.
“Desgraciadamente, la historia de nuestro país está surcada por el odio”, señala categóricamente Atilio Borón.
Pero la prensa argentina se niega a reconocerlo, y está bien así, mientras todo favorezca al lawfare, a la injusticia, y a los sectores más privilegiados de ese país.