El Plan Camino se pone en marcha
El Plan Camino por fin ve la luz. Con estas medidas, pretenden desincentivar la demanda de la prostitución, obtener más datos sobre esta dura realidad y reinsertar a víctimas de esta lacra, entre otros objetivos concretos.
En España, la trata y la prostitución son considerados fenómenos sociales brutales y desagradables. Lamentablemente, estas prácticas perviven aún en nuestro presente.
Plan Camino, un programa necesario
Es por ello que, en un esfuerzo por paliar este flagelo que pretende codificar al otro igual hasta convertirlo en mercancía, el Ministerio de Igualdad, de la mano de Irene Montero, ha delineado un programa llamado Plan Camino.
Su aprobación por parte del Consejo de Ministros, apunta a generar una serie de líneas de trabajo que deberán alinear a las Comunidades Autónomas, Ministerio y Ejecutivo. Con ello, se aunarían las fuerzas para obtener un objetivo común.
“Con este plan, tratamos de ayudar a esas mujeres que aquí son cifras, pero que son vidas truncadas a las que queremos darles respuesta”, tal y como plantea el equipo del departamento ejecutante.
Este plan de gobierno se ha presentado en 28 medidas que estarán ejecutándose durante los próximos cuatro años. Con él pretenden dotar, tanto a las competencias pertinentes como a la sociedad, de las herramientas necesarias para alcanzar una serie de objetivos concretos. Por extensión, también pretenden garantizar la protección para las víctimas.
El presupuesto total será de unos 204 millones de euros.
Las mujeres extranjeras
El equipo de Igualdad ha dicho que, “en un país en que el 90% de las mujeres que atienden las organizaciones son migradas en situación administrativa irregular, la regularización es la única vía para que esta salida se haga realidad para todas ellas”.
En este sentido, han querido poner especial interés al proceso de levantamiento y registro de información.
Los datos
Uno de los retos planteados por el Plan Camino es, precisamente, hacer lo que han denominado “la mayor encuesta sobre trata y prostitución de la Unión Europea”.
La falta sustancial de datos recogidos en torno al problema de explotación sexual y tráfico de mujeres y niñas, ha sido hasta ahora un freno para dimensionar y formular políticas acertadas y eficientes. De ahí este necesario macro registro que podría ayudar muchísimo a diferentes niveles.
Otras medidas son las destinadas a crear jornadas de concienciación y disminución de la demanda. Principalmente en “adolescentes, hombres jóvenes y adultos”. “Con especial énfasis” en zonas turísticas y de ocio donde suele ser mayor, “y en áreas geográficas críticas como son las fronteras con Portugal y Francia”.
Se plantean abordajes destinados a buscar la reinserción sociolaboral de estas mujeres. Recordemos que, muchas de ellas, son víctimas de la miseria y el abandono, para las que buscar un futuro mejor puede resultar algo complejo.
También se plantea la posibilidad de demandar ante el sistema de justicia sin correr riesgos. Esto tiene como objetivo proteger a las víctimas, y que estas no se vean implicadas en innecesarias represalias.
En definitiva, esta serie de medidas abren una serie de posibilidades que traerán avances significativos en el tejido social español. El plan está establecido. Ahora solo falta que dé el resultado esperado.
Si es así, estaremos ante una ventana de esperanza para frenar una de las lacras más grandes.