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Los delitos de odio aumentan un 67,63% en España

Los delitos con motivos xenófobos, racistas y homófobos toman más fuerza con el discurso de odio de la ultraderecha. Además, el propio blanqueamiento desde los medios de comunicación agravan aún más la situación.

El informe que revela la evolución de los delitos de odio en España durante el 2021, ha sido presentado recientemente. Con él se informa que de un total de 1.802 infracciones, 466 están relacionadas con personas LGBTI+ (sea por orientación sexual o identidad de género).

Por tanto, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, expuso que esta cifra supone un ascenso de 67,63% con respecto a los resultados del año 2019, y un 68,23% en comparación con el de 2020. Son datos preocupantes que se deben tener muy en cuenta.

Así que, en total, de los 466 delitos de odio contra el colectivo LGTBI que fueron notificados, hay un saldo de 530 personas afectadas, de las cuales el 13% son menores de edad. Según confirman también los datos, el 80% de las víctimas eran hombres y el 20%, mujeres.

No es la primera vez que esto ocurre, ya que la orientación sexual o la identidad de género son considerados la tercera causa de delito de odio en España desde el año 2020. Son números y aportes que se reflejan de acuerdo con las estadísticas de criminalidad del Ministerio del Interior.

La tendencia del odio

Sabemos que estos delitos suelen ser más frecuentes cuando hay numerosos discursos de odio. Estos, además, tienden a pertenecer a grupos extremistas y partidos ultraconservadores.

Lo cierto es que los delitos de odio no son cometidos “de la nada”. Estos están motivados por prejuicios hacia grupos particulares de personas, según define la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

Las infracciones hacia estos individuos pueden estar impulsadas por diferentes cuestiones. En ese grupo se incluyen los de raza, el origen nacional o étnico, el lenguaje, el color, la religión, el sexo, la edad, la discapacidad intelectual o física, la orientación sexual u otro factor similar.

En España, este tipo de actos delictivos se han constituido como “fenómenos complejos” que solo van en crecimiento desde el 2014, a medida que aumentaron los radicalismos.

Datos a tener en cuenta

Por supuesto, hay diversos tipos de actos que podrían calificarse como “delitos de odio”. Entre ellos destacan las lesiones (382) y las amenazas (381), seguidas por los daños (124) y las injurias (117). La mayoría de ellos (732) fueron cometidos en la vía pública, y después aparece la vivienda, en 373 ocasiones.

Ello nos dejaría con los asociados a la xenofobia y el racismo (639, un 37% del total), seguidos de aquellos relacionados con la identidad de género y orientación sexual de la víctima (466, un 27% del total). Estos experimentaron un significativo aumento del 67% con respecto a 2019.

A pesar de que estamos en plena globalización y existen sociedades que podrían catalogarse como multiculturales debido a diferentes factores —el más común de todos, la migración—, todavía existe demasiada discriminación.

En el mismo informe se desglosan los casos según la nacionalidad de los afectados. En primer lugar se reflejan a los propios españoles (65,53%). Mientras que, dentro del conjunto de víctimas de nacionalidad extranjera que representan el 34,47% restante, las más afectadas son procedentes de Marruecos (9,66%). Posteriormente, le siguen Colombia (2,72%) y Venezuela (1,76 %).

La ultraderecha, uno de los motivos del aumento

De esta forma, el Ministerio del Interior apuntó que dicha tendencia se debe al odio creciente que se está normalizando a través del discurso de la ultraderecha. Además, estos se están blanqueando en los principales medios de comunicación de España, lo cual está afectando a diferentes colectivos e incrementando las agresiones.

Un claro ejemplo sería Iván Espinosa de los Monteros, portavoz de VOX en el Congreso, cuando afirmó en una entrevista publicada el 27 de enero de 2020 que “el problema es que en España hemos pasado de un extremo a otro: de pegar palizas a los homosexuales a que ahora esos colectivos impongan su ley”.

Ante la situación, la Presidenta de ALAS A Coruña, Ana García Fernández, sostuvo que hay un gran peso que debe recaer en las instituciones para que de “modo conjunto se trabaje” y así se pueda erradicar la discriminación.

Ahora la tarea es ponerle el freno a la desigualdad, las agresiones y la inseguridad que existe para estos colectivos. Todo ello generado por los discursos de odio que proceden desde los sectores ultraconservadores.

Existe un problema real. Todavía hay mucho por hacer y todas las instituciones pertinentes deben arrimar el hombro.