Gustavo Petro: 100 días de seguidismo o cambio total
Petro cumple 100 días al frente del primer gobierno de izquierda de Colombia. A estas alturas, el balance lo coloca todavía a las puertas de un cambio total y bajo la sombra del seguidismo a EEUU.
Con Gustavo Petro todavía no está del todo claro, pues el cambio total o el seguidismo a los EEUU son posibles. Aun cuando ya ha escrito bastante fuera de los bordes (sobre todo con aquel discurso en la ONU), sigue siendo un enigma cuál será la posición de Colombia en el gran tablero sudamericano.
El País habla de un “éxito descomunal”, o al menos así lo divulga Petro, cuando realmente el coloso mediático de España le hace un examen donde podría tener un 7 de 10.
Mientras tanto, el presidente colombiano puede, efectivamente, rendir un informe donde anotar varios éxitos. Hablamos de la resonancia de su discurso contrahegemónico sobre el problema de las drogas en la ONU, el restablecimiento de relaciones con Venezuela (la de Maduro) y el avance en su política de paz total.
Pero hay cosas que no están claras y no son tolerables en un escenario mundial donde ahora, más que nunca, hay que saberse situar y sin que quepan dudas, en alguno de los lados de la historia.
De pragmático a seguidista
Petro no podía irse de bruces y la realidad le ha obligado a ir con mucha cautela. Sobre todo en el problema de la tierra, y también en el manejo de sus relaciones con los EEUU, país que con la excusa de la lucha contra el narcotráfico posee siete bases militares en territorio colombiano.
Por otra parte, el pragmatismo de Petro (suficientemente elogiado por El País), le llevó efectivamente a entregar diversas responsabilidades a sus adversarios, sobre todo al Partido Conservador y al Partido de la U, ubicados al otro lado de la acera.
El mandatario democrático se declara defensor de la democracia liberal. Esto lo acerca a EEUU y a la OEA, y de hecho, en su reunión con Nicolás Maduro hizo votos por su retorno al sistema interamericano.
Pero la OEA, el sistema interamericano y el gran paradigma de la democracia liberal, conforman un túnel que va directo hacia el control hegemónico de los EEUU sobre América Latina, quedando atrás el sueño bolivariano.
Entonces, el gesto simbólico de la espada se vaciaría. Eso no se lo celebra nadie, ni siquiera El País.
La agenda progresista de América Latina
Petro llegó con mucha fuerza, pareciéndose más a su homólogo Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, las prioridades que ha escogido comienzan a colocarlo en otro lugar del espectro.
“La democracia liberal es parte de la agenda progresista en América Latina”, recalca Petro en uno de varios trabajos periodísticos que le resaltan, a propósito de sus cien días de gobierno.
La verdad es que, si bien la izquierda que va llegando al poder es un poco menos “radical”, el horizonte que ha planteado, sobre todo en Brasil, es revitalizar la UNASUR. Este es un organismo que procura la superación de la democracia liberal, aunque es algo así como una especie de fruto venenoso que restringe el poder al simple ejercicio del voto.
Obviamente, América Latina debe jugar hábilmente para acercarse a la zona de gol. Allí donde las circunstancias de la guerra y el agotamiento del modelo neoliberal le han puesto. Pero esto no quiere decir que sea obligatorio resguardarse bajo la sombra del seguidismo, pues la historia ya ha demostrado que se trata de una trampa.