La historia del Mundial de fútbol: contexto y curiosidades
Bienvenidos a este recorrido por la historia de un evento tan grandilocuente como el del Mundial de fútbol. Y por favor, recuerden que “la pelota no se mancha”, dijo un día D10S.
Estamos en esos días en los que se acaba de dar el pistoletazo de salida a un nuevo Mundial de fútbol. Quien escribe, hace años que perdió la inocencia, ilusión imberbe, con este evento. No soy de aquellos que harán boicot porque la pelota está por encima de la política y es sujeto en sí misma, pero tampoco puedo pasar por alto cuanta sangre y explotación obrera ha costado cada estadio.
A estas fechas, mi yo niño tenía sus álbumes de Panini o Danone completos, y me sabía las escuadras de cada selección: Zico, Sócrates, Eder o Falcao, así como los Platini, Tigana, Giresse, Schumacher, Rummenigge, Maradona, Pasarella, Kempes, Arconada, Gordillo, Juanito, etc. Yo no levantaba metro y medio del suelo, pero de memoria los recitaba. Aquel fue mi primer Mundial, el de España 82, aunque realmente los “míos” fueron los del 90 (mejor himno mundialista de la historia, quizá el único bueno. Me dicen “Waka waka” y no se de qué me hablan) y el 94, divina pubertad y adolescencia. Permítanme describir un primer cromo: “Roberto Baggio, pelota cosida al pie”.
Pasemos al ejercicio de reminiscencia y curiosidad que es este artículo/serial.
I. Los mundiales antes del Mundial
Los “mundiales antes del Mundial” fueron las competencias de fútbol en los JJ.OO, de las cuales la FIFA era la encargada de organizar dentro de las distintas que se daban en cada uno de los deportes. Así, en los Juegos Olímpicos de inicios del siglo XX, campeonaron combinados como Reino Unido (en los JJ.OO. compiten unificados), Bélgica, y una Uruguay que enlazó dos oros con el primer campeonato del mundo. Uruguay, tan pocos ganando tanto.
II. Los mundiales sin televisión
Años después, la FIFA decide crear una competencia propia, y Uruguay 1930 será el primer Mundial de fútbol de la historia. Antes del torneo, los equipos habían de desplazarse. Se cuenta que los europeos entrenaban en la cubierta de los barcos que, en viajes transoceánicos, tardaron no pocos días en cruzar hasta llegar a Uruguay. Las selecciones, no sin controversia, fueron clasificadas por invitación, y el propio desarrollo del campeonato trajo como final lo que hoy en día conocemos como “El Clásico del Río de la Plata”, entre las dos orillas del citado río. Se trataba de Uruguay contra la Argentina. Fueron los primeros los encargados de levantar el antiguo trofeo, en aquel momento denominado Jules Rimet (presidente de la FIFA).
Cuatro años después, y ya con fases clasificatorias, llega Italia 1934. La Italia fascista de Mussollini hace de anfitriona. Las crónicas hablan de un buen “rapina” o “furto” a la República de España, antes de alzarse con el Mundial en la final ante Checoslovaquia. Si lees Guisseppe Meazza, un estadio muy conocido de Milán, es en honor a un Campione del Mondo. Meazza, en cuartos de final, había apeado a la selección de la República de España tras un desempate (replay de los de la FA Cup). No había tandas de penaltis, aunque Ricardo Zamora había sido antes el primer portero en atajar uno (sí, estás en lo cierto, es quien da nombre al trofeo del portero menos goleado de la liga).
Antonio Gramsci: “el fútbol es el reino de la libertad humana ejercido al aire libre”. Vivió aquel Mundial encarcelado, y en deterioro imparable de salud, moriría sin ver a la azzurra bicampeona.
Ya en Francia 1938, se incumple la norma de la alternancia continental, y media América (solo Brasil acude) boicotea el Mundial. Será junto con una Cuba prerrevolucionaria la única presencia americana. En un torneo jugado íntegramente por eliminatorias desde octavos de final (ahí cae la Alemania cuya bandera de presentación era con una esvástica), Italia, previo de eliminar a Brasil en semis y derrotar a Hungría (otro que fue un pequeño gigante en el fútbol) por 4-2, sería la primera bicampeona. De nuevo, Meazza entre los campioni y Mussolini reforzado. Pero dejen a la pelota, no la manchen.
Bien manchada que habría estado en 1942, donde la Alemania del III Reich, la de de los “mil años”, iba a ser la organizadora. Finalmente, no lo fue. Tampoco hubo Mundial en 1946.
Brasil 1950, con los Zizinho, Ademir y Baltazar entre otros, y 200.000 almas bajando de los cerros a Maracaná. Los inventores acudiendo a un Mundial y cayendo ante el gol de Zarra. Brasil camino del título en la segunda fase de liguilla, con 7 y 6 goles anotados en los dos primeros partidos de la misma. Basta el empate ante Uruguay. Se adelanta Brasil pero ya lo saben, Giggia y Schiaffino, y el mayor revés en la historia del fútbol. Brasil cambiará de camiseta y nacerá la verde amarela. Uruguay es bicampeona del mundo, al igual que olímpica. Uruguay, solo en Río de Janeiro o en Sao Paulo viven más gente que en todo su territorio. ¡Qué mérito!
Continuará…